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El joven que padece un cáncer al que la ambulancia ha dejado tirado más de 30 veces
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SERIOS PROBLEMAS EN MÁLAGA

El joven que padece un cáncer al que la ambulancia ha dejado tirado más de 30 veces

Raúl García, con un tumor en la cadera, debería recibir tres sesiones de rehabilitación por semana. Pero de las últimas 40, solo ha podido asistir a “cinco o seis” porque no le recogen. A Juan Jiménez, superviviente de dos ictus, le pasa igual

Foto: Imagen de archivo de una ambulancia en el Hospital Marítimo de Málaga. (EFE/Jorge Zapata)
Imagen de archivo de una ambulancia en el Hospital Marítimo de Málaga. (EFE/Jorge Zapata)

A Juan Jiménez se le quiebra la voz cuando cuenta su experiencia. Superviviente de dos ictus, acude dos días a la semana, “martes y jueves”, al Hospital Marítimo de Torremolinos para recibir rehabilitación. Una rutina necesaria “para poder andar y mejorar la movilidad de las manos” que desde hace más de un mes se ha visto alterada y ralentiza su recuperación. Juan es uno de los muchos malagueños que están sufriendo los problemas con el servicio de ambulancias que se extienden por todos los hospitales y distritos y que están dejando tirados a muchos pacientes. Situación que unos achacan a una supuesta “huelga encubierta” en mitad de un proceso de licitación del nuevo contrato; y de la que otros culpan a la actual empresa adjudicataria por incumplir las condiciones firmadas.

El hombre, de 60 años, cuenta que vive en la barriada de Santa Bárbara de la capital y que tiene que trasladarse a la vecina localidad torremolinense para ser atendido por los rehabilitadores. Pero estos desplazamientos se están convirtiendo en un desagradable hábito. “A las siete de la mañana me llaman y me dicen ‘Juan, no te podemos recoger, no hay ambulancia’, y yo pregunto si siempre me va a tocar a mí”, comenta a este periódico, para seguidamente describir el caos que genera en su vida cada una de esas llamadas: “Me dicen que ellos no me pueden pagar el taxi, y mi mujer tiene un trabajo a media jornada. Si lo deja para llevarme al hospital, ¿de qué comemos?”.

Foto: Manifestación en Huelva en defensa de la sanidad pública. (EFE/Julián Pérez)

Este constante escenario de incertidumbre se diluyó gracias a la mediación de un vecino, un tipo altruista de nombre José Luis Lozano, que ha decidido compensar el mal funcionamiento del servicio de ambulancia, llevándolo, “el tiempo que lo necesite”, a sus sesiones de recuperación. El ofrecimiento fue muy curioso. “Una de las mañanas, sintió que me irritaba cuando me estaban diciendo que no venían a recogerme, y pasó por casa para decirme que él me llevaría”. Desde entonces, cuando lo dejan tirado, que suele ser “casi siempre”, José Luis ayuda a Juan a subir a su vehículo y lo lleva hasta el hospital. “Si no fuera por él…”, apunta sin poder concluir la frase por la emoción.

Su vecino “espera que termine la sesión de rehabilitación, sobre las 10:00, y después me trae a casa”. “Porque eso es otra cosa, no hay ambulancia para recogernos, pero tampoco para llevarnos”, explica el paciente, que afirma que hay muchos más enfermos que se ven en una situación parecida. Le da la razón una profesional del hospital Valle del Guadalhorce, quien cuenta el caso de una persona a la que fueron a buscar “a las 17:30, cuando su cita había terminado a las 11:00”.

placeholder Juan Jiménez, apoyado en una muleta, junto a su vecino José Luis Lozano, que lo lleva a rehabilitación al no acudir la ambulancia. (Cedida)
Juan Jiménez, apoyado en una muleta, junto a su vecino José Luis Lozano, que lo lleva a rehabilitación al no acudir la ambulancia. (Cedida)

Raúl García, un chico de 33 años que padece un tumor en la cadera que ha obligado a colocarle una prótesis, y que le afecta a los músculos de las piernas, relata a El Confidencial que en los últimos meses solo ha podido ir a rehabilitación “cinco o seis veces”. Por ahora, hago los ejercicios solo en casa”, confiesa, antes de señalar que es la solución que le queda porque “ir por mi cuenta me supondría 500 euros al mes en taxi que no me puedo permitir”.

El joven, que para caminar necesita de la ayuda de un bastón, explica que debería estar recibiendo tres sesiones de fisioterapia por semana y lamenta que, no es que su recuperación esté siendo entorpecida por el deficiente servicio de ambulancias, sino que su estado empeora porque “no puedo recibir este tratamiento”.

"Ya ni me llaman para decir que no van a venir. Lo que progrese será por los ejercicios que por mi cuenta haga en casa", comenta Raúl

Lo que progrese será por el trabajo que por mi cuenta haga en casa”, comenta, antes de cuestionar las excusas que le daban cuando no iban a recogerlo. Señala que, en su caso, comenzó a usar este servicio de asistencia en agosto del año pasado. “Al principio, todo iba perfecto”. Lo recogían en su casa, ubicada en el barrio de Campanillas, en Málaga capital, para trasladarlo al Hospital Valle del Guadalhorce, en la localidad de Cártama. Pero a finales de marzo, principios de abril, todo cambió”.

