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¿No hay un hartazgo? Mira a Málaga: miles de personas se manifiestan contra la 'turistificación' y su efecto en la vivienda
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MALESTAR CRECIENTE EN EL PAÍS

¿No hay un hartazgo? Mira a Málaga: miles de personas se manifiestan contra la 'turistificación' y su efecto en la vivienda

Convocados por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, y con el lema "Málaga para vivir, no para sobrevivir", los ciudadanos lanzan un serio mensajes a unas autoridades que vinculan la movilización con la "turismofobia"

Foto: La manifestación "Málaga para vivir, no para sobrevivir" ha convocado a 5.500 personas. (Álex Zea / Europa Press)
La manifestación "Málaga para vivir, no para sobrevivir" ha convocado a 5.500 personas. (Álex Zea / Europa Press)

Plaza de la Merced de Málaga. Cuna de Pablo Ruiz Picasso, tumba del general Torrijos y testigo de la quema de conventos en la II República. Un enclave adornado por las fachadas de edificios señoriales que se ha convertido en el epicentro del malestar ciudadano con los pisos turísticos. Donde el 73% de los domicilios están destinados a esta actividad y que este sábado ha sido el lugar en el que miles de personas —5.500, según la Policía Nacional; 25.000, según los organizadores— han iniciado una protesta contra la escasez de vivienda como consecuencias del cóctel formado por el turismo masivo y los pisos vacacionales. Una concentración que se suma a las producidas durante las últimas fechas en las islas Canarias, Palma de Mallorca, Sevilla, Barcelona, Granada o San Sebastián y que sitúa en la agenda política una cuestión que se ha convertido en la principal preocupación para muchos ciudadanos.

Faltaba más de media hora para que arrancara la manifestación convocada por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos bajo el lema "Málaga para vivir, no para sobrevivir". Rami y Pedro, componentes de La Otra Chirigota, esperaban en la plaza curiosamente ataviados. Una camiseta en la que tuneaban el nombre de una conocida inmobiliaria, carteles pegados en el cuerpo en los que se leía "Se vende" y unos singulares iPhones en cuyas pantallas se recreaba una app de venta y alquiler de casas y que realmente eran pitos de carnaval.

"Espera que llegue el resto, la vamos a liar", avisaban cuando se les pidió permiso para fotografiarlos. Los chirigoteros explican que tienen un repertorio de pasodobles y popurrís en el que abordan temas como "Airbnb, la turistificación o los desahucios". Aunque uno de los que tenían pensado interpretar durante la movilización tiene un protagonista concreto: "Se llama Borja". "Es un chaval que vive a costa de la familia porque tiene propiedades y lo único que ha hecho es heredar. Cuando el padre lo llama para decirle que tiene que ponerse a currar, eso significa darle cuatro o cinco pisos para que los gestione. Y como déspota que es, se dedica a putear a sus inquilinos".

Los dos responden con un "estábamos pensando lo mismo" cuando se les cuestiona si creen que acudirán muchos malagueños a una cita que está condicionada por el éxito de las convocatorias de Canarias y Mallorca. "Estábamos preocupados por si no nos encontrábamos", bromea Rami ante la poca afluencia de personas que había en esos instantes. "Hemos llegado a la plaza y hay más palomas que gente manifestándose", guasea Pedro, que reconocía que un pinchazo hubiese sido duro para esta corriente reivindicativa.

Foto: Turistas cruzando el puente de Triana, en Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

Pero las expectativas acabaron cumpliéndose. Y eso que el sol comenzó a caer a plomo y muchos asistentes buscaron refugio bajo los árboles y la sombra proyectada por los edificios que circundan la plaza. Francisco Rodríguez era uno de ellos. Está acompañado por su hija Laura y una amiga de esta, Celia Salgado, a las que mira cuando reconoce que, "con unos salarios precarios, y unos alquileres por las nubes, tienen el futuro complicado".

