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La moda flamenca está en apuros: el sector, atomizado y saturado, busca nuevos mercados
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CONSECUENCIA DE LA PANDEMIA

La moda flamenca está en apuros: el sector, atomizado y saturado, busca nuevos mercados

La industria, con un fuerte apoyo en la economía sumergida, apuesta por diversificar la clientela y reclama ayudas. La feria internacional Simof estrena pasarela en Madrid en busca de nuevos escaparates

Foto: Momento de la celebración de la 27 edición del Salón Internacional de la Moda Flamenca este pasado mayo en Sevilla. (EFE/Raúl Caro)
Momento de la celebración de la 27 edición del Salón Internacional de la Moda Flamenca este pasado mayo en Sevilla. (EFE/Raúl Caro)

En Sevilla sorprende que haya tenido que ser Dior, la prestigiosa firma francesa de alta costura, quien haya reivindicado con su desfile en la Plaza de España la artesanía y la exclusividad de la moda andaluza. Una moda que también es flamenca, traspasa fronteras y que, a pesar de ser inspiración en el mundo, simplemente sobrevive con un mercado saturado y que no supera el complejo de vestir un estilo que va mucho más allá del traje regional para ferias y romerías. Aún es pronto para valorar el impacto real que este evento tendrá para esta industria, para ver si los mantones elaborados por la sevillana Ángeles Espinar y su hija que exhibieron las modelos de Dior se convertirán en tendencia. Pero los creadores andaluces confían en que marque un hito y suponga el empujón que todos necesitan para salvar la crisis agudizada por la pandemia y que justifica de sobra la celebración por primera vez en Madrid de una edición del Salón Internacional de la Moda Flamenca (Simof), un escaparate que desde Sevilla se abre al mundo para captar nuevos mercados.

Foto: Manifestación de #LunarOff. (EFE)

El estreno de este certamen, esta semana en el hotel Wellington de Madrid, es oportuno y necesario, sobre todo, después de la crisis del covid, que redujo drásticamente los ingresos del sector e hizo que muchos de los profesionales buscasen trabajo en otras áreas. Esta situación movilizó a los creadores, que vistieron de luto a las flamencas y desfilaron por las calles de la ciudad en una iniciativa bautizada como Lunar Off a la que se sumaron diseñadores, modelos, casas de tejidos, proveedores y representantes de pasarelas como Simof, la más antigua, We Love Flamenco o la Pasarela de Jerez. Un sector altamente atomizado se unió por primera vez para dar la voz de alerta y para evitar que este negocio se apagara. El movimiento asociativo continúa activo porque, por la especificad de la actividad que desarrollan, se han visto excluidos de ayudas y subvenciones en los últimos años de pandemia. No existe un epígrafe específico que englobe al sector, como lo hay para el arte sacro, y por tanto no hay datos oficiales que identifiquen y cuantifiquen el peso de esta particular industria.

La dispersión es precisamente uno de los puntos débiles del sector. Actualmente existen tres asociaciones: Mof&Art, Qlamenco y la ya citada Lunar Off, que representan además a empresas y emprendedores de diferente tamaño y perfiles. Probablemente, consolidar una cita anual en Madrid reforzaría también las estructuras de esta industria y consagraría una clientela que ya existe en dicha ciudad y que se proyectaría desde allí con más facilidad a otros puntos de España y el extranjero. Pero, de momento, los organizadores de Simof Madrid, el Ayuntamiento de Sevilla y Raquel Revuelta, sólo han estado acompañados por la presidenta de la la Asociación de Diseñadores de Moda y Artesanía Flamenca de Andalucía (Mof&Art), Pilar Vera. "Ya hubo un intento, mucho más tímido, en 2019, pero la pandemia frenó los planes y dar este salto a Madrid ahora es fundamental para nuestros negocios", defiende la diseñadora.

