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El empresario al que quieren condecorar los policías: "Ojalá fuese nuestro ministro"
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Plamen Pavlov

El empresario al que quieren condecorar los policías: "Ojalá fuese nuestro ministro"

Plamen Pavlov ha sufragado y repartido 65.000 botes de gel hidroalcohólico por comisarías y cuarteles de media España, por eso alguna vez le han dicho que es "como un ángel custodio"

Foto: El empresario Plamen Pavlov. (EFE)
El empresario Plamen Pavlov. (EFE)

Lo suyo no es una vocación frustrada, ya que no pasó de jugar a policías y ladrones como cualquier niño. Simplemente es un “gesto de agradecimiento” y una forma de honrar la memoria y las enseñanzas de sus abuelos y su padre, que “desde que era pequeño me educaron en el respeto a las fuerzas de seguridad”. Por eso, cuando estalló la pandemia y los agentes se enfrentaban a diario a la enfermedad entre quejas por la falta de medios de prevención, tiró de contactos y comenzó a donar litros y litros de gel hidroalcohólico por comisarías y comandancias de media España. En total, 65.000 botes. Por eso, muchos policías y guardias civiles dicen abiertamente: “Ojalá tuviéramos un ministro [de Interior] como él”.

El protagonista de esta historia se llama Plamen Pavlov, un empresario búlgaro afincado en nuestro país desde hace más de 20 años, para quien los agentes han solicitado una medalla al mérito policial.

“En esta familia, nadie lucha solo”

Pavlov afirma que siente cierta vergüenza cuando alguna vez le han dicho que es “como un ángel custodio” y no oculta que, más que cualquiera de los “miles y miles” de muestras de agradecimiento recibidas, el momento que mayor emoción sintió fue cuando en una entrega de material leyó el reivindicativo lema en torno al que se han unido muchos agentes: “En esta familia, nadie lucha solo”.

Casado y padre de dos hijas, que “son casi españolas”, este empresario se sintió obligado a aportar su “pequeño granito de arena” cuando en los primeros días de la pandemia, “en los que todos estábamos encerrados”, la “insuficiencia de material de protección” era la tónica general. “Los médicos, enfermeros y policías estaban en la primera línea, haciendo un trabajo esencial”, pero era a estos últimos a los que veía más desprotegidos. No en vano, eran muchos los sindicatos policiales que esos días denunciaban que los agentes carecían hasta de guantes.

placeholder Pavlov, en la puerta de su negocio. (Cedida)
Pavlov, en la puerta de su negocio. (Cedida)

Y como su familia le había educado desde pequeño en el respeto a las fuerzas de seguridad, decidió que les ayudaría en todo lo que pudiese. Así que utilizó su empresa, Pavlova´s, dedicada a productos de cosmética y cuidado personal, para conseguir partidas de gel desinfectante y repartirlas entre los agentes. La idea original era entregar 6.500 unidades, “pero hemos acabado multiplicando por 10 esa cifra”.

Primero en Málaga, después en las otras siete provincias andaluzas, para acabar saltando a Extremadura, Murcia o Castilla y León, entre otros puntos. Su labor comenzó a extenderse y había quien quería venir a recoger el material de protección, pero la seguridad era lo primero, así que Plamen también se encargó de la logística y encontró una empresa de transporte que le hacía un descuento del 50% en cada envío.

“¿Quién estaba en las calles protegiéndonos? ¿Quién ha velado por que se respetaran las leyes y no se propagara el virus?”

“¿Quién estaba en las calles protegiéndonos? ¿Quién ha velado por que se respetaran las leyes y no se propagara el virus?”, pregunta el empresario cuando se le pregunta el porqué de su admiración por los agentes españoles. “La sociedad debe aprender mucho”, reflexiona.

Miguel Millán, responsable de Jupol en Málaga, no titubea al insistir en que “ojalá tuviéramos un ministro como él”. Es su particular forma de criticar la falta de dotación de medios por parte del Ministerio del Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, cuando el coronavirus se extendía con rapidez entre el desconocimiento y el miedo.

placeholder El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)

Plamen “nunca entendió el abandono que sufrimos durante la pandemia”. “Empezó a ayudarnos el mismo día que se declaró el estado de alarma y comprobó que estábamos completamente desprotegidos”, explica el representante sindical, que sostiene que “únicamente le mueve su amor por la Policía Nacional y la Guardia Civil”. “Le hicimos un reconocimiento, con la entrega de una placa de Jusapol [la asociación que reclama la equiparación salarial y que une a componentes de ambos cuerpos]”, pero “hemos solicitado que se le conceda una medalla al mérito policial”.

En el escrito, registrado el pasado 24 de marzo, se destaca que el empresario “ha demostrado durante toda la pandemia ser un ejemplo como ciudadano” y ha ayudado a “protegernos” frente a este “maldito covid-19”. Además, se valora “su participación en la donación de dos escudos balísticos”.

placeholder Material sanitario repartido por el empresario. (Cedida)
Material sanitario repartido por el empresario. (Cedida)

Miguel Millán aclara que “no somos partidarios de que se entreguen condecoraciones al mérito policial a personas que no son agentes”, ya que entienden que “deberían cambiarle el nombre y denominarse al mérito ciudadano”. No obstante, defiende que, como se conceden, “la primera de toda España tendría que ser para Plamen Pavlov”, porque “nadie como este hombre ha hecho tanto por la protección de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado durante la pandemia. Nadie, repito, nadie”.

Lo suyo no es una vocación frustrada, ya que no pasó de jugar a policías y ladrones como cualquier niño. Simplemente es un “gesto de agradecimiento” y una forma de honrar la memoria y las enseñanzas de sus abuelos y su padre, que “desde que era pequeño me educaron en el respeto a las fuerzas de seguridad”. Por eso, cuando estalló la pandemia y los agentes se enfrentaban a diario a la enfermedad entre quejas por la falta de medios de prevención, tiró de contactos y comenzó a donar litros y litros de gel hidroalcohólico por comisarías y comandancias de media España. En total, 65.000 botes. Por eso, muchos policías y guardias civiles dicen abiertamente: “Ojalá tuviéramos un ministro [de Interior] como él”.

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