Ferraz ve normal que Sánchez y Gómez reciban juntos a empresarios en Moncloa

La dirección del PSOE ve normal que la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, reciba con asiduidad a empresarios y autoridades en la residencia de Moncloa para tratar sobre sus actividades privadas. Incluso, justifican que Pedro Sánchez participe de ellos, tal y como ha desvelado el consultor tecnológico Juan Carlos Barrabés, citado ayer a declarar como testigo por el juez que instruye la causa por un presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios sobre Gómez. "Es normal, se conocen porque comparten una cátedra", defienden. Ferraz no aprecia anomalía alguna en el hecho de que Gómez desempeñe su labor profesional desde el complejo de la Moncloa. "Él es una eminencia en el sector, y la residencia está a 100 metros", explican sobre la presencia de Sánchez en las conversaciones privadas de su esposa y el empresario.

Ferraz se esfuerza sin éxito en dar carpetazo al llamado "caso Begoña Gómez". "No hay nada de nada", insisten los socialistas, que exigen al juez que archive cuanto antes la investigación, que ha propiciado que Sánchez presente mañana ante el Congreso un plan de regeneración para combatir los "bulos" y la "desinformación" con la que "las derechas" política, judicial y mediática tratarían de desestabilizarle a él y a su familia. Aunque en el PSOE no aclaran si Sánchez llevará a la Cámara alguna propuesta para regular el estatus del cónyuge del presidente, una figura que sí está reglamentada en otros países pero no en España.

Las novedades que salen del juzgado no ayudan al PSOE. Al contrario, ofrecen más munición a la oposición. El PP habló ayer de "escándalo" y acusó a Moncloa de "ocultar" las visitas de Barrabés, pese a que este periódico lleva desde abril publicando informaciones que apuntan a una relación de intereses como mínimo conflictiva entre el empresario y la mujer del presidente. Barrabés le ayudó a montar el máster en la Complutense y Gómez firmó dos cartas de apoyo a sus empresas, que se hicieron con contratos públicos millonarios de la administración general del Estado.

Según puntualizaron luego desde Ferraz, se produjo un encuentro a tres, más bien informal, entre Sánchez, Gómez y Barrabés dentro del complejo de La Moncloa aprovechando, según el empresario, que los últimos estaban reunidos diseñando el máster. Las fuentes consultadas relatan que el presidente "se pasa a saludar" a quien está considerado "una eminencia en el sector", aunque "le llaman enseguida" y se marchó. Ferraz también confirma que se vio con el empresario en otra ocasión, en el marco de una ronda con expertos en innovación. En la cúpula socialista no aprecian anomalía alguna en esta triangulación; al contrario, defienden con vehemencia que la mujer del presidente actúe desde Moncloa.

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"¿Tan raro es?", "¿Qué problema hay?", respondieron ayer en la sede socialista. “No hay nada de nada, porque si parece mal que el presidente tenga reuniones con empresarios no sería un país serio", afirmó previamente la portavoz, Esther Peña, quien recordó que "lo que hay son dos informes de la Guardia Civil" en los que los investigadores no aprecian indicios de delito. "Son banalidades", insistió para reclamar al juez que archive cuanto antes la causa. "Es un ataque personal a una mujer por el único motivo de ser la mujer del presidente del Gobierno progresista en nuestro país”, zanjó Peña.

Los socialistas reiteran que "el caso no avanza" y denuncian ensañamiento del juez con la mujer del presidente para generar "ruido" y "dañar" al Gobierno en una maniobra que estaría orquestada con el PP y Vox, así como los medios de comunicación. "Las acusaciones particulares, o quien sea, están metiendo ruido en el canal y sacando mucha desinformación de la sala (...) Y se va a ver cuando se filtre el vídeo", censura Ferraz.

Aparte de Barrabés, también el rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache, declaró hace diez días ante el juez que había sido citado a Moncloa por la secretaria de Gómez para una reunión en la que, presuntamente, se lanzó su máster. Además, este periódico ha publicado que una asesora de Presidencia se encargó de reclamar a las empresas el pago de matrículas pendientes del postgrado, y colaboró en la tramitación de contratos públicos para promocionar el título universitario en las redes sociales. Fuentes de la dirección socialista recordaban ayer en su defensa que un asesor del gabinete técnico de Mariano Rajoy hizo las veces de personal shopper de su mujer, Elvira Fernández.

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Feijóo exigió ayer a Sánchez que aclare su relación y la de su mujer con Barrabés. "Sabíamos que su mujer firmó cartas de recomendación a ese empresario. No pudieron esconderlo. Lo que se ocultó con sobreactuaciones y cortinas de humo, con mentiras a la ciudadanía y usando a su esposa como un escudo, es que esas cartas podrían haberse redactado a cuatro manos en el Palacio de la Moncloa", aseveró Feijóo en un acto en el diario La Razón. "¿Qué más esconde?", inquirió al líder socialista, a quien acusó de "mentir" en sede parlamentaria cuando afirmó que no conocía las cartas de recomendación para empresas que se presentan a licitaciones públicas.

Feijóo incidió en que este tipo de comportamientos "no han ocurrido en 45 años de democracia", y llamó a evitar "normalizar situaciones" que, en otro contexto, habría supuesto "la dimisión de un presidente del Gobierno". Sin embargo, como aseguró en una entrevista reciente en El Confidencial, el dirigente gallego no cree necesario regular específicamente la figura del consorte de quien ostenta la Presidencia del Gobierno. A su juicio, basta el "sentido común" y las leyes actuales. Eso sí, "lo mínimo" exigible ahora es que Sánchez dé cuenta de los negocios de su esposa y su implicación en la adjudicación de esos contratos a las empresas de Barrabés.