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La 'Helsinki del sur' ante el 9-J: entre el compromiso con la UE y la amenaza de Putin
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ELECCIONES EUROPEAS

La 'Helsinki del sur' ante el 9-J: entre el compromiso con la UE y la amenaza de Putin

Fuengirola, el municipio más pequeño de la Costa del Sol, con 10,4 kilómetros cuadrados, acoge la mayor colonia de finlandeses. Tienen un colegio público propio, dos medios de comunicación en su idioma y comercios especializados

Foto: Una residente finlandesa votando en el colegio electoral que se habilitó en la iglesia evangelista luterana de Fuengirola. (P.D.A.)
Una residente finlandesa votando en el colegio electoral que se habilitó en la iglesia evangelista luterana de Fuengirola. (P.D.A.)
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La compañía aérea Finnair anunciaba el pasado 21 de mayo que incrementaba a 11 vuelos semanales su conexión con Málaga. La medida, aunque pueda parecer extraña incluso para un aeropuerto internacional como el malagueño, y uno de los mayores destinos turísticos del país, tiene su qué. La respuesta está a unos 30 kilómetros de distancia. Concretamente, en Fuengirola. El municipio con menor superficie de la Costa del Sol, pero que en sus 10,4 kilómetros cuadrados acoge la mayor comunidad de finlandeses fuera de este país nórdico. "Entre 8.000 y 9.000", nada más y nada menos. Residentes integrados en la idiosincrasia andaluza que observan las elecciones del próximo domingo entre la importancia de pertenecer al club europeo y el escepticismo y la intranquilidad por la amenaza rusa.

Fuengirola es a Finlandia, lo que Buenos Aires a Galicia. Y lo demuestra que en las últimas elecciones generales finlandesas, que celebraron su segunda vuelta el 11 de febrero, tres candidatos se desplazaron a esta localidad malagueña para hacer campaña. Uno de ellos era Alexander Stubb, el cabeza de lista del partido conservador. Rodrigo Romero, concejal de Cultura, Presidencia y Grandes Eventos, recuerda bien el día que Stubb desembarcó en la ciudad.

"Recibí una llamada en la que me preguntaban: '¿Qué pasa con los finlandeses?'. '¿Qué ocurre?', respondí. 'Pues que parece que se están manifestando', me explicaron". Nada de eso. La concentración en el paseo marítimo era para acompañar durante una caminata al que acabaría siendo presidente de su país. El entonces aspirante se había trasladado al municipio para participar en diferentes actos de campaña y pronunciar un mitin.

Es sólo un ejemplo del peso que esta localidad costasoleña tiene en este país escandinavo. Pero hay muchos más. Este año se han celebrado aquí los partidos inaugurales de las ligas masculinas y femeninas de pasäpallo, o béisbol finlandés, que para ellos es su deporte rey", apunta el edil, que añade que cada 6 de diciembre la localidad celebra, con "pompa y boato", el Día de la Independencia. "Es rara la semana que en la televisión o la prensa nacional de Finlandia no haya una noticia relacionada con Fuengirola", un interés por el que se entiende que el municipio cuente con dos medios de comunicación destinados a la comunidad de residentes de este país: Olé Lehti y Soumalainen Espanjassa.

Foto:  Alexander Stubb, nuevo jefe de Estado de Finlandia. (EFE/EPE/Jarno Kuusinen)

La editora de ambos es Katia Westerdahl. Reside en la Costa del Sol desde los 15 años, aunque visitó por primera vez el municipio cuando tenía seis. Fue en 1974 y ya entonces intuía dónde iba a vivir. "Siempre digo que nací en Finlandia por error. La cigüeña que me traía camino de Fuengirola se equivocó de camino", cuenta con guasa. Se siente una malagueña más. Estudió en la Universidad de Málaga (UMA) y tiene bien interiorizada la realidad laboral española cuando matiza que, "más que autónoma, soy esclava".

Los dos medios que lidera fueron fundados por sus padres en 1985 y son una anomalía en la actual tendencia del sector porque para su clientela "el papel sigue siendo el rey". De Olé vende "entre 3.000 y 4.000" ejemplares en España y cuenta con 3.000 suscriptores en su país natal. La revista cuenta hasta con un corresponsal en Madrid.

