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Los críticos del PSOE-A se alinean con Rubalcaba para derribar a Griñán
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EL PRESIDENTE ANDALUZ NO SIGUE LA RUTA QUE SE LE MARCÓ

Los críticos del PSOE-A se alinean con Rubalcaba para derribar a Griñán

Bajo la pátina de escándalos que rodean a la Junta de Andalucía y el corrosivo efecto de las encuestas, los enemigos internos de José Antonio Griñán

Foto: Los críticos del PSOE-A se alinean con Rubalcaba para derribar a Griñán
Los críticos del PSOE-A se alinean con Rubalcaba para derribar a Griñán

Bajo la pátina de escándalos que rodean a la Junta de Andalucía y el corrosivo efecto de las encuestas, los enemigos internos de José Antonio Griñán han puesto en marcha una estrategia de alineamiento con Alfredo Pérez Rubalcaba, de cara a unas primaria o congreso extraordinario, pero sobre todo para garantizar su propia salvación en un futuro que algunos ya empiezan a vislumbrar sin el actual presidente de la Junta.

 

Dos reuniones han marcado recientemente la batalla interna que de forma soterrada se libra en el PSOE andaluz: por una parte, el comité director regional del partido celebrado en Sevilla, un acto del que desertaron muchos de los convocados y en el que Griñán pidió más energía en la campaña electoral a unos dirigentes en cuyos rostros se dibujaba la gravedad de la situación; por otra, la presentación de las candidaturas de Cádiz, con la presencia de Pérez Rubalcaba, flanqueado por Luis Pizarro, hombre de confianza de Chaves.

Mientras el presidente de la Junta daba muestras de su escaso liderazgo interno, que se refleja en una generalizada desconfianza sobre sus posibilidades de mantener el partido en el poder, en el entorno de Pizarro se daba pábulo a la “ineficacia” del presidente de la Junta en relación con la “hoja de ruta” que se le marcó en la reunión que hace meses se celebró en Sevilla, en la que tanto Rubalcaba como Chaves le conminaron a que reorientara la situación del partido y del Gobierno andaluz para salir de un bache que puede convertirse en un pozo sin fondo.

En aquel encuentro se le aconsejó a Griñán que integrara en las labores cotidianas a todas las personas válidas, en alusión a Pizarro y su entorno, que habían sido apartados tras el último congreso regional, y a conseguir una mayor proyección social del partido, del que se consideraba había perdido la iniciativa ante el fuerte embate de la oposición popular, que hoy controla la ofensiva apoyada en la denuncia de los casos de corrupción.

La quiebra de la herencia de Chaves

 

Para avalar las críticas a Griñán ante Rubalcaba hubo quienes aludieron incluso al error que había supuesto la quiebra del espíritu de concertación social, con el plante del presidente de los empresarios andaluces al acto solemne del 28 de febrero. La concertación ha sido de hecho el gran bastión de los gobiernos de Chaves y una de las más positivas herencias del hoy vicepresidente tercero del Gobierno.

El trasfondo de esta actitud del sector crítico liderado por Luis Pizarro está en el futuro de quienes fueron defenestrados por el actual presidente. Para ello, ya hay quienes preparan la postura que va a defender Andalucía, uno de los enclaves fuertes del PSOE en el plano federal, de cara bien a unas primarias bien a un congreso extraordinario del que tenga que salir el sucesor de Rodríguez Zapatero.

El sector crítico del PSOE de Andalucía apuesta por Pérez Rubalcaba, que por su parte se deja querer consciente de que si Carmen Chacón controla Cataluña, a él le será vital Andalucía. En este debate incipiente, Griñán carece de discurso. Es más, llegado el momento, Chaves y su entorno, con la figura de Luis Pizarro, serán quienes marquen el paso de la definición andaluza en las decisiones federales. Griñán carece de equipo en el partido, de influencia interna y no parece tener posibilidades de reorientar su posición habida cuenta de que en las provincias, los secretarios socialistas han convertido el mapa andaluz en un reino de taifas donde cada cual trata de salvarse ante la inexistencia de un referente regional sólido.

La batalla de los críticos, por otra parte, tiene como referente la composición de las candidaturas a las elecciones autonómicas y generales que han de celebrarse dentro de un año. Griñán tiene, en teoría, la capacidad de decidir sobre las listas, y los críticos albergan el temor de quedar laminados en ellas por un secretario regional de quien ya creen que no conseguirá mantener el Gobierno de la Junta ante la posibilidad cada vez más real de que el PP alcance la mayoría absoluta. 

 

Griñán pende de las municipales

Los más radicales en sus críticas internas a Griñán se plantean ya de forma oficiosa la posibilidad de reconsiderar el estado de cosas por la que atraviesa el PSOE de Andalucía en el caso de que las próximas municipales deparen una debacle a partir de la cual se pierdan las alcaldía de las capitales y grandes ciudades que el partido mantiene aún. En ese caso, no sería imposible reconsiderar incluso la conveniencia de que Griñán, que ha dicho que se comprometerá personalmente en esta campaña, sea sustituido, como lo sería Zapatero, para las autonómicas de 2012. El problema, si ello ocurriera, es que el PSOE tiene poco banquillo hoy no contaminado por una gestión errática de gobierno y por la sombra de los casos de corrupción.

Mar Moreno, consejera de Presidencia en el equipo de Griñán, con quien se especuló en su momento podría ser la sucesora del actual presidente tras las autonómicas de 2012, cuando el PSOE creía tener la seguridad de ganarlas, está hoy tan quemada como el propio presidente y además carece de una proyección social acorde con lo que requiere un liderazgo ganador.

Bajo la pátina de escándalos que rodean a la Junta de Andalucía y el corrosivo efecto de las encuestas, los enemigos internos de José Antonio Griñán han puesto en marcha una estrategia de alineamiento con Alfredo Pérez Rubalcaba, de cara a unas primaria o congreso extraordinario, pero sobre todo para garantizar su propia salvación en un futuro que algunos ya empiezan a vislumbrar sin el actual presidente de la Junta.

José Antonio Griñán Alfredo Pérez Rubalcaba