El PSOE ve posible pactar la financiación de Cataluña con ERC y hacer luego la reforma general del sistema

La reforma del sistema de financiación autonómica, caducado desde hace 10 años, se ha abierto paso como el asunto que podría llevar a ERC a apoyar una investidura de Salvador Illa, después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, considerara "factible" la posibilidad de mejorar el dinero que el Estado destina a Cataluña.

Los términos de la negociación son aún dispares, los republicanos piden un concierto propio, que les saque fuera del régimen común y recaudar el 100% de los impuestos. Y el Gobierno lo que ofrece es financiar con más recursos las competencias cedidas. Pero, el acuerdo, si finalmente se produce, ya está centrado en una nueva financiación. Para el presidente, "es compatible mejorar el sistema de financiación autonómica desde el plano multilateral y al mismo tiempo articular una financiación singular para un territorio tan importante como Cataluña".

Lo que sucede es que ambos procesos no coinciden en el tiempo. El PSOE se comprometió en su programa electoral a abrir este melón en el plazo de un año y pretende consensuarlo con el PP, que gobierna en once autonomías. Génova rechaza ese pacto y sostiene que el Ministerio de Hacienda debe tratarlo directamente con sus comunidades en el seno del Consejo de Política Financiera y Fiscal.

El debate estaba congelado por ahora. Se abordó por primera vez de manera seria en la reunión entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, que se produjo el 22 de diciembre. No hubo ningún avance y eso dejó en el aire el cambio de modelo. La necesidad del PSC de que ERC vote a Illa lo resucita. Si el 25 de agosto no es president, las elecciones catalanas se repetirán.

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El Ejecutivo, que debe dar el visto bueno a esta negociación, se ve obligado así a pactar el aumento de la financiación para Cataluña antes de hacerlo con el resto de comunidades autónomas. Una circunstancia que, fuentes del partido, ven totalmente viable. Se acordaría una reforma con los republicanos, que luego se plasmaría en el pacto sobre la nueva financiación con el resto de regiones, a través de una modificación de la LOFCA que deben votar las Cortes Generales.

Se trataría de la misma fórmula que el PSOE utilizó en el acuerdo con ERC para la investidura de Sánchez sobre la condonación de deuda. El compromiso es que el Estado absorba 15.000 millones de euros que Cataluña debe al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Pero en las conversaciones ya se avanzó en la manera de cuantificar esa quita: en lugar de la infrafinanciación que fue el elemento que siempre se había manejado se apostó por medir las consecuencias de la crisis económica y los "recortes" ejecutados por Cristóbal Montoro, que obligaron a todas las regiones a "endeudarse". Un concepto más favorable a los intereses de Cataluña.

La posibilidad de condonar parte del endeudamiento está abierta al resto de autonomías -de hecho el Ministerio de Hacienda sostiene que se van a acoger todas-, pero bajo esas premisas, que condicionan el cálculo de la quita para las demás comunidades.

Con ERC, al margen de que haya o no entendimiento para la investidura de Illa, la discusión está muy avanzada y se reflejó en el pacto de noviembre, que ya compromete al Ejecutivo a esta financiación a medida. Ahí quedó por escrito la existencia de "cuestiones singulares", que deben ser cubiertas.

La financiación de los Mossos d'Esquadra, que prevé un aumento de plantilla de 3.739 agentes más hasta alcanzar los 22.006 efectivos, la constitución y puesta en funcionamiento de nuevos órganos judiciales y los servicios penitenciarios para "adecuar la financiación estatal a su coste real". Además, se prevé que el Estado aporte no menos de 150 millones de euros anuales para proyectos estratégicos en materia de investigación científica y técnica.

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De lo que se trataría ahora es de institucionalizar todas estas promesas (financiación singular) en una nueva financiación autonómica, que el Gobierno aspira también a que se apruebe con el concurso de todas las comunidades (financiación multilateral) y el voto favorable del PP.

Como por ahora los populares, y también barones socialistas como Emiliano García-Page y el secretario general del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo, se muestran en contra de una financiación a la carta para Cataluña, Ferraz ha recuperado unas palabras de Feijóo en 2016, que en una conferencia en el Círculo de Economía como presidente de Galicia se mostró abierto a un concierto económico para la Generalitat.

Y también el programa electoral del PP catalán de 2012, con Alicia Sánchez Camacho como presidenta, en el que defendían que "trabajarán para defender una financiación singular para Cataluña basado en el principio de ordinalidad (recibes del Estado en la misma medida que aporta a la caja común) y una solidaridad finalista".