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Los 5 minutos de gloria del espeleólogo perdido que irritaron a un país: "¡¿Eso quién lo paga?!"
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Los 5 minutos de gloria del espeleólogo perdido que irritaron a un país: "¡¿Eso quién lo paga?!"

50 horas después de estar atrapado en una cueva de Cantabria, Alfonso Urrutia ofreció unas escuetas declaraciones. ¿El resultado? Civiles cabreados, una investigación abierta y expertos defendiendo que la zona sí estaba bien balizada

Foto: Alfonso Urrutia, feliz al salir de la cueva. (Europa Press/César Ortiz)
Alfonso Urrutia, feliz al salir de la cueva. (Europa Press/César Ortiz)

"¡Muchas gracias! ¿Angustia? Angustia ninguna, nos hemos quedado tranquilamente esperando a que la gente profesional nos venga a buscar. ¿Nerviosos? No, en ningún momento. Nos hemos perdido en una zona que no estaba bien balizada".

Estas fueron las primeras declaraciones de Alfonso Urrutia después de estar más de 50 horas dentro de una cueva a más de 100 metros de profundidad. El espeleólogo y su pareja, Paloma Bombín, fueron rescatados por los servicios de emergencia, UME y Guardia Civil después de que pasasen las 20 horas que calculaban que estarían en su interior. Una vez en el exterior, Urrutia apareció sonriente, con cara de aquí no ha pasado nada, aliviado, feliz y agradecido. Sin embargo, en menos de cinco minutos de declaraciones —después de días sin ver la luz del sol— irritó a civiles, espeleólogos y al equipo de gobierno. El aventurero, originario de Salamanca, ha preferido no participar en este reportaje.

Por un lado, la ciudadanía se le echó encima en redes. Los usuarios se preguntaban que "cuánto había costado ese rescate". Los comentarios en las noticias de este diario sobre el tema decían cosas como "quién va a pagar la fiesta". Por otro, y al asegurar que la zona no estaba "bien balizada", insinuó que la fundación de espeleólogos cántabros (que no es una empresa) que está detrás de la organización tuviera parte de culpa de su pérdida. Y, por último, y en vista de lo mediático del caso, el Gobierno de Cantabria estudia cobrar los gastos del rescate a Urrutia. Todo este sarao en un tiempo récord. La duda es, ¿deberían pagar realmente los dos espeleólogos el importe de su rescate?

La respuesta es compleja y contiene multitud de matices. "Estamos acostumbrados a este debate", reseña el presidente de la Federación de Espeleología de España, José Enrique Sánchez. Según el experto en esta práctica, cada cierto tiempo emerge de nuevo la discusión sobre el coste de sus rescates. "Si yo me caigo por un terraplén y me tienen que rescatar, no me cobran", cuenta a este diario. Además, los miembros de la Federación cuentan con un seguro privado que cubre hasta 18.000 euros de la operación de rescate. Sánchez asegura que ambos espeleólogos tienen ficha abierta en la asociación. ¿El matiz? Que solo se aplica en caso de accidente. Determinar si lo ocurrido en el interior de la cueva Garmaciega-Sima del Sombrero es o no un accidente se conocerá en el futuro cercano.

El caso de Cantabria tiene sus propias particularidades. En esta región, los espeleólogos tienen la obligación de avisar al 112 cuando se introducen en una cueva. Esta práctica se lleva realizando desde hace unos cuatro años. Anteriormente, y desde la década de los 70, lo que había que hacer era pedir permiso al Gobierno de la autonomía para acceder al interior de las profundas y diversas cavidades. El boom de esta práctica y la presión de los profesionales y aficionados culminó eliminando la obligatoriedad del permiso, pero no del aviso.

Alfonso y Paloma no avisaron. Tan solo dejaron constancia de su entrada a Soba abonando los 25 euros de colaboración a la Fundación de Espeleosocorro de Cantabria. "Recogemos ese importe para ayudar a mantener los materiales en buen estado (la instalación y conservación de las cuerdas), pero no somos una empresa. Esto es una fundación sin ánimo de lucro", reseña Martín González, el portavoz de Fundación Espeleosocorro Cántabro ESOCAN. De hecho, el origen de la misma surge de un plan estratégico para poner en valor las cuevas cántabras diseñado por la Universidad de Cantabria a petición del Gobierno regional.

Foto: Puesto de mando en el polideportivo de La Gándara. (EFE/Gobierno de Cantabria)

Al no avisar debidamente, cabe la posibilidad de que Paloma y Alfonso deban de pagar su propio rescate. El Gobierno de Cantabria ha abierto un expediente para valorar si las tasas de la operación deben aplicarse a los espeleólogos. Calcular el cómputo total del coste es complejo porque, como explican fuentes del 112, hay que determinar el tiempo exacto que duró la operación. Es la suma de las horas lo que aumenta o disminuye el importe, no el número de efectivos implicados (a pesar de que fueron más de 60). Además, el dispositivo también contó con el vuelo de un helicóptero en las inmediaciones de la montaña, pero todavía se desconoce si también se incluirá en el monto.

¿Cuál es el siguiente paso? Ahora mismo, el equipo técnico y jurídico se encuentra recabando toda la información. Este periodo de diligencias previas no tiene plazo. Si los expertos determinan que sí se puede aplicar una tasa a los afectados, se iniciará el conocido como "procedimiento administrativo de cobro de tasas", que tiene un plazo máximo de seis meses.

Para colmo, Urrutia explicó que se habían perdido porque la cueva no estaba bien balizada. Estas palabras no sentaron del todo bien entre una Fundación dedicada a fomentar esta práctica: "Llevamos tres años, por la cueva han pasado 200 personas y esta es la primera vez que hay un incidente". Ellos tienen, además, su propio seguro de accidentes. "Si vas por una galería que está balizada (con reflectantes para guiar al espeleólogo por la ruta correcta), y de repente llegas a una que no lo está, eso significa que por ahí no es". González explica que todavía no ha podido hablar con los dos aventureros, pero confía en que sus palabras fueran solo fruto de la tensión del momento.

Foto: Así es la cueva de la Garma Ciega-Sima del Sombrero en Cantabria: pasajes estrechos y excursiones de 10 horas (ESOCAN)

Fuentes del 112 reseñan a El Confidencial que reciben avisos de entrada a la cueva de forma constante. Al tratarse de la "red de cimas más grande de Europa", los ingresos son muy frecuentes. Además, explican que es necesario avisar porque "en caso de que alguien desaparezca, una cueva es el último sitio donde se buscaría". No obstante, dejan claro que estos chicos lo hicieron "todo bien" menos no dejar constancia: "Llevaban agua, comida, se hicieron una zona caliente. Iban muy preparados".

El presidente de la Federación Nacional señala que, por su experiencia, lo máximo que se les puede exigir a estos chicos es una sanción administrativa. "Como espeleólogos, pagamos un impuesto para tener un servicio de rescate y, si voy con mi coche y me caigo por un terraplén, no me van a cobrar el auxilio". Y pone de ejemplo el caso del español atrapado en una cueva peruana en 2014, una operación que obligó a profesionales españoles a viajar hasta el Amazonas para rescatarle: "Aquello costó unos 80.000. Una parte se pagó haciendo una colecta entre nosotros".

"¡Muchas gracias! ¿Angustia? Angustia ninguna, nos hemos quedado tranquilamente esperando a que la gente profesional nos venga a buscar. ¿Nerviosos? No, en ningún momento. Nos hemos perdido en una zona que no estaba bien balizada".

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