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La 'mami' de 18 años que pastoreaba un burdel de tres plantas y 40 habitaciones
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TRATA DE BLANCAS

La 'mami' de 18 años que pastoreaba un burdel de tres plantas y 40 habitaciones

Cómo un hotel de Cártama se transformó en un 'discreto' club en el que las mujeres eran explotadas en turnos de 24 horas. 17 víctimas fueron liberadas. Hay sospechas de que pudo haber menores prostituidas

Foto: Foto: Andreas Rentz/Getty Images.
Foto: Andreas Rentz/Getty Images.

Acordaron entrar a última hora de la tarde, en ese instante en el que la luz decae y los rostros se difuminan. El local estaría a pleno rendimiento, pero la afluencia de público no sería destacable. No suelen encontrar una respuesta violenta, pero nunca se sabe. Así que mejor minimizar riesgos.

Los agentes irrumpieron en el interior y rápidamente percibieron ese característico olor que parece agarrarse en el recuerdo. Una mezcla de inhumanidad y sordidez, de alientos y perfumes concentrados en una sala sin apenas ventilación. Un hedor atrapado en la moqueta y las cortinas. Tan intenso que parece chorrear por los muchos sofás desperdigados en una instancia donde dos paisanos emblanquecen cuando en la oscuridad disciernen las placas de los policías. "Es la primera vez que vengo" o "solo estoy tomando una copa", dos clásicos para justificar su presencia en ese burdel de tres plantas pintado de un llamativo azul, con aproximadamente 40 habitaciones y 17 mujeres que eran explotadas sexualmente las 24 horas del día.

Foto: Una mujer víctima de trata cose en el taller de APRAMP. (Patricia Seijas)
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Una trituradora de voluntades y anhelos camuflada en un falso hotel de Cártama (Málaga) y cuya maquinaria era engrasada por un singular personaje: una 'mami' de 18 años de edad que controlaba al resto de chicas. Una joven que confesó que había ejercido la prostitución siendo una adolescente y que se ganó la confianza de la organización para que delegaran poder en ella. Seis personas han sido detenidas tras una investigación del Grupo III de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad Documental (Ucrif) de la Comisaría Provincial.

Las pesquisas que permitieron liberar a las 17 víctimas se desarrollaron con cierta celeridad porque la información inicial aseguraba que en el local estaban prostituyendo a menores, según explican los inspectores al frente del caso, que detallan que durante las vigilancias observaron a chicas "muy jóvenes" que la red movía entre el club y un piso de Mijas acondicionado como un segundo prostíbulo. Habitaciones para estar con los clientes y otras en las que se apilaban las literas que eran su pequeño refugio. Disponibles todas las horas del día. Y si cuerpo no daba para más, una rayita de coca para aguantar.

"…; Valeria, 104; Nicole, 105; Rocío, 106…", se leía en el cuadrante de reparto de las habitaciones

En el catálogo que ofrecía la red había sudamericanas —"son mayoritarias. Brasileñas, paraguayas, colombianas..."—, procedentes de países del Este y españolas. "Desde la crisis de 2008, se ha producido un incremento" de nacionales prostituyéndose, aunque "habitualmente huyen de los clubes y ejercen en un domicilio". Un cartel sujetado con cinta adhesiva a la pared las distribuía por habitación: "…; Valeria, 104; Nicole, 105; Rocío, 106…". Mujeres a las que controlaban con sistemas de videovigilancia y un marcaje férreo que llevaba a cabo la 'mami'. Un elemento intermedio en la organización, que supuestamente hacía de enlace entre las víctimas y los cabecillas de la red, pero que en el fondo las pastoreaba y chivaba cualquier incidencia que pudiese dañar un negocio que cada día dejaba miles y miles de euros. Solo el día en el que se realizó la operación, cuando el local aún no estaba en ebullición, se localizaron 1.915, señalan los investigadores, que apuntan que "se está haciendo una investigación patrimonial y hay que determinar si también se ha producido un delito de blanqueo, porque con los bienes que se intervengan se podrá indemnizar a las víctimas".

placeholder Cuadrante con el reparto de las habitaciones. (Policía Nacional)
Cuadrante con el reparto de las habitaciones. (Policía Nacional)

La 'mami' tradicionalmente suele ser una mujer con cierta edad y ascendencia sobre el resto, pero en esta ocasión llamó la atención de los agentes que ese rol lo ejercía una joven española con 18 años recién cumplidos. La chica, que se imponía al resto con la ayuda de los 'machacas' de la organización, los encargados de castigar cualquier comportamiento inapropiado, relató que no hacía mucho que ella había estado en el lugar de esas mujeres, pero que había ascendido tras ganarse la confianza de los jefes.

