Feijóo moldea una 'operación derribo' pese a la frustración de que Sánchez "aguantará"

Alberto Núñez Feijóo cierra un intenso curso político con la vista puesta ya en septiembre. A la vuelta del verano, el líder del PP promete más mano dura para acentuar el desgaste de Pedro Sánchez e intentar forzar que las urnas se abran más pronto que tarde. Es su gran desafío al frente de la oposición, un cargo inexplorado para un dirigente acostumbrado a las mayorías absolutas de Galicia. El 'jefe' de los populares esboza una especie de 'operación derribo' que moldeará en el tiempo que le quede mirando de frente a la bancada del Gobierno.

"Combatir lo que Sánchez representa es la causa más noble que se puede defender. Privilegios, corrupción, prebendas, soberbia... no descansaré hasta conseguir que España se libere de todo esto". Fue el mensaje que sirvió de colofón a la reunión con diputados, senadores y europarlamentarios el pasado miércoles, que sirvió a Feijóo para hacer balance de un curso marcado por la amnistía, la inestabilidad parlamentaria y, en última instancia, el cerco judicial sobre la esposa del presidente del Gobierno. El conjunto de estos factores dibujan para Feijóo una situación límite para la viabilidad de la legislatura que, a su juicio, ya ha llegado al "colapso".

Esta semana, el líder del PP brindó a sus cargos y barones una despedida formal ante unas "merecidas vacaciones". Pero les pidió que estuviesen "ojo avizor" ante el riesgo de que el Gobierno se venga abajo y haya que actuar. Un factor clave que se dirimirá en las próximas semanas es el de la gobernabilidad en Cataluña, a la espera de que PSC y ERC rubriquen o no un acuerdo de investidura para Salvador Illa. Este trato, sin embargo, tendría también consecuencias nacionales y Junts podría obstaculizar más, si cabe, la acción legislativa del Gobierno, con los Presupuestos Generales del Estado para 2025 como gran desafío.

Feijóo repitió ese mismo mensaje el pasado miércoles. La salida de Sánchez, dijo, "puede ser más pronto o más tarde", pero "debemos estar preparados porque el colapso puede llegar en cualquier momento". La grandilocuencia de su discurso choca, no obstante, con la tozuda realidad. Hoy por hoy, nadie en el PP pone la mano en el fuego por la opción de que Sánchez deje el cargo o disuelva las Cortes en el corto plazo, como exige Feijóo una y otra vez. Ni siquiera el propio presidente popular.

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Entienden en Génova que, aunque le hagan la vida imposible, los socios no dejarán caer a un Gobierno que les permite tener un papel protagonista en la edificación de la agenda legislativa. El PP ejercerá presión no sólo a nivel parlamentario, sino también judicial, a la espera de nuevas piezas del ya apodado como 'caso Begoña' que marcará el cierre del curso del líder socialista tras su declaración como testigo en la causa, prevista para el próximo 30 de julio. Pero aún con todo, el diagnóstico es unánime en el PP: "Sánchez aguantará" y "se aferrará al cargo".

Por el momento, Feijóo mantiene cegada la vía de plantear una cuestión de confianza o una moción de censura para intentar desalojar a Sánchez. Hoy por hoy, reiteran en la dirección del PP, no tienen los apoyos. Y cualquier intento poco medido daría un balón de oxígeno a Sánchez. Esa vía sólo sería posible con el apoyo de Junts y PNV, al que tendría que meter en la misma ecuación que Vox. Un equilibrismo casi imposible, sobre todo mientras Carles Puigdemont siga al frente de la formación independentista.

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En lo que sí profundizará el líder del PP a partir de septiembre es en su ofensiva parlamentaria para "retratar" la debilidad de Sánchez, con iniciativas que abran grietas entre los socios del Gobierno. En Génova se jactan de que, en lo que va de legislatura, Sánchez ha sucumbido en 32 votaciones parlamentarias, mientras el PP ha conseguido aprobar distintas propuestas en el Congreso a pesar de la difícil aritmética. El doble revés parlamentario con el que Sánchez cerró el presente curso político —fracasó la reforma de la Ley de Extranjería y la senda de déficit, clave para los Presupuestos— permitió a Feijóo poner galones a su estrategia de oposición.

La vertiente judicial será otra de las grandes vías a exprimir de cara a septiembre. En el plano más político, el PP interpondrá una cascada de recursos contra la ley de amnistía y, además, los barones llevarán al Supremo la negativa de Sánchez a convocar la Conferencia de Presidentes. Pero el hueso que Génova morderá con más fuerza es el de la imputación de Begoña Gómez y la supuesta implicación de su marido en un presunto conflicto de interés. El PP ya presentó un recurso por este motivo ante el TSJ de Madrid, aún pendiente de resolución. Y no descartan nuevas acciones judiciales conforme se vayan desgajando nuevas piezas del caso. "Esto sólo acaba de empezar", reiteran en Génova.

Los populares citarán también a Sánchez en la comisión de investigación del Senado el próximo otoño, una imagen inédita de un jefe del Ejecutivo en el ejercicio de sus funciones. Salvo que la situación se vuelva judicialmente insostenible, descartan por el momento llamar a la Cámara Alta a Begoña Gómez o al hermano del presidente, David Sánchez, también investigado por presunta malversación y fraude a Hacienda.

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Génova prevé volver a recurrir también al clamor de la calle como gran baza de oposición, y se abre a convocar nuevas protestas también a la vuelta del verano. El nuevo peso del PP en el Parlamento Europeo llevará a Feijóo a intensificar la presión en Bruselas, que ya ha lanzado un aviso a la "presión indebida" sobre los jueces por parte del Gobierno en su último informe anual sobre la situación del Estado de Derecho. Todo ello completa una operación desde todos los frentes posibles contra el jefe del Ejecutivo. El tiempo dirá si la ofensiva da sus frutos o, de nuevo, Sánchez logra salir indemne.