La política ocupa un lugar importante en la oferta informativa que ofrece y estos días el foco está puesto en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo domingo. "El finlandés está muy comprometido con los procesos electorales", detalla, para seguidamente constatar una tendencia que se repite en la mayoría de los países de la coalición: "La participación suele ser más baja en las europeas".

Lo confirma Janica Nurminen, coordinadora de elecciones en la Embajada de Finlandia en España, que informa a El Confidencial de que en esta ocasión 600 compatriotas han acudido a las urnas habilitadas en la iglesia evangélica luterana de Fuengirola durante el periodo de votación anticipada. Suponen 293 menos que en los comicios europeos de 2019. Una caída que se replica en el resto de colegios electorales distribuidos en otros puntos del país —Madrid, Barcelona, Torrevieja, Palma de Mallorca, Puerto de la Cruz y Las Palmas— y que puede tener su explicación en las fechas.

Fuengirola se cuela en la agenda política finlandesa. Los candidatos con aspiraciones se trasladan para hacer mítines, como Stubb

"Es un momento en el que la mayoría de los finlandeses han vuelto a Finlandia, pues el fin de semana pasado —del 25 y 26 de mayo— concluyó el curso escolar y, además, se celebra el comienzo del verano", detalla Nurminen, que apunta que "la votación anticipada de las últimas elecciones europarlamentarias fue a mitad de mayo de 2019", por lo que la influencia de estos factores fue menor.

La representante de la embajada, no obstante, considera que la "falta de interés" es un elemento que no se debe descartar para explicar el descenso de la participación. Como tampoco se obvia el cansancio en el electorado por la sucesión de comicios: "Hace sólo un par de meses tuvimos las elecciones presidenciales de la República de Finlandia".

Una pista de atletismo

En esa década de los 70 en la que la familia de Katia desembarcó en el municipio, se produjo el episodio que unió a dos pueblos con idiosincrasias tan distintas y separados por 4.300 kilómetros. "Fue cuando un finlandés se trasladó a Fuengirola para construir en la zona de Los Pacos una pista de atletismo en la que los atletas de su país se pudiesen entrenar para los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 y aprovechar las mejores condiciones climáticas. Los resultados fueron buenos y la localidad se hizo famosa en Finlandia. Hasta tal punto que se convirtió en un destino prioritario. Lo gracioso es que cuando iban a sus agencias de viajes no pedían viajar a Málaga, la Costa del Sol o Fuengirola, pedían un billete para Los Pacos", recuerda Romero.

placeholder El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, haciendo campaña en Fuengirola. (Cedida)
El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, haciendo campaña en Fuengirola. (Cedida)

A partir de ese momento se empezó a asentar una comunidad finlandesa que en sus orígenes estaba formada, principalmente, por jubilados, pero que con el paso del tiempo ha ido creciendo y trasformando la idiosincrasia local. "Creo que en nuestro ADN hay un poco de finlandés", bromea el edil, que explica que estos residentes "comenzaron a demandar servicios y ahora tienen su propia librería, panadería, cafeterías con los típicos desayunos finlandeses, tiendas con productos autóctonos de su país, una iglesia, clubes sociales y coros. Porque les encanta cantar en coros".

Su importante presencia ha favorecido el asentamiento de empresas de Finlandia. Es el caso de Barona. Un call center que cuenta con 350 empleados y que presta servicio a firmas como Visa o Mastercard, además de gestionar la atención telefónica del departamento de Tráfico del país escandinavo. "Si quieres renovar tu carnet de conducir en Finlandia, y llamas por teléfono a Tráfico, te responde un finlandés desde Fuengirola".

Outi Hannuksela es una de las residentes que ha decidido emprender en el municipio. Ha pasado la mitad de su vida en la localidad fuengiroleña. Tiene 52 años y es una de las cofundadoras de Smart Work Plaza, un coworking que puso en marcha junto a su socia, Pauliina Manso. Relata que la localidad ha cambiado mucho desde que se asentó en 1999 y, en parte, por la llegada de ciudadanos de otros países. "Ahora no conozco a casi nadie", afirma mientras sonríe, para apuntar que su empresa tiene clientes de 14 nacionalidades y que el 20% del total son finlandeses.

