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España llega a la cumbre clave de la OTAN como el farolillo rojo militar: "Son los morosos de la Alianza"
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España llega a la cumbre clave de la OTAN como el farolillo rojo militar: "Son los morosos de la Alianza"

La OTAN publicó cifras de inversión en defensa de sus 32 socios y España aparece en el último lugar, arrebatándole el farolillo rojo a Luxemburgo, y por detrás de Eslovenia y Bélgica, países con una impronta militar minúscula

Foto: Brigada Canarias del Ejército de Tierra en 2023. (EFE/Quique Curbelo)
Brigada Canarias del Ejército de Tierra en 2023. (EFE/Quique Curbelo)
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Habla un exmilitar que conoció de cerca los entretelones de las grandes cumbres de la OTAN: "Cuando los líderes de la Alianza se reúnen, en la sala hay un proyector que va pasando la información a revisar. La lámina más importante es la del gasto y ver tu bandera abajo causa desazón. La gente puede creer que no tiene repercusión, pero sí la tiene. Nuestros socios nos miran mal. En una cumbre con Donald Trump la cosa se puso muy tensa. No creo que ahora [en la cumbre de Washington] llegue a ese nivel, pero que nos van a afear la conducta, eso seguro".

La OTAN acaba de publicar esta semana cifras estimadas de inversión en defensa de sus 32 socios para 2024 y España aparece en el último lugar, arrebatándole el farolillo rojo a Luxemburgo, y por detrás de Eslovenia y Bélgica, países con una impronta militar minúscula. Con un gasto militar del 1,28% del PIB, el país se sitúa en el grupo de ocho miembros que no han cumplido el compromiso asumido hace ya diez años de llegar a un mínimo del 2% este 2024. El Gobierno de Pedro Sánchez ha prometido espera llegar a ese nivel de inversión para el año 2029.

El cronograma (y sus hitos) revelan dos cosas: España no tiene el peso militar y estratégico que le corresponde por su tamaño económico e influencia diplomática; y que la polarización y la inestabilidad política están torpedeando el debate social pendiente sobre la defensa nacional. Señales como el frenazo de este ejercicio por la prorrogación de los presupuestos aventuran que llegar a este objetivo no será tarea fácil.

"Hay 23 países que están gastando al menos un 2% del PIB en defensa. Mientras, los morosos de la Alianza (y es así como deberían ser llamados) son: Croacia (1,81%), Portugal (1,55%), Italia (1,49%), Canadá (1,37%), Bélgica (1,3%), Luxemburgo (1,29%), Eslovenia (1,29%) y España (1,28%)", dijo Colby Badhwar el analista de seguridad del medio especializado The Insider, en sus redes.

El podio de gasto militar lo ocupan Polonia (4,32%), Estonia (3,43%) y EEUU (3,38%). También Letonia y Grecia superan la barrera del 3%. Por su parte, los otros grandes peso pesados de la Alianza, Reino Unido (2,33%), Alemania (2,12%) y Francia (2,06%), superan el umbral comprometido. Pero entre el año pasado y el actual se han sumado 10 países al club de los cumplidores, incluyendo París (1,9%) y Berlín (1,57%), que no llegaron al 2% en 2023. Destacan además el avance de Turquía (del 1,31% al 2,09%) Dinamarca (del 1,65% al 2,37%) y República Checa (del 1,5% al 2,1%). Hay que tener en cuenta que, al ser una medida vinculada a la evolución del PIB, la cifra se ve afectada por el desempeño de toda la economía nacional.

El principal elemento para contextualizar estos datos, coinciden los expertos, es geográfico. Los países bálticos, nórdicos y del este de Europa, incluyendo Alemania, sienten la amenaza rusa más cerca, por lo que acelerar los presupuestos ha sido —política y socialmente— más fácil para los gobiernos. Cuando más alejados del conflicto, más resistencias hay para acelerar el gasto militar en momentos de alta inflación y bajos salarios.

