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Pedro Sánchez y Begoña Gómez: de Moncloa al juzgado y una carta para tener España en vilo
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CRISIS SIN PRECEDENTES

Pedro Sánchez y Begoña Gómez: de Moncloa al juzgado y una carta para tener España en vilo

127 días median entre la primera información de El Confidencial sobre los vínculos de Gómez con Globalia y su cita ante el juez. En estos meses, el presidente ha tejido una estrategia para presentarse como víctima de una conspiración

Foto: Sánchez y Gómez durante la campaña de las elecciones europeas. (EP/Álex Zea)
Sánchez y Gómez durante la campaña de las elecciones europeas. (EP/Álex Zea)
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2024, año bisiesto. Pedro Sánchez, nacido un 29 de febrero, puede celebrar su cumpleaños en su día exacto. La agenda oficial del presidente ese día solo registra un acto, el recibimiento a la Selección Femenina de fútbol, recién ganadora de la Liga de las Naciones. Pero la jornada no comienza como ha previsto Moncloa. A las 08.00, El Confidencial publica la primera de una serie de informaciones sobre los negocios y vínculos de Begoña Gómez con empresas privadas que han recibido fondos o contratos de la Administración central. "El comisionista del ministerio y Javier Hidalgo se reunieron con la mujer de Sánchez para presentarle negocios", reza el titular del artículo.

Este viernes, 127 días después, sobre las 10.20, Gómez franquea el garaje de los juzgados de Plaza de Castilla en un coche con los cristales tintados y entre un fuerte dispositivo de seguridad. Está citada a declarar en calidad de imputada por la comisión de supuestos delitos de tráfico de influencias y corrupción en el sector privado. En este lapso, lo que a priori debería haber sido un asunto privado, la actividad profesional de Gómez, salta los muros de la Moncloa, al tiempo que el jefe del Ejecutivo intenta reducir la investigación periodística y judicial a una conspiración de la "ultraderecha" contra su persona con el único fin de derribarlo. El punto álgido de la estrategia es la publicación, a finales de abril, de la carta en la que anunció que se daba cinco días de reflexión para decidir si dimitía o no.

Así, los últimos cuatro meses, la política nacional ha convulsionado al son de una crisis sin precedentes que ha sacudido los cimientos íntimos de la Moncloa, pero también del país. A Sánchez, decidido a tejer una estrategia para presentar a su mujer y a él mismo como víctimas, dejando al margen incluso a su círculo de colaboradores más cercanos, no le importa confundir a su propio partido. Tampoco a los socios parlamentarios que sustentan un Ejecutivo en minoría. "Fue audaz", defiende un experto en comunicación política muy próximo al presidente del Gobierno. "Con la primera carta consigue cambiar por completo la agenda política, centrada entonces en la amnistía y en el propio caso Begoña Gómez. Desplaza el discurso y carga la prueba en el adversario, muy al estilo de Sánchez, con un golpe de efecto en línea de la moción de censura y del adelanto electoral del 23-J", sostiene esta fuente.

El diagnóstico es radicalmente distinto si se pregunta más allá de los círculos de confianza del presidente y del PSOE, donde la crítica es unánime. La estrategia para otra persona ligada al mundo de la comunicación política y que ha ostentado cargos en la administración pública no es más que un juego de despiste, de confusión para tapar el hecho de que su mujer está imputada, algo inédito en la democracia española. "Trata de desviar la atención de un acontecimiento de enorme gravedad. No es que alguien haya decidido poner el foco en la mujer del presidente, ha sido ella la que se ha puesto debajo del foco para hacer negocios", sostiene este último experto.

Foto: Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez. (Reuters)

En su primera misiva, en vísperas del arranque de la campaña electoral catalana del 12-M, Sánchez señala a los medios de comunicación, a los jueces y a los partidos de la oposición. Es la idea fuerza con la que juega Moncloa durante todo este tiempo, la de la "máquina del fango", mientras la respuesta oficial ante la sucesión de informaciones, primero sobre los vínculos de Gómez con Javier Hidalgo, ex consejero delegado de Globalia; luego con Juan Carlos Barrabés, el empresario al que avaló; y por último, sobre el software de la Complutense, exclusivas de El Confidencial, siempre han sido las mismas: "No hay nada", "todo es mentira".

Esos días, fuentes de Sumar trasladan a El Confidencial su preocupación por el "peligro" que podía suponer que el presidente mezclara "la cuestión personal de su mujer con su responsabilidad política". Y ese ha sido precisamente el caballo por el que ha apostado Sánchez desde entonces. "Soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también", asegura en la misiva.

Foto: Carta de apoyo a la UTE Barrabés-The Valley firmada en 2020 por Begoña Gómez. (EC)

Sánchez paraliza el país por su mujer, una persona, como han reconocido en más de una ocasión fuentes socialistas, que ejerce un influjo total sobre él y con la que ya había compartido y acordado otras decisiones de calado, como la del adelanto de las últimas elecciones generales. La vida interna de la Moncloa desborda al país, pero Sánchez no ofrece ninguna explicación sobre la actividad de Gómez. Tras anunciar que sigue en el cargo, prometer un plan de regeneración del que no ofrece ningún detalle y que se supone que concretará el próximo 17 en el Congreso, y conceder un puñado de entrevistas para defender la profesionalidad y honestidad de su mujer, continúa prácticamente como si nada hubiese pasado hasta que llega la citación judicial en la recta final de la campaña de las elecciones europeas del 9-J. Es el momento de la segunda carta, abiertamente criticada por los socios, y del mitín de Málaga, en el que la militancia socialista rompe a aplaudir cuando aparece Gómez.