Foto: La policía finlandesa acompaña a inmigrantes con bicicletas cerca del puesto fronterizo de Salla, en el norte del país. (Reuters/Lehtikuva Jussi Nukari)

Sentada a una mesa de madera desde las que se disfrutan unas vistas espectaculares del Mediterráneo, Outi confiesa que, "al vivir fuera de Finlandia, mis intereses políticos, probablemente, son diferentes a los de una compatriota que viva en Helsinki". Y explica que su condición de residente en el extranjero le muestra realidades distintas que le hacen comprender que las prioridades de los países de la Unión Europea son distintas y que hay que conjugarlas cediendo o manteniéndose firme.

El concejal coincide en este aspecto e intuye que los residentes en el extranjero "quizás tengan un poquito más de conciencia de la importancia de estas elecciones". "Ellos saben mejor que nadie los beneficios que supone ser ciudadano europeo. Gracias a este invento pueden viajar sin necesidad de pasaporte, viven aquí sin tener que pedir un visado, pueden acceder a nuestro sistema sanitario…", argumenta.

El Ayuntamiento de Fuengirola cifra, "a fecha de marzo", en 5.046 los finlandeses asentados en Fuengirola, aunque estima que "realmente son 8.000 o 9.000". En este punto señala un hito clave en la transformación social experimentada por el municipio: "la inauguración del colegio público finlandés". "Es el único que hay fuera de Finlandia" y sirvió para que la localidad dejara de ser destino mayoritario de jubilados y comenzaran a trasladarse familias que deseaban hacer su proyecto de vida en el sur de España.

Los residentes finlandeses han tenido varios días para votar en los comicios europeos en su colegio electoral: una iglesia evangélica luterana

El centro, no obstante, se suma a esa bolsa de residentes fantasmas que viven en municipios como este, pero que distorsionan su número real de habitantes porque no se registran. Y esto se debe a que uno de sus requisitos para poder matricularse es estar censado en su país. "Por lo que puede haber 2.000 finlandeses, padres con sus hijos, viviendo en Fuengirola, pero que administrativamente están en Finlandia".

Urnas en una iglesia evangélica

Estos datos convierten a los finlandeses en la comunidad de residentes extranjeros más visible en una localidad a la que se conoce como la pequeña ONU porque tiene vecinos de 135 nacionalidades distintas. "Hay gente de Liechtenstein o Trinidad y Tobago de las que te preguntas cómo han acabado aquí. Incluso hay tres apátridas a los que me gustaría conocer para saber de dónde vienen y escuchar su historia",

Pero resulta curiosa la influencia que tiene Fuengirola en la política y las dinámicas electorales de Finlandia. La visita de los candidatos con opciones a victoria es obligada y se habilita un colegio electoral para recoger unos votos que pueden llegar a ser claves en un Estado con una población de algo más de 5,5 millones de personas.

placeholder La empresaria Outi Hannuksela. (P.D.A.)
La empresaria Outi Hannuksela. (P.D.A.)

Janica Nurminen señala que "cualquier persona con derecho al voto en las elecciones finlandesas puede hacerlo en los lugares de votación habilitados en el extranjero. Es decir, no tienen que ser residentes en la zona, también pueden hacerlo turistas".

Nora es una de esas votantes a las que los comicios europeos ha cogido fuera de Finlandia. Cuenta que vivió una temporada en la Costa del Sol, pero que estos días está de visita. Se defiende bien en español, pero comienza a hablar en inglés cuando se le pregunta por su opinión por determinadas cuestiones políticas.

"Es la primera vez que he votado en unas elecciones europeas", explica a las puertas de la iglesia evangélica luterana. "Esta vez siento que es muy importante participar porque el mundo ha dado un giro muy caótico y creo que ahora es necesario que demos nuestras opiniones y ayudar a que las cosas cambien a mejor en materias sociales, en seguridad o economía".