Laura, de 22 años, no oculta este pesimismo y confiesa cierta desazón cuando ve que sus hermanos mayores y sus primos "rondan los 30 y tampoco atisban la posibilidad de acceder a una vivienda". Su amiga, por su parte, relata que "me fui a estudiar fuera con 18 años, y siempre he tenido ganas de volver porque me encanta mi ciudad, pero Málaga ha dejado de ser de los malagueños y creo que no me voy a poder emancipar en mi tierra cuando termine la carrera". “No pinta bien”.

"Afortunadamente, siempre tendrán su cuarto y comida porque podrán quedarse con nosotros el tiempo que necesiten, pero nos preocupa su futuro", añade Francisco, que sentencia que "debíamos estar aquí por ellos".

A unos pocos metros se encuentran Julia, su pareja y la hija de ambos, que señalan que "era imposible no enterarse" de la manifestación porque "Málaga está llena de carteles". Ella manifiesta que debían acudir a la convocatoria porque "es parte de la responsabilidad que tenemos quienes vivimos en esta ciudad".

"He llegado a ver habitaciones en pisos compartidos en 450 euros. Si buscas algo individual, mínimo son 700 euros"

La pareja recuerda un caso singular que combina la turistificación y la falta de vivienda: "Tenemos una amiga, que está en la manifestación, a la que le dijeron que tenía que abandonar su casa de alquiler porque la iban a vender. Pues ha acabado siendo de alquiler vacacional para Airbnb y lo más sangrante es que ella, que es limpiadora, ha acabado limpiándola varias veces".

"Málaga es parte de nuestras vidas y la deriva que está tomando no nos gusta", explica Julia mientras trata de elevar la voz para hacerse oír entre el ruido de los tambores que anuncian el comienzo de una marcha que transcurrió por céntricas vías, como calle Alcazabilla o el Paseo del Parque. Durante el trayecto, Gisele, de padres galos, va traduciendo las proclamas en francés para que se enteren los guiris con los que se cruzan. "¿Nadie sabe inglés?", pregunta a su alrededor, sin obtener respuesta. "Qué mala pipa", lamenta.

Celia es una de las malagueñas que se ha unido a la protesta. Y seguro que muchos se ven reflejado en su caso. Tiene nómina y trabajo estable, pero le resulta imposible encontrar un domicilio que se adecúe a sus ingresos. Planeó comprar una casa, e incluso tenía el respaldo de los bancos, pero "no me puedo permitir" los precios actuales. Ahora "estoy de okupa en casa de una amiga, pero busco un piso de alquiler". La tarea está siendo una odisea, como demuestra que en un año no haya encontrado nada acorde. "He llegado a ver habitaciones en pisos compartidos en 450 euros. Y la mayoría se alquilan únicamente a estudiantes y para la temporada de invierno. Si buscas algo individual, mínimo, son 700 euros en zonas como Camino de Suárez o La Goleta. Ni imaginar algo en el Centro".

¿Turismofobia o modelo turístico?

Delante de Celia camina una chica con un vestido colorido que porta un cartel en inglés y en el que se modifica el lema "Tourist go home" con el que muchos vecinos de Barcelona protestaban contra el turismo masivo y los pisos vacacionales. Se llama Pilar, y en su caso, no invita al turista a regresar a su casa, "pero sí a que vaya a un hotel". "No hay que negar que Málaga vive del turismo", pero que "no me quiten mi casa".

placeholder Los asistentes portaron carteles reivindicativos con multitud de mensajes. (Europa Press)
Los asistentes portaron carteles reivindicativos con multitud de mensajes. (Europa Press)

Porque en la protesta de este sábado se percibía el malestar por "un modelo turístico y de especulación que parece ser la única vía para dinamizar la economía", señalaba Kike España, del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, quien agregó que "esta es una ciudad abierta donde no hay nada contra el turista". Pero "las ciudades, primero, tienen que ser habitables; y después, que venga quien quiera".

