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"Los niños son recuperables"

Los recreos del miedo

El Defensor del Menor de Andalucía reclama a la Junta un registro del acoso escolar. Esta semana se ha denunciado una violación de un niño de 9 años por sus compañeros

Foto: Puerta del colegio donde presuntamente se violó a un niño de nueve años. (EFE)
Puerta del colegio donde presuntamente se violó a un niño de nueve años. (EFE)

En clase les vigila el profesor. A la salida del centro está su madre o su padre. El problema radica en el recreo. Ahí entra el miedo y el menor sufre. Se le arrincona por ser diferente, por ser distinto. No es una pelea ocasional o un insulto. El acoso escolar se produce cuando es continuo y existe la intención firme de apropiarse de la voluntad de otra persona.

El caso de la supuesta violación por parte de sus compañeros de colegio a un menor de un centro educativo de la provincia de Jaén reabre el debate sobre cómo actuar en estos casos. La Fiscalía de Menores ha archivado la denuncia ya que los presuntos agresores son inimputables al ser menores de 14 años. Según datos del Defensor del Menor de ​​Andalucía, el número de quejas sobre acoso escolar pasó de 22 en 2015 a 41 en 2016. La cifra de 2017 aún no está cerrada.

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Los técnicos de este organismo, integrado dentro del Parlamento de Andalucía y que fiscaliza la gestión del Gobierno autonómico, creen que el año pasado las quejas bajaron, pero no porque existieran menos casos, sino por alguna campaña de concienciación en 2016 e impacto mediático, como la presencia del Defensor en algún programa de Canal Sur Televisión de gran audiencia.

0,02% de los menores

"Muchos problemas se resuelven en las consultas que nos hacen, pero no se transforman en quejas, que es una denuncia más formal y a partir de la que nosotros empezamos a investigar", explican a El Confidencial fuentes de esta institución. La Junta de Andalucía argumenta que los casos de acoso sexual son residuales, que afectan solo al 0,02% de los menores andaluces. La población de Andalucía entre los 0 y 17 años es de 1,6 millones personas (1,5 millones están escolarizados: el 38% en enseñanza primaria). El 75% está matriculado en centros públicos, el 21% en colegios concertados y el 4% en colegios privados.

En el registro se incluiría la edad, si es niño o niña, cómo se comporta; tipo de centro, si se encuentra en zonas 'normalizadas' o de exclusión social

El Defensor del Menor, que elaboró un 2016 un completo informe sobre el acoso escolar en Andalucía incluyendo prevención, detección y recuperación de las víctimas, considera imprescindible la creación de un registro que contabilice el mayor número de datos posibles sobre los conflictos. Esto es: edad, si es niño o niña, cómo se comporta; tipo de centro educativo, si se encuentra en zonas 'normalizadas' o de exclusión social. La Junta se niega a facilitar esa información que serviría para trabajar con más capacidad para resolver o al menos conocer bien las causas del conflicto.

Los responsables de Educación intentan evitar alarmar a la opinión pública y ofrecer muchos datos, que todo esté controlado por el propio centro educativo. Se trata de no estigmatizar a los responsables del colegio o instituto y a los profesores, que podrían aplicar herramientas para que no haya represalias. "La Ley del Menor de Andalucía es buena. El asunto es cómo se aplica y ahí nos encontramos con problemas", explica un experto.

Ruido mediático

La víctima. Cuando el ruido mediático haya cesado, llegará el seguimiento de los casos. El 80% de los padres traslada a su hijo a otro centro educativo. En núcleos rurales el cambio resulta complicado por el transporte y la convivencia dentro de municipios pequeños entre el agredido y los agresores. "A esas edades los niños son recuperables, no puede recaer sobre ellos toda la carga penal", remarcan en el Defensor del Menor.

La Junta explica en su informe sobre la convivencia escolar en Andalucía que mantiene programas de recuperación para los menores implicados en abuso sexual y que de manera mayoritaria están relacionados con familiares cercanos a los niños y no entre los propios pequeños. ¿Y qué hay que hacer con los agresores? El trabajo con ellos en aulas de convivencia resulta clave. La expulsión del centro, como ha ocurrido en el caso de Jaén, no resulta la mejor opción, ya que muchos no quieren ir a clase y lo consideran incluso como un triunfo. El agresor se puede venir arriba e incluso considerarse protagonista al salir por televisión.

placeholder Municipio jienense donde se investigan los hechos. (EFE)
Municipio jienense donde se investigan los hechos. (EFE)

El Defensor del Menor contactó con estudiantes de Secundaria de Andalucía y ellos mismos, ante un asunto de acoso, dieron con la mejor alternativa. "Nosotros mismos los solucionamos", proclamaron. Una autorregulación bien entendida. Se modula la opinión sobre el agresor para que la víctima deje de serlo. A los padres y a los profesores los ven como una autoridad. "Está muy bien el apoyo de los psicólogos, pero esto lo podemos encauzar en la misma clase", argumentan menores.

