Feijóo se blinda ante sus barones un año después del "KO técnico" del 23-J: "Ahora está más fuerte"

No ha sido un año fácil para Alberto Núñez Feijóo. El líder llamado a volver a llevar al PP a la Moncloa tras la crisis de Pablo Casado se dio un baño de realidad la noche del 23 de julio de 2023. Conforme avanzaba el escrutinio, la ilusión se tornó en aturdimiento, y el aturdimiento en decepción. Feijóo ganó las elecciones, es cierto, pero perdió contra sus propias expectativas y celebró subido al balcón de Génova una de las victorias más amargas que se recuerdan. En ningún momento de aquella calurosa campaña se barajó la opción de no lograr la mayoría suficiente con Vox para gobernar. Pero sucedió.

"Las generales fueron un KO técnico para Feijóo", rememora un presidente autonómico. El presidente popular comenzó entonces un viaje introspectivo para recomponer las piezas de un puzzle que las urnas habían roto. Se sobrepuso al runrún interno por los errores cometidos en campaña, plegó velas y se resignó a encabezar la oposición, un papel que nunca había ejercido tras casi una década al frente de la Xunta de Galicia. Gran parte de su equipo, al que Feijóo había fichado precisamente con la vista puesta en la Moncloa, tuvo que conformarse con puestos en la ejecutiva de Génova o con un escaño raso en el Congreso.

En el entorno del gallego reiteran que "peleó como un boxeador" para cohesionar al partido, pese a que el estado de "shock" por la victoria pírrica del 23-J le persiguió durante meses. Se buscaron culpables y se produjeron reproches a la interna, pero la imagen de unidad consiguió salir a flote. Intentó sin éxito una investidura que finalmente resultó fallida —se quedó a sólo cuatro votos—, aunque el camino no estuvo exento de polémica por los contactos soterrados con Junts, de los que reniegan en las capas más conservadoras del partido.

Durante estos meses se han cuestionado, en privado, ciertas estrategias y decisiones de la cúpula nacional, especialmente con el paso de las campañas electorales. Al líder popular también se le reprochó falta de autoridad en momentos clave, como en la gestión de los pactos autonómicos con Vox y el descontrol territorial en la gestión de unas alianzas que a Feijóo le costaría la Moncloa. Pero no es menos cierto que, hasta la fecha, el liderazgo del gallego se ha mantenido a salvo.

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Un año después, Feijóo reúne a sus barones en la Junta Directiva Nacional para hacer balance y analizar la nueva etapa política que arrancará en septiembre, y con la vista puesta en que la legislatura de Sánchez puede durar más de lo esperado. Durante una entrevista en COPE el pasado jueves, el propio líder del PP se mostró pesimista respecto a la posibilidad de que el dirigente socialista abra las urnas en el corto plazo pese a su debilidad parlamentaria y el cerco judicial que se cierne sobre su esposa.

El presidente del PP llega al cónclave reforzado por dos decisiones estratégicas que ha tomado en las últimas semanas, de las que ha asumido en primera persona las posibles "consecuencias" y que han blindado, en definitiva, su rol de "líder", tanto dentro como fuera del partido. "Ahora está más fuerte que nunca", coinciden varios dirigentes nacionales.

La primera decisión fue pactar con el PSOE el desbloqueo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), una determinación que tiene sus riesgos por el temor permanente a que Sánchez les vuelva a "engañar". Feijóo impuso su criterio frente a los recelos de otros sectores del PP, incluida la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que aseguró días antes que la renovación sería un "auténtico desastre" si no se reformaba antes la ley para que los jueces elijan a sus iguales, y cuya intervención fue crucial para que el último intento, en octubre de 2022, saltase por los aires. Gobierno y Génova ahormaron una fórmula intermedia, y la presidenta madrileña reconoció posteriormente el "gran éxito" de la negociación.

Opinión

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La segunda decisión que celebran también en las filas del PP fue "aguantar el pulso" a Vox con la inmigración y no arrugarse ante el órdago lanzado por Santiago Abascal. Feijóo, dijo, se mantuvo fiel a sus "convicciones" aunque ello le haya costado la ruptura con Vox en todos sus gobiernos autonómicos.

A juicio de los populares, el golpe de Feijóo desmonta el relato de Sánchez sobre la asimilación del PP a la ultraderecha pero, sin embargo, llena de incógnitas el futuro de seis presidentes autonómicos que tendrán que gobernar —o intentarlo— en minoría. "Ese pulso le ha dado un nivel de estadista, y es algo muy importante. Él se siente liberado, ha hecho un esfuerzo muy importante para que la gente le valore como líder, y ha salido bien", opina otro barón territorial.

A juicio de los populares, el golpe de Feijóo desmonta el relato de Sánchez sobre la asimilación del PP a la ultraderecha

La ruptura con Vox será otro de los grandes temas a departir en la reunión de este lunes, que se celebra en un hotel de la capital. La tónica general en las comunidades afectadas —Extremadura, Región de Murcia, Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares— es aguantar el tipo y alejar el fantasma de adelanto electoral, por muy bien que estén los sondeos en algunos territorios.

El cónclave se celebra sólo 24 horas antes de que arranque un pleno en el Congreso en el que se debatirá la admisión a trámite de la reforma de la Ley de Extranjería, con la que se pretende forzar a las comunidades autónomas a acoger por ley a menores inmigrantes que llegan a las costas de Canarias, Ceuta y Melilla. Génova descarta ya si avalar la toma en consideración por la negativa del Gobierno a aceptar ninguna de sus condiciones, como denuncian en el PP.