Guerra abierta entre PP y PSOE por el control de la Federación Andaluza de Municipios

La estructura de poder que ha conformado el PSOE en Andalucía, lo que en algunos sectores de la oposición se llama “régimen”, ha empezado a desmoronarse tras las últimas elecciones. Sin embargo, hay un bastión que se resiste, al frente del cual se encuentra un alcalde socialista, Francisco Toscano, con un caso de presunta corrupción en su ayuntamiento, el de Dos Hermanas, en la provincia de Sevilla, y que se ha atrincherado en la presidencia de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) sin querer convocar la asamblea que ha de consumar en esta institución el camino que se ha producido en los ayuntamientos y diputaciones.

Uno de los elementos de fondo en este asunto es la batalla que se ha abierto en Andalucía sobre la incompatibilidad de los alcaldes, a los que el PSOE, con el apoyo de IU, quiere echar del Parlamento. En este debate, el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, presidente de la FAMP, se ha alineado con su partido, el PSOE, y está de acuerdo en que los alcaldes salgan de la Cámara, con una actitud que se considera poco municipalista.

La FAMP y la expulsión de los alcaldes

Si ésta es la gota que puede haber colmado el vaso del PP, el bloqueo de la FAMP supone una maniobra del PSOE para impedir que esta institución caiga en manos del partido de Javier Arenas y por tanto pueda ser utilizada en sentido contrario al que lo ha sido hasta ahora. En los últimos años, bajo la presidencia de Toscano, la FAMP ha sido un instrumento activo de la estructura de poder del PSOE en Andalucía. Sus acuerdos se han hecho en función de los intereses de la Junta y del partido, los debates han derivado con frecuencia en plantes de la oposición popular y, como ha ocurrido en otras instituciones y entidades, desde las cajas de ahorros a los sindicatos, el PSOE la ha utilizado como una parte de su estructura dentro de la estrategia regional para mantenerse en el poder.

Para el PP de Arenas, la toma de poder en la FAMP es vital: de un lado, para desactivar un instrumento del PSOE, que en el debate sobre la expulsión de los alcaldes del Parlamento podría haber sido utilizado frente a la Junta y por tanto para avalar las tesis populares, y por otro, porque el PP necesita proyectar institucionalmente a todos los niveles la nueva situación derivada del 22-M.

Una pieza clave en la estructura socialista

El temor del PSOE es que el PP active su poder municipal, incluida la presencia que le corresponde en la FAMP, para orientarlo contra la Junta en unos meses en los que Andalucía se juega su futuro político y un cambio que, de producirse, tendría una profunda repercusión a nivel social. No hay que olvidar que la presencia del PSOE en el tejido social de Andalucía llega a ser asfixiante, a través de subvenciones, coordinación de estrategias y presencia en la inmensa mayoría de los colectivos del más variado perfil.

La presión del PP para ocupar el espacio que le corresponde en la FAMP se produce en unos momentos de extrema debilidad del presidente, Francisco Toscano, alcalde de una localidad emblemática para el PSOE –la mayor en la que este partido tiene una alcaldía- y que forma parte del cinturón urbano de Sevilla. Toscano tiene pendiente una investigación en su ayuntamiento, abierta por un juzgado de Dos Hermanas, en relación con un presunto caso de corrupción a partir del cual se han podido falsificar empadronamientos para que una serie de personas y empresas reciban ayudas al amparo del Plan de Empleo Local, con el que se han relacionado a dos mil trabajadores.

El bloqueo de la FAMP es aún más evidente si, como recuerda el secretario general del PP-A, Antonio Sanz, la Federación Española ya ha convocado la asamblea general y ha puesto en marcha el proceso para la nueva configuración de esta institución a raíz de los resultados de las últimas elecciones municipales.