Foto: Una imagen de los eurodiputados del Parlamento Europeo. (X/European Parliament)

La joven explica que ha buscado en la Red información de los partidos y que incluso "he hecho un test" para saber con cuál encajan mejor sus ideas. "Una de las razones principales para votar es la cuestión medioambiental", detalla, cuando se produce una curiosa situación. Una mujer que forma parte del equipo de la Embajada finlandesa se aproxima y, en voz baja, y con mucha amabilidad, pide si la entrevista puede continuar en la acera de enfrente. "Sus opiniones pueden condicionar a otras personas que vayan a votar y las escuchen".

La pulcritud en el proceso contrasta en un país como España en el que los políticos sueltan soflamas de todo tipo a pie de urna. Y en parte, la postura, es lógica. Porque cada vez son más las personas que deciden su voto al entrar a colegio electoral. Outi Hannuksela reconoce que es una de ellos. "He pensado las opciones, pero no tomaré la decisión hasta el último minuto", sostiene, para después apuntar que, en su caso, "me interesa más el candidato que el partido".

Aunque en las elecciones europeas "la participación desciende", Katia Westerdahl considera que los finlandeses son ciudadanos comprometidos con el derecho al voto y siguen percibiendo la UE como "algo interesante". Una posición que desvinculan de la que muchos expertos señalan como el principal riesgo para los países escandinavos y el resto del continente: la amenaza imperialista de Rusia.

"La relación con Rusia es de amor y odio", resume Outi, que explica que "es un vecino fuerte" con el escribieron una complicada historia

Las advertencias y excesos verbales que han seguido a la invasión rusa de Ucrania han puesto en alerta a Estados como Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Polonia o Eslovenia. Verse en el punto de mira de Vladímir Putin ha hecho que algunos se aproximen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y que otros viren en sus alianzas externas, provocando cambios en el tablero geopolítico y aumentando la tensión en la zona.

"La relación con Rusia es de amor y odio", resume Outi, que explica que "es un vecino fuerte", con él escribieron una complicada historia de enfrentamientos, pero con el que mantienen "conexiones comerciales". "Quiero creer que los finlandeses sabemos separar al ciudadano ruso de sus dirigentes, de Putin, pero cuando hay miedo y pánico, se producen reacciones extremas", añade.

placeholder Nora, tras votar por primera vez en unas europeas. Lo hizo en el colegio electoral habilitado en la iglesia evangélica luterana de Fuengirola. (P.D.A.)
Nora, tras votar por primera vez en unas europeas. Lo hizo en el colegio electoral habilitado en la iglesia evangélica luterana de Fuengirola. (P.D.A.)

Nora, por su parte, comenta que no está "asustada" y considera que "se están tomando buenas decisiones. Mientras que Katia sostiene que esta mezcla de escepticismo e intranquilidad que este asunto provoca en sus compatriotas se debe a la protección lograda con su ingreso en la OTAN. "Se sienten más seguros".

La alerta, a pesar de las invectivas del presidente ruso, no es máxima. Sin embargo, hay finlandeses que, al igual que ciudadanos de otros países nórdicos, están trasladándose a la Costa del Sol o buscando una segunda residencia para estar preparados ante cualquier contingencia. "Varios clientes, gente bastante importante, han expresado su deseo de vender sus casas en Finlandia e invertir aquí", manifiesta Outi Hannuksela, que recuerda el "pasado de guerras" de su país con Rusia. Un gigante del que se independizó hace poco más de 100 años y dirigido por un presidente que añora la historia imperialista de la antigua URSS.

La compañía aérea Finnair anunciaba el pasado 21 de mayo que incrementaba a 11 vuelos semanales su conexión con Málaga. La medida, aunque pueda parecer extraña incluso para un aeropuerto internacional como el malagueño, y uno de los mayores destinos turísticos del país, tiene su qué. La respuesta está a unos 30 kilómetros de distancia. Concretamente, en Fuengirola. El municipio con menor superficie de la Costa del Sol, pero que en sus 10,4 kilómetros cuadrados acoge la mayor comunidad de finlandeses fuera de este país nórdico. "Entre 8.000 y 9.000", nada más y nada menos. Residentes integrados en la idiosincrasia andaluza que observan las elecciones del próximo domingo entre la importancia de pertenecer al club europeo y el escepticismo y la intranquilidad por la amenaza rusa.

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