placeholder Momento del desfile que Dior celebró este jueves en Sevilla. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Momento del desfile que Dior celebró este jueves en Sevilla. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Otra de las flaquezas del sector es que se apoya en gran medida en la economía sumergida. Se calcula que sólo Sevilla concentra cerca de 450 empresas, en su mayoría pequeños talleres artesanales. Y hay estimaciones que apuntan que el negocio podría rondar los 100 millones de euros al año. Hay toda una artesanía en torno a la confección de trajes y complementos de flamenca, que incluye mantones bordados y orfebrería especial para este tipo de eventos. Pero realmente no hay ningún estudio oficial de impacto económico. La Universidad de Cádiz elaboró un informe hace una década sobre el impacto del flamenco, en general, y atribuía a la moda un volumen de negocio de 25 millones de euros. Un cálculo mínimo que coincide también al multiplicar unos ingresos medios de 80.000 euros por temporada por el número de empresas del sector. Hay costureras que cosen a medida de las clientes y luego pymes que fabrican colecciones cada año y que se adaptan a las medidas y gustos de las compradoras. Un traje de flamenca puede costar entre 500 y 2.000 euros, en función de la marca, aunque hay firmas que elevan el precio hasta los 4.000 y modistas que pueden confeccionar modelos por 300 euros. Luego hay que sumar el coste de los complementos, pues hay mantones desde 50 euros a 150, por ejemplo, y otros abalorios que van incrementando el precio y que las andaluzas suelen ir renovando cada año. Son sólo números que revelan un negocio invisible en gran parte.

La feria que se estrena en Madrid es también oportuna porque el mercado de la moda flamenca está saturado, según coincide la mayoría de los diseñadores, pues cada vez hay más creadores para una misma clientela, mujeres andaluzas. Y por ello éstos miran hacia el exterior con la intención, demás, de impulsar una moda de inspiración flamenca que vaya más allá del que es, sin duda, el traje regional más universal. "Después de dos años de pandemia, íbamos con mucha prudencia y al final nos hemos visto desbordados por la demanda, faltaban tejidos y mano de obra", explica Vera que augura que 2023 será un año excelente para esta industria que requiere de una mayor colaboración pública, según coinciden en el sector. Desde la asociación Mof&Art se apunta la necesidad de potenciar la figura del aprendiz y fomentar la formación. "Hoy en día ya casi no existen talleres", apunta Vera que destaca que hay escuelas de moda donde se prima más el diseño, más que la costura en sí, una labor artesanal que se ha ido transmitiendo de generación en generación y que hoy es un oficio casi en peligro de extinción.

Foto: Sevilla se prepara para la Feria de Abril. (EFE/Julio Muñoz)

Una de las escuelas es Sevilla de Moda. El centro cuenta con una Cátedra Internacional de Moda Flamenca, que coordina Carmen Bazán y donde imparten sus enseñanzas, por ejemplo, diseñadoras como la cordobesa Juana Martín. Esta iniciativa persigue reforzar una alianza estratégica y necesaria en el sector: la empresa y la moda. Y pretende aportar profesionalidad y visibilidad para posicionar el diseño flamenco como referente a nivel mundial. "La moda flamenca no es solamente el traje regional, sino todo aquello que hable de nuestras señas de identidad y que sepan aplicarse con ingenio, creatividad y vanguardia", comentan los responsables de la escuela.

El Simof de Madrid llega después de la temporada alta de esta industria, que se concentra en la Feria de Sevilla, la que da el pistoletazo oficial, el Rocío y otras romerías de la primavera. A partir de estas fechas, las empresas de moda flamenca suelen reconvertirse con colecciones de boda y fiesta para mantenerse el resto del año. Por eso este escaparate en la capital es esencial para recibir pedidos más allá del calendario habitual. También para proyectar y dar visibilidad a un producto que tiene ya un destacado mercado en el extranjero y que también se ha visto afectado por la crisis del covid: las escuelas de baile y tablaos flamencos.

placeholder La temporada alta de la moda flamenca comienza con la Feria de Sevilla. (Reuters/ Marcelo del Pozo)
La temporada alta de la moda flamenca comienza con la Feria de Sevilla. (Reuters/ Marcelo del Pozo)

En el primer año de la pandemia más del 40% de los artistas flamencos abandonaron su profesión y la mayoría de éstos se concentra, junto a Granada, en Sevilla. Asia es un gran foco para este colectivo. Sólo en Japón se estima que existen más de 600 academias y unos 80.000 profesionales. Y le siguen Cora del Sur y China. Para recuperar este mercado Extenda, la agencia de la Junta de Andalucía dedicada al fomento de la exportación e inversión extranjera, ha desarrollado ya dos acciones comerciales para el sector de la moda en la comunidad que encuentra en dicho continente con grandes oportunidades. Uno de ellos es un showroom de moda flamenca en Japón, en el que los principales importadores nipones presentaron los diseños de moda y complementos de 21 firmas andaluzas ante distribuidores y aficionados del país. Sevilla es la principal provincia andaluza exportadora de moda, con más del 40% del total.

