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Soy gallego viviendo en Sevilla y estos son los bares que me han encandilado y que pocos sevillanos conocen
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Soy gallego viviendo en Sevilla y estos son los bares que me han encandilado y que pocos sevillanos conocen

Mucha gente conoce la catedral de Sevilla, la Torre del oro o la orilla del Guadalquivir, pero hay muchos otros lugares desconocidos que tienen el mismo encanto que los monumentos

Foto: Barra del mítico bar sevillano Pecata Mundi (FACEBOOK)
Barra del mítico bar sevillano Pecata Mundi (FACEBOOK)

Como siempre digo, en un tono jocoso, “soy un chico del norte que se ha venido abajo”. Luego suelo añadir, “concretamente, a Sevilla”. La verdad es que llevo ya aquí muchos años porque, aunque me encanta el norte, tengo que reconocer que esta ciudad me ha enamorado como a un adolescente.

Hay una Sevilla fastuosa, de color dorado y naranja, producto del atardecer contra la Giralda visto desde el patio de los naranjos (parte de la catedral, siendo la catedral gótica más grande del mundo). Hablo de la Sevilla del Guadalquivir, de la feria y de la Semana Santa. Pero, como diría Charles Dickens, hay ‘dos ciudades’. Hay otra Sevilla igual de mágica, pero más oculta y recóndita, una que incluso muchos sevillanos desconocen. Aquí os propongo una lista de esos sitios que siempre me agradecen haber recomendado.

Foto: Un óptico gradúa la vista a un cliente. (Europa Press/Ricardo Rubio)

Taberna Ánima

Se trata de una taberna pequeña, tan llena de encanto que no dejarás de mirar ninguno de sus rincones. Desde los azulejos que recuerdan a los patios sevillanos de hace más de un siglo, hasta las paredes llenas de cuadros y objetos decorativos (no por nada se llama a sí misma galería-taberna) esta taberna ubicada en el barrio de San Lorenzo desprende un aroma inigualable. Sus orígenes se remontan a 1985, y por ella pasan muchos artistas locales.

Es habitual encontrarte en uno de sus pequeños salones a un grupo espontáneo de ‘cantaores’, de poetas, o de guitarristas clásicos que adornan con una música suave las bebidas que puedes tomar allí. Además, tiene un patio íntimo y precioso donde los fumadores se reúnen para intercambiar anécdotas.

Pecata Mundi

Otro de los bares míticos de Sevilla. Ubicado en la calle Álvarez Quintero, este bar lleva atrayendo a la bohemia sevillana desde 1987. Se trata de otra taberna llena de azulejos originales, un ambiente cálido y decoración oscura. Las paredes están empapeladas con una edición del Quijote ilustrada por los grabados de Gustave Doré. El barroquismo de la estancia también atrapa la mirada de todos los clientes, pues tiene desde unos cabezudos de un artista de Sevilla colgados, hasta un cráneo de una vaca decorado con un casco de bronce.

Otro de los encantos de este bar, aparte de la excelente música que lo caracteriza siempre, es el patio. Se trata de una estancia amplia iluminada tan solo por unas cuantas velas, plagada de enredaderas y plantas descuidadas, mesas ajadas de maderas y sillas a medio romperse. Uno de los lugares con más encanto de toda Sevilla. Además, es un bar conocido por la espontaneidad con la que los clientes comienzan a charlar entre ellos hasta altas horas de la noche.

Allegro Ma Non Troppo

Se trata de una asociación cultural ubicada en la calle Parras, en el centro de la ciudad. De nuevo, un largo pasillo que desemboca en un patio sevillano lleno de sillas de ratán nos lleva, detrás de una cortina, a una estancia pequeña plagada de carteles, rejas, platos decorativos andaluces y sillas de terciopelo.

Aparte de la magnífica ginja (un licor dulce elaborado con guindas, aguardiente y canela), la taberna es conocida por los conciertos y las largas jams de música que ocurren en un espacio dedicado para ello. En este caso, y aunque el ambiente del local recuerda a una taberna medieval, la música que llena la estancia suele provenir de distintas culturas y países. Desde canciones tradicionales chilenas, hasta instrumentos indios, muchos artistas de conservatorio se dejan caer en este lugar mágico los domingos a partir de las 22:00 para animar, hasta altas horas de la noche, a todos los que quieran pasarse.

Bicicletería

Por último, este bar ubicado en la calle feria, muy cerca de la Alameda de Hércules, tiene una decoración más moderna pero igualmente artística y bohemia. Entenderemos el porqué del nombre nada más entrar por la puerta corredera, ya que el techo está lleno de bicicletas colgantes.

Además de ser una taberna en la que, al igual que en el Pecata Mundi, es común que cualquier desconocido entable conversación contigo (puesto que los asientos son largos bancos que promueven esta situación), en este local hay conciertos de salsa, de flamenco, improvisaciones de música blues. También podemos encontrar en ocasiones teatro, poesía, así como cualquier otro tipo de evento, ya que casi todos los días nos sorprende con alguna actividad.

Sevilla tiene un color especial, como dicen Los del Río, pero ese color no es solo el que sale en las guías turísticas. Como decía, hay una Sevilla que se oculta entre las pequeñas callejuelas del barrio de Santa Cruz. Como por ejemplo la Plaza de Santa Marta, una pequeña placita a la que se accede por un pasadizo cercano a la catedral. Hay que estar muy atento para conocer este tipo de lugares, ya que, me he dado cuenta viviendo aquí, los sevillanos que los conocen prefieren que sigan en el anonimato.

Sin embargo, si pasas por Sevilla y quieres tener una experiencia de la ciudad más íntima, más local, no puedes dejar pasar ninguno de estos bares. Además, todos están ubicados en el casco antiguo, lo que hace posible pasar por todos ellos incluso en un mismo día.

Como siempre digo, en un tono jocoso, “soy un chico del norte que se ha venido abajo”. Luego suelo añadir, “concretamente, a Sevilla”. La verdad es que llevo ya aquí muchos años porque, aunque me encanta el norte, tengo que reconocer que esta ciudad me ha enamorado como a un adolescente.

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