El vehículo sanitario “dejó de hacer la ruta” y Raúl comenzó a faltar a las sesiones de rehabilitación. Una, dos, tres, cuatro… Hasta perder la cuenta, si no fuese porque va anotando las cuestiones más llamativas. De las aproximadamente 40 citas a las que debía haber asistido desde entonces, solo pudo acudir a “cinco o seis”. “¿Tantas veces está averiada la ambulancia? ¿No las arreglan? ¿No las sustituyen?, son algunas de las preguntas que formula este paciente y en las que se percibe sus dudas sobre las justificaciones que les dan.

Foto: Masivo apoyo a la huelga de ambulancias con críticas a los servicios mínimos. (Efe/Kai Fösterling)

Raúl tiene pocas esperanzas de que la cosa mejore a corto plazo; sobre todo, porque “ya ni me llaman para decir que no van a venir”. Como su dolencia le impide conducir, tendrá que ser algún familiar quien le lleve a la próxima revisión, porque no tiene ninguna fe en poder hacerlo en la ambulancia que le fue debidamente asignada.

“Les toman el pelo”

Juan Jiménez ha decidido no cruzarse de brazos y está presentando diversas quejas para que se ataje una situación que están viviendo numerosos enfermos por el deficiente servicio de ambulancias. Esto mismo lo está haciendo otra paciente, quien además está adjuntando a cada hoja de reclamación el recibo del viaje de taxi que debe coger cuando la dejan tirada, relata una doctora del hospital regional.

“Es una falta de respeto tremenda con personas que requieren traslado en ambulancia porque no tienen autonomía para desplazarse y están perdiendo la oportunidad de recuperarse acumulando secuelas”, apunta otra facultativa, que resume lo que está ocurriendo de una forma contundente: “Les toman el pelo muchas veces, que les digan claramente que se busquen la vida, que no los van a recoger”.

Una profesional explicaba que “se están dejando de tratar a muchos pacientes porque no pueden acudir a la cita con su especialista, con las consecuencias que eso tiene en su recuperación, así como en la demora en la asistencia de otros”. Y añadía que los responsables de los distintos centros “han abierto una hoja de Excel en la que se van anotando los datos de los pacientes y el motivo expresado para que no se llevase a cabo su traslado”.

Pero la cadena de afectados tiene muchos más eslabones. Otra profesional consultada por este periódico destaca el caso de una persona mayor que tiene una cuidadora por las mañanas. Esta trabajadora, dos días en semana, prolonga su jornada y “se queda hasta las 17:00 para poder acompañarla a rehabilitación porque la paciente está muy torpe”. “Pues bien, a las cuatro y pico llaman y le dicen que no la van a recoger. La asistenta, que tendría que haberse marchado a las dos de la tarde, ha perdido más de dos horas; y la paciente no tiene dinero para desplazarse por sus propios medios”.

Sanitarios hablan de una “huelga encubierta” en pleno proceso de licitación de un nuevo contrato; CCOO responsabiliza a la empresa adjudicataria

Los profesionales sanitarios consultados por este periódico reiteran que “estamos ante una medida de presión, una huelga encubierta donde los principales afectados son los pacientes”. No obstante, Manuel Pérez, responsable de acción sindical en el área sociosanitaria de CCOO en Málaga, aseguró que las demoras se producían por falta de ambulancias y cifró entre 10 y 14 el déficit diario en la provincia.

La organización sindical critica al Servicio Andaluz de Salud (SAS) por supuestamente permitir que la empresa concesionaria, Asistencia Sanitaria Malagueña (ASM), incumpla los términos del contrato. La compañía, según asegura, “lleva desde hace varios años con problemas laborales e incumplimientos del convenio colectivo”. “Todo esto está causando problemas a los usuarios y usuarias que precisan de este servicio”, reconoció Pérez.

Foto: Foto: EFE/Alejandro García.

La situación no se puede descontextualizar de un momento en el que está en adjudicación el servicio de ambulancias y por el que pugnan varias empresas. La Administración autonómica sortea las sospechas de los sanitarios de un supuesto boicot y prefiere hablar de “dificultades en los traslados”. La Delegación de Salud y Consumo reconoce unos “retrasos” que han crecido en número durante las últimas fechas y que se están registrando tanto en los hospitales como en los distrito sanitarios.

“Se sacó a licitación el nuevo contrato del servicio de ambulancia, pero fue denunciado por una de las empresas”, por lo que ha habido que comenzar de nuevo el trámite, explicaron fuentes del Ejecutivo regional.

A Juan Jiménez se le quiebra la voz cuando cuenta su experiencia. Superviviente de dos ictus, acude dos días a la semana, “martes y jueves”, al Hospital Marítimo de Torremolinos para recibir rehabilitación. Una rutina necesaria “para poder andar y mejorar la movilidad de las manos” que desde hace más de un mes se ha visto alterada y ralentiza su recuperación. Juan es uno de los muchos malagueños que están sufriendo los problemas con el servicio de ambulancias que se extienden por todos los hospitales y distritos y que están dejando tirados a muchos pacientes. Situación que unos achacan a una supuesta “huelga encubierta” en mitad de un proceso de licitación del nuevo contrato; y de la que otros culpan a la actual empresa adjudicataria por incumplir las condiciones firmadas.

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