Foto: Foto: iStock

Esta confesión reforzaba los indicios iniciales de que en el establecimiento podía haber menores de edad prostituidas, aunque esa hipótesis quedó finalmente aparcada cuando comprobaron la documentación de las mujeres. Quedará la duda de si lo contado por la joven era cierto, pero la experiencia hace pensar que había un poso de verdad en sus palabras.

Cámaras, verja y contraseñas

El burdel era un antiguo hotel de tres plantas y unas 40 habitaciones. En la baja, la recepción, la sala de alterne y las instancias donde los puteros tiraban de euros para poder estar con una mujer. También la zona desde la que se realizaba el control de acceso al local, que se anunciaba en Internet, pero que en su fachada exterior no lucía ningún elemento que revelase su verdadera naturaleza. "Solo permitían entrar a las personas que habían contactado previamente o los que conocían porque eran habituales", e incluso "solicitaban contraseñas", señalan los investigadores, que describen que el edificio estaba perimetrado por una verja permanentemente cerrada.

A las mujeres se les imponían objetivos de producción: servicios, consumiciones...

En los dos pisos superiores, las habitaciones en las que pernoctaban las chicas en los ratos de 'descanso' que tenían una vez cumplido el "cupo de captación de clientes o consumo de bebidas". Parecían algo mejor que las del piso. Al menos tenían cierta intimidad y no tenían que dormir en literas.

Parece un clásico, pero el cabecilla de todo el entramado era un "tipo normal", rodeado de otros que tenían funciones distintas. Junto a los 'machacas' que controlaban a las víctimas y a los clientes, había quien ejercía de chófer y las trasladaba entre los dos prostíbulos y los que se encargaban de la seguridad, regentar el bar y suministrar drogas. Todos quedaron en libertad con cargos.

La investigación determinó que los presuntos autores trabajaban tras dos sociedades que estaban de baja en la Seguridad Social y sin empleados que figurasen dados de alta en las mismas. En los registros practicados, en los que participaron la Unidad de Guías Caninos, la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), el Grupo de Hospederías, la Inspección Provincial de Trabajo de Málaga y de la Policía Local de Cártama, se hallaron 60 gramos de cocaína, 50 gramos de hachís y marihuana, todo ellos dispuesto en dosis para su distribución, fármacos vigorizantes, 1.915 euros y numerosa documentación relevante para la investigación. Los seis detenidos son acusados de los delitos de prostitución y explotación sexual, contra la salud pública, contra el derecho de los trabajadores y pertenencia a organización criminal.

Foto: Imagen de archivo de una operación contra las redes de prostitución en España. (EFE)

Las citadas fuentes hacen hincapié en que para apuntalar el cargo de explotación sexual y laboral es fundamental demostrar que los proxenetas se aprovechan de la "situación de especial necesidad" de las chicas para someterlas a sus intereses, por lo que en ocasiones piden informes a los Servicios Sociales de sus países de origen para que constaten este extremo. Y se solicita la prueba preconstituida para evitar que el caso pueda venirse abajo porque las testigos principales deciden desaparecer cuando el proceso de instrucción se vuelve silencioso.

Lograr la colaboración de las víctimas es a veces complicado, reconocen, porque cuando ven irrumpir a los agentes en el local, "lo primero que piensan es que van a ser detenidas". Por eso "se les tranquiliza" y les explican que "estamos ahí para ayudarlas y tratar de ofrecerles una alternativa". Porque la Ucrif está en contacto con organizaciones y administraciones como Nuevo Hogar Betania, la Obra Social de Adoratrices o la Junta de Andalucía, que les pueden ofrecer recursos para cambiar de vida. Y, a pesar de que la actividad de la unidad dificulta un seguimiento posterior tras la investigación, conocen algún caso.

Acordaron entrar a última hora de la tarde, en ese instante en el que la luz decae y los rostros se difuminan. El local estaría a pleno rendimiento, pero la afluencia de público no sería destacable. No suelen encontrar una respuesta violenta, pero nunca se sabe. Así que mejor minimizar riesgos.

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