Es noticia
El juez, de ‘procesión’ por Málaga: “Aquí tenéis al Crucificado Baltasar Garzón”
  1. España
  2. Andalucía
CHARLA DEL MAGISTRADO EXPULSADO DE LA AUDIENCIA NACIONAL

El juez, de ‘procesión’ por Málaga: “Aquí tenéis al Crucificado Baltasar Garzón”

Lina Martínez, jienense de unos 50 años, espera en la mitad de la escalera. “Se podía haber llenado un campo de fútbol”, espeta la paisana del

Foto: El juez, de ‘procesión’ por Málaga: “Aquí tenéis al Crucificado Baltasar Garzón”
El juez, de ‘procesión’ por Málaga: “Aquí tenéis al Crucificado Baltasar Garzón”

Lina Martínez, jienense de unos 50 años, espera en la mitad de la escalera. “Se podía haber llenado un campo de fútbol”, espeta la paisana del juez. Martínez se lo dice a Baltasar Garzón cuando lo ve subir los 33 peldaños antes de llegar a la abarrotada sala principal del Ateneo de Málaga. Garzón empieza a hablar media hora después de la hora fijada tras recibir dos ovaciones de 15 segundos de entusiastas sin límite.

“¡El micrófono, más fuerte!”, grita alguien del público. “Pues lo vamos a tener jodido, mi voz está limitadita, ojalá yo tuviera la potencia de voz que tiene usted”, admite el magistrado expulsado de la Audiencia Nacional, que viene escoltado por María Gámez, alcaldable socialista al Ayuntamiento de Málaga, y Dolores Delgado, de la Unión Progresista de Fiscales y amiga de Garzón.

“No es el mejor día de mi vida. Han sido días complejos y difíciles, no es agradable estar pendiente de una serie de causas en el Tribunal Supremo por trabajar 30 años con total dedicación y entrega en la defensa de los derechos de los ciudadanos”, destaca Garzón nada más empezar su charla, de 20 minutos de duración en una primera parte. Luego interviene Delgado muy orgullosa de que el juzgado de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional que capitaneaba Garzón lograra impartir justicia a las víctimas de las dictaduras chilena y argentina.

En la presentación, el presidente del Ateneo de Málaga, Diego Rodríguez, regala un titular: “Gracias por su paciencia, lo mismo que vais a tener paciencia para dentro de unos días ver a un Crucificado, aquí tenéis al Crucificado Baltasar Garzón”. El magistrado encaja cómo puede el comentario del directivo, absoluto devoto de la doctrina garzoniana. “Es el magistrado más destacado en la lucha contra la corrupción y el terrorismo y un firme defensor de los derechos humanos acosado por falangistas y seudosindicalistas que le ha costado la suspensión como juez. Es un absurdo espejismo verlo ahora en el banquillo”.

Chascarrillos sobre los periodistas

Garzón no pasa de largo sobre la corrupción. “Está en la base en todas y cada una de las violaciones de los derechos humanos, la explotación de los recursos va asociada a la impunidad. La corrupción política nos atenaza los últimos años”, subraya el juez, que destaca su experiencia en la Corte Penal Internacional de La Haya. “Nadie está por encima de la ley; yo ahora me encuentro en una situación adversa y quiero afrontarla con la igualdad de derechos que le corresponden a los ciudadanos”.

Ya en confianza, el magistrado se atreve con los chascarrillos. “Los periodistas no desconectan los teléfonos ni para Dios” y luego cuenta una anécdota sobre el mineral con el que se producen los chips de los móviles. “Y ahora dirán; ‘Este Garzón ya está desvariando’”. Remata: “La justicia es el último reducto al que tenemos que acudir, pero en el caso de los crímenes masivos tiene un importante papel que jugar”. El público le aplaude a rabiar. Y reconoce el “calvario” que está sufriendo. “Esto es un valle de lágrimas”, resume.

Lina Martínez, jienense de unos 50 años, espera en la mitad de la escalera. “Se podía haber llenado un campo de fútbol”, espeta la paisana del juez. Martínez se lo dice a Baltasar Garzón cuando lo ve subir los 33 peldaños antes de llegar a la abarrotada sala principal del Ateneo de Málaga. Garzón empieza a hablar media hora después de la hora fijada tras recibir dos ovaciones de 15 segundos de entusiastas sin límite.

Baltasar Garzón