Foto: Klaus Iohannis en el congreso del Partido Popular Europeo en Bucarest. (EFE/Robert Ghement)

"Nosotros no podemos compararnos con Polonia. Primero, por la memoria que tienen de sus conflictos, y segundo, porque están muy cerca de la guerra, son fronterizos. Nosotros estamos muy lejos y tardaremos más en percibir los riesgos de la invasión rusa", considera el general (r) Pedro Méndez de Vigo, asesor senior de la división de defensa de la consultora LLYC. "Aunque la sociedad es cada vez más consciente de la necesidad de invertir en defensa, todavía hay reticencias. Incluso los que están de acuerdo en gastar más se plantean el dilema de dónde se detrae ese gasto. Hacer ese ejercicio nos va a costar mucho", avisa.

Un discreto segundo plano

El momento de publicación de las cifras no podría ser más inoportuno, justo cuando los aliados euroatlánticos se preparan para la cumbre de Washington, que se celebrará del 9 al 11 de julio. El encuentro tiene una gran carga simbólica, con las celebraciones por los 75 años del Tratado del Atlántico Norte, pero también operativa, ya que se espera conocer al sucesor del noruego Jens Stoltenberg quien, tras varias prórrogas y una década en el puesto, dejará la secretaría general de la OTAN después del verano.

"En Washington, el 75 aniversario casi se convierte en una anécdota. Lo importante es el cambio de secretario general, con encuentros de alto nivel para acabar de limar los pequeños flecos que hay quedan para que Mark Rutte, ex primer ministro holandés, tome el testigo de Stoltenberg. Con esta agenda, y estando el mundo como está, la situación de la OTAN es especialmente delicada y todo se mira con lupa. Sin duda, llama mucho la atención el país que está en la cola", considera Francisco J. Girao, experto en defensa en la consultora de asuntos público Atrevia.

Foto: Trump, con el secretario general de la OTAN, en 2019. (EFE)

Según los expertos consultados, el peligro de este rezago es que la voz española en el foro militar occidental por excelencia quede relegada a un discreto segundo plano. No importa que España sea la cuarta economía europea o el octavo exportador mundial de armamento. El gasto es la muestra del compromiso y el nivel compromiso es lo que te da influencia en los momentos clave.

"Este año veo una cumbre menos tensa por la efeméride, pero el año que viene en Bruselas, si no han cambiado las cosas, puede ser preocupante. Cuando España vaya a tomar la palabra, puede que le hagan algún reproche. No son acusaciones personales, pero sí reproches nacionales. Y aunque hay mucha educación, pero en esas cumbre se dicen cosas serias. Si no estamos cumpliendo (con la inversión) no deberíamos tomar la palabra. Esto se ha llegado a decir", explica la fuente militar.

Con los presupuestos prorrogados, mucha incertidumbre sobre las cuentas del ejercicio 2025 y una tensión en el seno de la coalición de gobierno en torno al tema militar, las perspectivas no son halagüeñas. Aunque el Ejecutivo socialista ha dado muestras públicas de respaldo a la industria de defensa y a la modernización de las Fuerzas Armadas, está aprobando buena parte de sus políticas militares por la puerta de atrás, evitando tener que pasar por el trance del Congreso (donde socios y aliados no comulgan con su gestión del desafío estratégico). Se hizo con la llegada de nuevos destructores estadounidenses a la base de Rota o con el paquete de ayuda a Ucrania de 1.100 millones para armas y munición.

"No ha habido en España todavía ese debate social de forma seria y profunda sobre el futuro y dimensión de la defensa nacional. Sin embargo, hay dos elementos para el optimismo. Por un lado, le hemos visto las orejas del lobo en Ucrania, tanto en términos de valores humanos y democráticos, como entender que un conflicto al otro lado del continente nos puede afectar directamente al bolsillo", recuerda Girao. "Y por otro, aunque partimos de una posición de inversión en defensa nacional muy baja, también partimos de una buena opinión de las fuerzas armadas. Dicho esto, hay mucho por hacer por parte de los políticos y de la industria", abunda el analista.