"Pedimos un poco de silencio"

El papel de los medios de comunicación es decisivo para no mostrar los datos de la víctima y de los agresores. "Pedimos un poco de silencio para que nosotros podamos trabajar. No puede ser que el pueblo donde se han desarrollado los hechos sea ya conocido por todos. Así se retrasa mucho nuestra investigación. Los agresores pueden incluso ver negocio y que vean como normal la violación", lamenta un portavoz del Defensor del Menor de Andalucía, tras calificar como "brutal" el abuso sexual de Jaén. "Nos ha dejado en 'shock'", admite.

Virginia Arjona es directora del colegio público doctor Gálvez Moll, ubicado en La Palmilla, una de las barriadas más pobres de España. "El acoso escolar se da en todo tipo de colegios y es reflejo de una sociedad violenta, sexista, racista y homófoba. Hay protocolos de detección de posibles y lo que hay es que ponerlos en marcha”, destaca Arjona en declaraciones a El Confidencial.

Es necesario tener una relación estrecha con la Fiscalía de Menores y por parte del centro derivarles el informe de indicios de maltrato

¿Cómo se puede saber que un alumno esté sufriendo maltrato? Baja su rendimiento académico, se aísla, su estado de ánimo empeora… Aparece la ropa manchada y los moratones. "Los signos de alarma también se dan en casa, de ahí la importancia del trasvase de información de la familia al tutor y viceversa". Y añade: "Es necesario tener una relación estrecha con la Fiscalía de Menores y por parte del centro derivarles el informe de indicios de maltrato para que se inicie una investigación cuando se crea oportuno".

Control de las emociones

Arjona destaca el valor del maestro que conoce al niño mejor que cualquier otra institución. "Nuestro trabajo no está suficientemente valorado… tenemos un papel importantísimo y necesitamos el apoyo de la sociedad. Es importante los recursos humanos en número suficiente para garantizar una buena guardia en el patio o poder realizar un taller del control de las emociones".

Considera la directora del centro público malagueño que la ausencia de "un clima de convivencia" puede propiciar que aparezca el acoso. "Hay que educar para que las diferencias se vean como un enriquecimiento y no como un problema; trabajar la empatía y las habilidades de mediación. También entender que el problema no es entre acosador/es y acosado. Los que observan legitiman".

Belén Cortés, jefa de Estudios de Secundaria del colegio La Asunción de Málaga (concertado y religioso) de 1.700 alumnos, coincide con Arjona en que la mano ejecutora es la de los acosadores, pero que los testigos tienen "un grado de responsabilidad con su secreto cómplice". "Son los colegios los que cuentan con más información sobre el alumno. El trabajo del docente debe estar coordinado con el departamento de orientación. Los valores humanos de respeto, empatía, solidaridad, integración e inteligencia emocional son muy importantes".

El miedo en el recreo es palpable. Se refleja en esos minutos de esparcimiento, sobre todo en época de exámenes e inmediatamente después aumenta el pico disciplinario. "No hay vigilancia efectiva. Incluso respetando las directrices de la inspección cada profesor tiene demasiadas áreas por vigilar. Donde hay un lío en otro lugar del recreo se produce un conato de otro conflicto. Los problemas se pueden dar en los centros escolares, pero es fuera del horario lectivo donde aparecen. Cuando salpican a la vida escolar hay que denunciarlo e investigarlo".

Las escuelas de padres tienen que ser más "eficaces", con talleres prácticos para evitar el acoso, no solo con tutorías personalizadas

Para Cortés, hace falta "trabajar mucho" con los progenitores. Y las escuelas de padres tienen que ser más "eficaces" de lo que lo son ahora, con talleres prácticos para evitar el acoso, no solo con tutorías personalizadas o enfocadas a la situación académica del niño, sino dirigidas a acabar con la "impunidad" de las redes sociales de niños y adolescentes. "Los padres le ponen un móvil a un niño sin enseñarle a utilizarlo y eso se hace con inconsciencia, ignorancia y temeridad".

Móviles y redes sociales

Un ejemplo. Hace escasos meses en una encuesta entre niños de nueve años el profesor preguntó si alguno de ellos tenía móvil. Una clase de Primaria. Menores de nueve años. De un grupo de 25, solo seis… carecían de teléfono celular. La recomendación general es que los menores puedan ya contar con un móvil a partir de los 14. Se desaconseja antes. Emilio Calatayud, juez de menores de Granada, sitúa la edad aconsejable los 16 años. "Muchos padres tienen miedo de que su hijo quede rezagado, que el niño va a ser el raro. Hay que educarlos para que tengan una buena autoestima. La escuela es un centro de socialización suficiente y no es necesario complementarlo con un teléfono móvil", subraya la jefa de Estudios.

"¿Qué pasa si no apareces en las redes sociales? Viven con un complejo y al final quieren hacer a sus hijos fuertes y meterlos en una dinámica que los iguala a otros", añade. "A pesar del caso de Jaén el acoso presencial es cada vez menor. Los acosos se dan más por redes sociales y se gestan fuera del horario escolar, pero nos obligan a nosotros a intervenir, ya saturados de lo que se gesta fuera del horario escolar", remata.

En clase les vigila el profesor. A la salida del centro está su madre o su padre. El problema radica en el recreo. Ahí entra el miedo y el menor sufre. Se le arrincona por ser diferente, por ser distinto. No es una pelea ocasional o un insulto. El acoso escolar se produce cuando es continuo y existe la intención firme de apropiarse de la voluntad de otra persona.

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