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La rebelión de unos pueblos de Málaga contra el cierre de sucursales: “Nos van a oír”
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11 MUNICIPIOS AFECTADOS

La rebelión de unos pueblos de Málaga contra el cierre de sucursales: “Nos van a oír”

Los ayuntamientos y sus vecinos amenazan con retirar sus fondos. El problema se extiende por la España Vaciada y afecta especialmente a localidades con población envejecida

Foto: Una vecina protesta por la 'desertización' bancaria de los pueblos. (P.D.A.)
Una vecina protesta por la 'desertización' bancaria de los pueblos. (P.D.A.)

Con el ejemplo de la lucha del jubilado Carlos San Juan para conseguir que las entidades financieras presten una atención personalizada a los mayores, los vecinos de un grupo de pueblos de Málaga, con sus alcaldes a la cabeza, alzaron la voz este martes para denunciar el inminente cierre de sucursales y la “exclusión financiera” que están sufriendo por la digitalización del sector. Una dinámica que personalizaron en Unicaja, entidad de más arraigo en la provincia, y que recientemente aprobó un plan de recortes que implicará la desaparición de 18 oficinas. Como respuesta a esta estrategia empresarial, que conlleva un evidente desarraigo, los ayuntamientos y ciudadanos afectados han amenazado con retirar sus fondos.

Lo anunció Antonio Yuste, alcalde de Almáchar, un pueblo de la Axarquía de aproximadamente 1.800 habitantes, que lamentaba haberse enterado por la prensa del ocaso definitivo de la sucursal después de que durante años estuviese abriendo sus puertas unos pocos días a la semana. “Lunes, miércoles y viernes”, precisaba su homólogo de Jubrique, quien añadía que muchos de los algo más de 550 vecinos de esta localidad del Valle del Genal tendrán que desplazarse en autobús a horas intempestivas para realizar cualquier trámite en Ronda. “El bus sale a las siete de la mañana y regresa a las seis de la tarde. ¿Qué va a hacer esa persona que no tiene otra forma de desplazarse para cobrar su pensión?”, se cuestionaba Alberto Benítez, mientras confesaba que ha tenido que tranquilizar a algunos jubriqueños que tenían “mucha preocupación” porque creían que perderían su dinero.

Foto: Fachada de sede central de Unicaja en Málaga. (EFE Daniel Pérez)

El cierre de oficinas afecta a todo el país, en especial a la España vaciada, y el gran problema, explicaba Manuel Sillero, regidor de Villanueva de Tapia, es que son municipios envejecidos, con un buen número de personas que superan los 70 y una bolsa de población sin capacitaciones digitales, o simplemente analfabeta.

José Robledo es uno de los que siente incertidumbre. Habitante de Alfarnate, a sus 73 años, este martes se subió a un autobús y, junto a decenas de sus vecinos, se trasladó a la capital malagueña para participar en una sonora protesta. “Sólo uso el teléfono móvil para llamar a mi hijo. No he estudiado para eso, sólo me he dedicado a trabajar”, confesaba para justificar su inseguridad ante la banca digital que se impone de forma arrolladora sin pensar en los que se quedan atrás. “¿Y qué hago si se traga la cartilla?”, se preguntaba a continuación, situándose en todos los escenarios posibles en los que no pudiese encontrar una solución.

Estos pueblos cuentan con una bolsa de población analfabeta a la que se empuja a la banca digital

Próximo a él, sujetando una hoja en la que se podía leer “No al cierre de la oficina de Almáchar”, estaba Antonio Moreno, quien rápidamente precisó que procede de Villanueva del Trabuco. Y aunque no es una de la decenas de localidades afectadas por la desaparición de sucursales que se hará efectiva el próximo día 18, decididó movilizarse por solidaridad: “Estamos en el bombo y, si no caemos un día, lo haremos otro. Es algo que tenemos claro”.