Vieja promesa, nueva amenaza

Para la OTAN, que lo importante es el panorama general. La invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022 ha disparado el gasto en armamento y modernización militar a niveles inéditos desde la Guerra Fría (y, en algunos casos, desde la Segunda Guerra Mundial). En 2014, apenas tres países (Estados Unidos, Grecia y Reino Unido) superaban la cota mínima fijada ese año en la cumbre de Gales. La meta no era arbitraria. Moscú acaba de realizar su primera agresión contra el país vecino, anexionándose ilegalmente Crimea y agitando a los separatistas prorrusos del Donbás. Pero Europa venía de lidiar con la gran recesión de la crisis financiera y no estaba el horno social para bollos geopolíticos. Hace una década, España no llegaba ni al 1% de inversión en defensa.

"Hay un déficit de solidaridad en la inversión en defensa y los aliados nos lo echan en cara. Eso es evidente. Pero también es verdad que, con los pies en la tierra, todo el mundo sabe de qué posición partimos. España ha tenido un déficit endémico de inversión en defensa y hemos estado incluso el 0,8%", comenta Méndez de Vigo. "Ya en 2014, siendo presidente Barack Obama, ya hubo una crítica muy fuerte a determinados aliados y, concretamente, a España. Eso rápidamente quedó en agua de borrajas", agrega el militar en reserva que, entre otros puestos, ejerció como subdirector general de relaciones internacionales del Ministerio de Defensa.

Foto: Ejercicios militares Quadriga de la OTAN. (DPA/Kay Nietfeld)

El mantra del 2% se repitió en la cumbre de Madrid y en la de Vilna, donde se insistió que el objetivo es considerado un mínimo, y no un techo, en inversión militar. Dos organizaciones de la OTAN se encargan de hacer estos cálculos de gasto, que incluyen elementos tan variables entre países como los salarios y pensiones militares, las guardias costeras o las misiones de paz. España trata de hacer valer sus puntos fuertes, como los montos destinados a la adquisición de armamento y tecnología militar (que están en el 30% del gasto total, 10 puntos por encima del mínimo recomendado), o su compromiso en las misiones internacionales.

Pero estos detalles son irrelevantes para los halcones de la Alianza. Y el panorama podría cambiar radicalmente si Trump asegura en noviembre un segundo mandato presidencial. El candidato republicano llegó decir que, lejos de defenderlos, animaría a Rusia a agredir a aquellos miembros de la OTAN que no respetaran los compromisos de gasto. Los analistas coinciden en que la declaración altisonante tiene mucho de bravuconada electoral, pero también es una muestra de que en la Casa Blanca se agota la paciencia con los aliados "morosos".

"Si hubiera una agresión contra cualquier miembro de la Alianza, el Artículo 5 dice que España está obligada a considerar, que no a actuar, la defensa del país agredido, entendiendo que el ataque contra uno es un ataque contra todos. No hay que tomarse en serio la amenaza de Trump, que fue una clara boutade política. Pero tiene una base que subyace en el Artículo 5: si tu no me tomas en serio mi defensa, yo no me tomo en serio la tuya", abunda el antiguo mando militar. "Así que, o nos ponemos las pilas, o vamos camino de la irrelevancia".

Habla un exmilitar que conoció de cerca los entretelones de las grandes cumbres de la OTAN: "Cuando los líderes de la Alianza se reúnen, en la sala hay un proyector que va pasando la información a revisar. La lámina más importante es la del gasto y ver tu bandera abajo causa desazón. La gente puede creer que no tiene repercusión, pero sí la tiene. Nuestros socios nos miran mal. En una cumbre con Donald Trump la cosa se puso muy tensa. No creo que ahora [en la cumbre de Washington] llegue a ese nivel, pero que nos van a afear la conducta, eso seguro".

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