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Los chavales que amaban los trenes: por qué el 'trainspotting' está de moda en España
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"LOS TRENES SON EL NUEVO EUROVISIÓN"

Los chavales que amaban los trenes: por qué el 'trainspotting' está de moda en España

Triunfa en nuestro país una afición que alcanzó su punto álgido durante los años 80 en Reino Unido y Japón. Son jóvenes que quieren conservar el patrimonio industrial ferroviario

Foto: Un centenar de jóvenes despiden una línea de metro en Barcelona. (Cedida)
Un centenar de jóvenes despiden una línea de metro en Barcelona. (Cedida)

En septiembre de 1825, el joven John Backhouse, de 14 años, envió una carta a sus hermanas de Londres. Esta vez, en vez de contarles cómo le iba en la comunidad quáquera de Durham a la que le había enviado su familia, Backhouse dedicó toda la misiva a la primera máquina de vapor que se utilizó en Reino Unido. "Fue un espectáculo grandioso ver a tanta gente transitando por la vía de Stockton a Darlington. Se dice que había seiscientas personas en los vagones y diligencias, ¡y la locomotora arrastraba no menos de 90 toneladas!", explicaba el niño, que adjuntó un detallado esquema del tren. "En Stockton se preparó una excelente cena para la nobleza ferroviaria. Podría contarte muchos más detalles, pero supongo que a estas alturas ya estaréis hartas", continuaba.

El documento, una de las joyas de la corona del National Railway Museum de York, demuestra que Backhouse fue el primer trainspotter de la historia. Desde entonces, y son casi doscientos años, millones de personas se han rendido a los encantos del tren. Quedan para hacer fotos a sus máquinas favoritas, construyen maquetas ferroviarias o viajan simplemente por el placer de subirse a un vagón. Se trata de un fenómeno muy extendido en Japón, Francia, Australia y, sobre todo, Reino Unido, donde aún existen publicaciones en papel dedicadas a esta afición.

placeholder Niños londinenses apuntan los trenes en la estación de Newscatle en 1950. ( N.R.M)
Niños londinenses apuntan los trenes en la estación de Newscatle en 1950. ( N.R.M)

En España, que no vivió una Primera Revolución Industrial tan efervescente como la británica o la japonesa, la afición por los trenes se limitó históricamente a jubilados del mundo ferroviario e ingenieros del ramo. Un hobby de nicho, controlado por profesionales de mediana edad, al que están llegando miles de jóvenes en los últimos años.

Una muestra de cómo se rejuvenece la afición por el ferrocarril se vio la semana pasada. En torno a cien jóvenes, todos ellos hombres, se dieron cita en la estación de Ciutat Nova para despedir al último tren de la serie 2000 que circulaba por el metro de Barcelona. "Nos convocó TMB y allí que nos plantamos, voy siempre que puedo a este tipo de eventos", explica a este periódico Bryan Fernández, de 18, uno de los jóvenes presentes. ¿Qué fuerza hace que un adolescente dedique la tarde del sábado a despedir un tren? "Son máquinas con las que hemos viajado muchas veces, las tenemos mucho cariño. Además, estudio para ser maquinista, me interesan todo lo que tenga que ver con los trenes".

Parte del ocio de Fernández consiste en quedar con tres amigos, encontrar a un tramo de vía resultón y hacerle fotos a los trenes que pasan. Después las cuelgan en las redes sociales y reciben comentarios de otros aficionados. Sus favoritas son las series 470, 448 y 269 de Renfe, unas locomotoras que destacan, más que por su diseño, por su gran popularidad en España. "En Barcelona hay una legión de jóvenes a los que les encantan los trenes. Mis padres me apoyan en todo, porque no es una afición cara, aunque me están pagando el grado medio de mantenimiento ferroviario, que cuesta 21.000 euros", afirma.

"Hay muchos aficionados de entre 50 y 60 años, y también jóvenes. Los que faltan son los de 30"

"Es una situación curiosa, ahora que lo mencionas. Miras en las asociaciones de amigos del tren y te encuentras dos perfiles de aficionado: señores de 50-60 años, que son los de siempre, y gente muy joven, de menos de 30 años. ¿Qué ha pasado con las personas de entre 30 y 50 años? No lo sabemos, pero hay muy pocas", dice Ekain Munduate, un ingeniero ferroviario de 26 años.

Hijo de madre finesa y padre vasco, Munduate siempre ha estado expuesto a los trenes. "Cuando venía a ver a mis abuelos, a Ordizia, iba siempre en tren desde Donosti. Y lo mismo cuando iba a ver a los de Finlandia: cogía trenes que iban por varios pueblos. Con el tiempo me fui enamorando del tren, no solo porque lo bonito que pueda ser, sino porque creo que es el medio de transporte más limpio y social", relata.

placeholder El ingeniero y aficionado a los trenes Ekain Munduate. (Cedida)
El ingeniero y aficionado a los trenes Ekain Munduate. (Cedida)

Munduate posee una influyente cuenta de Instagram dedicada al trainspotting, pero no es tan fanático de los trenes como de las infrastructuras. "Siempre he preferido el sistema ferroviario que el material. Me gustan las redes de cercanías de Alemania, que son servicios muy buenos, y sobre todo los tranvías, ojalá tuviéramos más".