Con 76 años impresos en el DNI, Antonio no se muerde la boca, y hasta suelta algún taco, cuando se queja de que, “mientras antiguamente hasta te hacían un regalo por meter tus perras en el banco, ahora encima hay que pagarles”. “Ellos ganan siempre”, resume de una forma casi lacónica y antes de venirse arriba: Nos van a oír”. El cierre de sucursales responde a la transformación del sector bancario, a las sucesivas fusiones y a la implosión de las nuevas tecnologías. Es una realidad que se extiende por todo el país, y a la que el propio Gobierno central ha intentado poner coto. De hecho, tras un mes de negociaciones, las principales patronales se comprometieron el pasado 21 de febrero a impulsar un protocolo para reforzar la atención a los mayores.

placeholder Concentración de protesta celebrada este martes ante la sede social de Unicaja. (P.D.A.)
Concentración de protesta celebrada este martes ante la sede social de Unicaja. (P.D.A.)

No obstante, Yuste, así como el resto de regidores que le acompañaban, incidieron en que no se quedarán de brazos cruzados y anunciaron que cerrarán todas las cuentas municipales y que animarán a sus vecinos a que hagan lo mismo. “Esto no es una pataleta”, advirtió Sillero, que mostró su hastío porque se hable de lucha contra la despoblación de las zonas de interior cuando se suprimen servicios básicos como las oficinas bancarias.

“Es un palo más en las ruedas” para fijar a la gente en el territorio y evitar la emigración de los más jóvenes, insistió el regidor de Almáchar, quien no ocultó su malestar por el hecho de que haya sido el que “decía ser el banco de todos los andaluces”, el que “se olvida de ellos de la noche a la mañana”. Esa “espinita”, aseguró, la llevan clavada.

Aunque los alcaldes recordaron a los más mayores, los jóvenes también expresaron su malestar

Pero el cierre de sucursales no solo repercute en los 11 municipios que a corto plazo se quedarán sin oficina bancaria. También arrastra a los que ya carecían de este servicio. Uno de ellos es Alfarnatejo y su alcalde, Daniel Benítez, lo tiene claro: “Las entidades bancarias nos abandonan”. Hasta ahora, sus vecinos acudían a Alfarnate para realizar sus trámites financieros, pero con la desaparición de la sucursal del pueblo vecino, también tendrán que desplazarse a Riogordo.

Todos los dirigentes recordaban en sus reivindicaciones a las personas de edad avanzada, aunque la exclusión bancaria también afecta a los jóvenes de estos municipios. Así lo recordó Álvaro Díaz, un chico de 33 años en cuya memoria siempre ha estado la sucursal de su pueblo, Almáchar. “Hubo años en los que abría mañana y tarde, y en épocas con crisis muy grandes, por eso no se entiende que ahora, que hay más progreso, la cierren”, apuntaba, para aclarar que ahora tendrán que desplazarse a Vélez-Málaga para “solicitar una hipoteca o un préstamo” o algo tan simple como ingresar dinero. “Porque el cajero que tenemos es tan viejo que no se puede hacer”.

Foto: Una persona realiza una gestión en el cajero de un banco. (EFE)

Las dudas asaltaban a todos los presentes en la movilización, ya que no saben qué va a ocurrir a partir del día 18. Desconocen si habrá un agente comercial, o incluso si continuará el terminal automático, por eso sólo les queda protestar. Y ayer lo hicieron con ganas. Gritando y haciendo sonar una bocina con la que acompañaban sus consignas.

Con el ejemplo de la lucha del jubilado Carlos San Juan para conseguir que las entidades financieras presten una atención personalizada a los mayores, los vecinos de un grupo de pueblos de Málaga, con sus alcaldes a la cabeza, alzaron la voz este martes para denunciar el inminente cierre de sucursales y la “exclusión financiera” que están sufriendo por la digitalización del sector. Una dinámica que personalizaron en Unicaja, entidad de más arraigo en la provincia, y que recientemente aprobó un plan de recortes que implicará la desaparición de 18 oficinas. Como respuesta a esta estrategia empresarial, que conlleva un evidente desarraigo, los ayuntamientos y ciudadanos afectados han amenazado con retirar sus fondos.

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