placeholder La moda flamenca incluye la elaboración de los trajes y de los complementos, como el mantón de Manila. (EFE/José Manuel Vidal)
La moda flamenca incluye la elaboración de los trajes y de los complementos, como el mantón de Manila. (EFE/José Manuel Vidal)

Y la moda flamenca también se reivindica. Éste es el objetivo de Qlamenco, una de las asociaciones del sector y que tiene a la cabeza a Pedro González. Su misión es dignificar y especializar a una industria que es "un icono en el imaginario visual de la moda" y por ello defiende la manualidad, la excelencia, el tacto exclusivo y la diferencia que marcan los artesanos de la moda flamenca frente a las producciones industriales que, en algunos casos, llegan envasadas al vacío desde China. Una moda única que ha impulsado a esta asociación a reclamar la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para el traje de flamenca y la artesanía que lo rodea.

Una cita para exportar también Sevilla

Cuando hace 28 años la empresaria y modelo Raquel Revuelta organizó la primera edición de Simof la intención era crear un evento que fuera una excusa para atraer al público local al hotel Alcora, uno de los establecimientos emblemáticos que se construyeron en Sevilla para la Expo del 92. Su cómplice fue el director de dicho establecimiento, Sebastián González. Y probablemente ninguno de los dos imaginaba la dimensión que tomaría una pasarela de trajes de flamenca que se ha convertido en un referente en el mundo de la moda y que ha impulsado a una industria que, dos décadas después, sigue necesitando ayuda y unión para competir fuera de sus fronteras. La cita sevillana fue poco a poco creciendo y también modernizándose, superando edades y batiendo récords. Y basta echar un ojo a las cifras de la edición de este año: más de 50.000 personas asistieron a 40 desfiles de 53 firmas que mostraron más de 1.700 trajes de flamenca. Y ahora que la pandemia obliga, el sector se reinventa y da su salto a Madrid con una edición de Simof que permitirá abrir un nuevo escaparate internacional para las creaciones.

Foto: Momento de la apertura de grandes almacenes en rebajas. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Simof Madrid cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Sevilla, muy involucrado ahora en la organización del certamen desde Fibes, y se presenta como una acción de promoción exterior para vender la imagen de una ciudad vinculada a una potente industria que contribuye notablemente a esa marca nacional. El estreno de esta pasarela en Madrid, del 23 al 25 de junio en el hotel Wellington, es una manera de "exportar Sevilla", en palabras de José Manuel del Río, director comercial de Sevilla City Office, el organismo encargado del marketing y la gestión del turismo en la capital. La cita llega para quedarse, según dice la fundadora y ahora coorganizadora del evento, Raquel Revuelta, convencida de que Simof debe traspasar las fronteras de Andalucía y de España. En Madrid no sólo desfilarán las creaciones de 28 diseñadores y firmas andaluzas de moda e inspiración flamenca, sino que se ofrecerá una experiencia al visitante que podrá conocer de primera mano todo lo que hay detrás de las mil puntadas que supone cada traje.

En Sevilla sorprende que haya tenido que ser Dior, la prestigiosa firma francesa de alta costura, quien haya reivindicado con su desfile en la Plaza de España la artesanía y la exclusividad de la moda andaluza. Una moda que también es flamenca, traspasa fronteras y que, a pesar de ser inspiración en el mundo, simplemente sobrevive con un mercado saturado y que no supera el complejo de vestir un estilo que va mucho más allá del traje regional para ferias y romerías. Aún es pronto para valorar el impacto real que este evento tendrá para esta industria, para ver si los mantones elaborados por la sevillana Ángeles Espinar y su hija que exhibieron las modelos de Dior se convertirán en tendencia. Pero los creadores andaluces confían en que marque un hito y suponga el empujón que todos necesitan para salvar la crisis agudizada por la pandemia y que justifica de sobra la celebración por primera vez en Madrid de una edición del Salón Internacional de la Moda Flamenca (Simof), un escaparate que desde Sevilla se abre al mundo para captar nuevos mercados.

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