Trenes históricos

Como en cualquier afición, hay varios niveles de implicación. Gonzalo Vázquez, de 27 años y socio de las asociaciones de amigos del ferrocarril de Madrid y Zaragoza, no se conforma con hacer fotos. "Me centro en la conservación del material histórico, tanto trenes como documentos, planos, objetos… son contenedores de conocimiento", explica. Cuando Renfe da de baja un tren, las asociaciones se lanzan a conservarla como patrimonio industrial. "Lo restauramos y lo ponemos de nuevo en marcha. Los socios aportamos nuestro conocimiento y nuestro trabajo, pero por supuesto necesitamos siempre la ayuda de las empresas ferroviarias, que no solo es Renfe, sino también por ejemplo Alsa, que siempre nos ha ayudado un montón".

Un ejemplo del auge de los trenes históricos lo vivimos este mes, cuando Alsa y la Federación Catalana de Amigos del Ferrocarril retomaron la ruta del Tren del Mediterráneo, formado por coches de la serie 3000 y 5000 datados entre los años 1930 y 1960. Vázquez ejerce como interventor en estos viajes, que disfruta como "pocas cosas en la vida". No obstante, el proceso de recuperación a menudo se complica: "Hay que contar con varios actores. Por ejemplo, Alsa nos pone el maquinista, después tenemos que pedirle a Adif un surco, que vendría a ser el slot en la aviación, pero también hay que pasar revisiones mecánicas que cuestan mucho dinero".

placeholder El conservador Gonzalo Vázquez frente a uno de sus trenes favortios. (Cedida)
El conservador Gonzalo Vázquez frente a uno de sus trenes favortios. (Cedida)

Si hablamos de trenes, pocas voces más autorizadas en España que Adrián Fernández. Experto en transporte y director, hasta el pasado mes de abril de la pública Fundación de los Ferrocarriles Españoles, conoce cada detalle del sector ferroviario. "Desde que nace el ferrocarril hay un fenómeno fan detrás", explica. "Lo que pasa es que lo relacionamos con una afición solitaria, como el Reverendo Lovejoy de Los Simpson o Sheldon Cooper de The Big Bang Theory, y no nos damos cuenta de que es una pasión que se disfruta en grupo. Gran parte del resurgir de la afición procede de los foros y las redes sociales. No solo han unido a los amantes de los trenes, sino que los empuja a exprimir su creatividad para sorprender a sus compañeros".

Fernández tiene muy claro el perfil del relevo generacional. "Son casi todo hombres y, curiosamente, en un gran porcentaje provienen de la comunidad LGTB. No solo en España, sino en todos los países. ¿Por qué sucede esto? Se ha hablado mucho de esta cuestión y hay hasta teorías freudianas, pero yo creo que tiene más que ver con que se concibe como un espacio seguro donde se les permite expresarse con tranquilidad. Es un caso similar al de Eurovisión: no nació como un evento LGTB y tampoco tiene mucho que ver con el colectivo, pero hoy es su mayor evento".

"La comunidad de aficionados a los trenes no ha conseguido que se incorporen las mujeres"

En cuanto a la ausencia de mujeres, Fernández considera que es un debe de la comunidad, ya que "no se ha generado una afición suficientemente inclusiva", pese a que ha evitado vicios de otros aficionados: "Lo bueno es que aquí no hay gatekeeping, esa tendencia que tienen los fanáticos a rechazar a los nuevos porque consideran que no saben los suficiente".

El experto estima que el relevo generacional, algo que preocupó mucho en el pasado, está garantizado, si bien son necesarios pasos desde las instituciones para facilitarles la labor: "Comparada con Italia o Reino Unido, en España es muy complicado poner en marcha un tren histórico. Hay trenes que se acaban de jubilar y tienen que pasar una revisión general que se llama R y que cuesta medio millón de euros. ¿Qué mecenas va a soportar eso? Aunque me consta que se ha trabajado en una orden ministerial para facilitar la circulación de material histórico, en mi opinión los requisitos de ADIF son muy exigentes".

"El gran reto que tenemos por delante es crear un modelo de mantenimiento del material histórico en el que los voluntarios tengan cabida, pero que se pueda sostener sin ellos", explica Adrián Fernández. "Y para eso es necesario que haya negocio, algo que hoy nos pilla muy lejos. El Tren de la Fresa, que es de largo el más utilizado de España, con más de 15.000 viajeros al año, solo cubre gastos. Tenemos que aprovechar el empuje de los jóvenes y canalizarlo hacia unas actividades que sean estructurales y que permitan dar continuidad al trabajo que se ha hecho en el pasado".

En septiembre de 1825, el joven John Backhouse, de 14 años, envió una carta a sus hermanas de Londres. Esta vez, en vez de contarles cómo le iba en la comunidad quáquera de Durham a la que le había enviado su familia, Backhouse dedicó toda la misiva a la primera máquina de vapor que se utilizó en Reino Unido. "Fue un espectáculo grandioso ver a tanta gente transitando por la vía de Stockton a Darlington. Se dice que había seiscientas personas en los vagones y diligencias, ¡y la locomotora arrastraba no menos de 90 toneladas!", explicaba el niño, que adjuntó un detallado esquema del tren. "En Stockton se preparó una excelente cena para la nobleza ferroviaria. Podría contarte muchos más detalles, pero supongo que a estas alturas ya estaréis hartas", continuaba.

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