"Todos es fango, fango y más fango", responde el presidente al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en un pleno de control, mientras uno de los debates iniciales, más allá de lo que determine la justicia, la necesidad de regular la figura de la primera dama, queda relegado y olvidado a pesar de la sucesión de noticias que cuestionan el alcance de la actividad de Gómez. La última, la declaración este viernes del rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache Goñi, quien reconoce ante el juez que fue Gómez quien le citó en el palacio de la Moncloa. Quería, según asegura, conocerle en persona y saber cómo podía colaborar con una cátedra. Tras el encuentro, la mujer del presidente acabó dirigiendo el Máster en Transformación Social Competitiva de la institución educativa.

"No es que alguien haya decidido poner el foco en la mujer del presidente, ha sido ella la que se ha puesto debajo del foco para hacer negocios"

"En el momento en el que se produce la imputación, lo que ha hecho ha sido intentar desacreditar a quien ha acusado a Begoña Gómez. Es lo más viejo del mundo. Cuando un juez dice algo que no me gusta, le señalo, le apunto. Es lo que vemos hacer todos los días a Míriam Nogueras y a Gabriel Rufián y el presidente ha optado por esa vía", apunta una de las fuentes especializadas en comunicación política consultadas. "Todo forma parte de lo mismo, de intentar poner el acento, no en lo esencial, sino en lo accesorio. Toda su estrategia se resume en eso: oiga, no mire la luna, mire mi dedo", zanja.

La conmoción en el PSOE

Sánchez diseña la estrategia de respuesta en soledad. Hace de la Moncloa un búnker, hasta tal punto que nadie conoce su intención de publicar una carta. Ni sus más fieles. En todo este tiempo, la ministra de Educación y portavoz, Pilar Alegría, el ministro de Justicia, Félix Bolaños, y la de Hacienda, María Jesús Montero, han sido sus alfiles. Día sí y día también han sido los encargados de responder y cuestionar las informaciones publicadas. Pero ninguno de ellos está al tanto de la primera carta. Ninguno de ellos sabe si va a dimitir o no, si de verdad ha decidido tirar la toalla. Tampoco Santos Cerdán, el secretario de organización del PSOE.

placeholder Militantes del PSOE se manifiestan a las puertas de Ferraz para pedirle a Sánchez que no renuncie. (Europa Press/Pérez Meca)
Militantes del PSOE se manifiestan a las puertas de Ferraz para pedirle a Sánchez que no renuncie. (Europa Press/Pérez Meca)

Durante estos cinco días de reflexión, el partido vive en vilo. El temor a su marcha es real: qué puede hacer el PSOE sin un reemplazo claro. Es la pregunta que late en muchos cargos, que observan con pánico la sucesión de acontecimientos."Dependemos de un solo hombre", trasladan. La sensación es de angustia y si en esos días de la primera carta se llega a escuchar alguna crítica interna por la gestión de la crisis, por cómo se cocina la respuesta, ahora, cuatro meses después, el mutismo es total y el apoyo cerrado. Incluso ante la evidencia que de Sánchez ha usado al partido para dar verosimilitud al relato de la marcha.

El hartazgo de los socios

Y en su huida hacia adelante, Sánchez rompe los puentes de confianza con los socios parlamentarios del PSOE. Tras la publicación de la primera carta, todos, a excepción de Carles Puigdemont y ERC, pero con la boca muy pequeña, cierran filas con el presidente. Creen que va en serio y dan por hecho que dimite. "Estábamos todos más preocupados que él", llega a decir en una entrevista el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Pero finalmente, Sánchez sigue y todos se sienten engañados.

Foto: Sánchez, Gómez y Teresa Ribera, ayer en un mitin en Benalmádena (Málaga) (Europa Press/ Álex Zea)

El movimiento del presidente añade un plus de desconfianza entre las formaciones parlamentarias que sustentan al Ejecutivo de coalición. El resquemor ante los incumplimientos del presidente viene de lejos, pero la voltereta de la carta supone un punto de inflexión. Es la constatación de que Sánchez es impredecible y de que no opera con los códigos políticos habituales, también una demostración de "victimismo", que más allá de una estrategia de defensa, encierra también un movimiento electoral para reconcentrar el voto en el PSOE y, en definitiva, para perjudicarles.

2024, año bisiesto. Pedro Sánchez, nacido un 29 de febrero, puede celebrar su cumpleaños en su día exacto. La agenda oficial del presidente ese día solo registra un acto, el recibimiento a la Selección Femenina de fútbol, recién ganadora de la Liga de las Naciones. Pero la jornada no comienza como ha previsto Moncloa. A las 08.00, El Confidencial publica la primera de una serie de informaciones sobre los negocios y vínculos de Begoña Gómez con empresas privadas que han recibido fondos o contratos de la Administración central. "El comisionista del ministerio y Javier Hidalgo se reunieron con la mujer de Sánchez para presentarle negocios", reza el titular del artículo.

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