España censuraba de esta forma a quienes han querido señalar esta movilización y alertar ante una creciente "turismofobia". El presidente de Turismo Costa del Sol, Francisco Salado, ha sido uno de ellos. Pero en su caso, ha preferido dejar a un lado las diatribas y centrarse en las cifras. Recordaba días atrás los 124.000 empleos creados por esta actividad en la provincia y se preguntaba: "¿Dónde van a trabajar estas personas?". Para después desgranar el efecto arrastre que tiene el turismo en otros ámbitos de la economía malagueña.

"El gasto turístico ha generado ingresos significativos en diversos sectores: 337 millones de euros en el sector primario, 2.788 millones en la industria, y 5.202 millones en el transporte", entre otros, para sumar un total de 14.233 millones de euros. Es parte de la cuenta de resultados, después de que en 2023 llegaran a Málaga 14 millones de visitantes que generaron 19.000 millones de euros, informó Salado, que sentenció: "Frente al populismo, datos y hechos".

Foto: Cientos de personas en la feria de Málaga el 16 de agosto. (EFE/Zapata)

El concejal de Vivienda, Francisco Pomares, decidió refugiarse en la dialéctica para arremeter contra los que piden límites al turismo y no dudó en acusar a la oposición municipal de iniciar "una yihad, una guerra santa" contra esta actividad económica. El edil encuadró la manifestación de este sábado dentro de la "propaganda organizada, propaganda del régimen, propaganda roja, propaganda para salir a las calles" y afirmó que el objetivo es "perseguir los turistas, a la gente con maletas con ruedas".

Francisco Rodríguez negó este extremo cuando dijo que "no vamos a tirar piedras" a los turistas, pero recordó que "esta cantidad de visitantes que recibimos afecta a las condiciones de vida de los malagueños". Rami, el chirigotero, agrega: "Soy diplomado en Turismo y en la carrera me enseñaron que el turismo, lejos marcar diferencias entre los visitantes y los autóctonos, equilibra la balanza. Pero es que estamos convirtiendo Málaga en un parque temático".

Prohibir los pisos turísticos

Alejandra Ríos, también portavoz del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, abogó por la "prohibición de los pisos turísticos y la regularización de los alquileres" después de denunciar que éstos han subido un 120% en la última década. "Las ciudades son para vivir y no para especular", remarcó, a lo que España añadió que en Málaga "no hace falta construir más viviendas, ya están, el problema es que no se usan para vivir".

"La situación de la Málaga actual, de colapso turístico y rentismo carroñero, no surge por generación espontánea"

Los organizadores calificaron como un "rotundo éxito" una convocatoria que señalaron como "un punto de inflexión ante el modelo de ciudad actual y la situación de la vivienda". Según manifestaron, ha sido "el primer hito de un nuevo ciclo de luchas vecinales y urbanas por recuperar la ciudad en la que vivimos y en la que trabajamos".

"La situación de la Málaga actual, de colapso turístico y rentismo carroñero, no es un fenómeno meteorológico, no surge por generación espontánea, es el resultado de un modelo de ciudad planificado para explotar y, a la vez, expulsar a su vecindad", denunció el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos en su manifiesto.

Plaza de la Merced de Málaga. Cuna de Pablo Ruiz Picasso, tumba del general Torrijos y testigo de la quema de conventos en la II República. Un enclave adornado por las fachadas de edificios señoriales que se ha convertido en el epicentro del malestar ciudadano con los pisos turísticos. Donde el 73% de los domicilios están destinados a esta actividad y que este sábado ha sido el lugar en el que miles de personas —5.500, según la Policía Nacional; 25.000, según los organizadores— han iniciado una protesta contra la escasez de vivienda como consecuencias del cóctel formado por el turismo masivo y los pisos vacacionales. Una concentración que se suma a las producidas durante las últimas fechas en las islas Canarias, Palma de Mallorca, Sevilla, Barcelona, Granada o San Sebastián y que sitúa en la agenda política una cuestión que se ha convertido en la principal preocupación para muchos ciudadanos.

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