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El PSOE andaluz se aferra al 'blanqueamiento' de los ERE para intentar resucitar en 2026
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Barajan actos con los absueltos

El PSOE andaluz se aferra al 'blanqueamiento' de los ERE para intentar resucitar en 2026

La cúpula socialista recuerda que el caso ERE fue una de las vías de agua que empezó a resquebrajar la solidez del partido, junto con los problemas de gestión, y confían ahora en que el empujón de autoestima active a las bases

Foto: Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, en el Senado detrás de María Jesús Montero. (Europa Press/Fernando Sánchez)
Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, en el Senado detrás de María Jesús Montero. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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El PSOE andaluz se despereza después de una década en estado de shock. La revisión del caso de los ERE por parte del Tribunal Constitucional, un serial al que todavía le quedan varios capítulos, ha hecho las veces de despertador a un partido deprimido después de encadenar golpe tras golpe desde 2011, cuando Mercedes Alaya comenzó la investigación que ha desactivado a toda una generación de dirigentes socialistas. Las anulaciones parciales de las condenas de 6 ex altos cargos, a la espera de lo que suceda con Manuel Chaves y José Antonio Griñán, han generado una ola de optimismo entre los socialistas que se mezcla con la llamada a defender a sus veteranos defenestrados y que ahora ven la luz al final del túnel.

Hay quien ve en esta inyección de autoestima una puerta abierta a una posible recuperación del partido, sobre todo a partir de una activación de las bases y de los cuadros. Muchos llevan años pidiendo en privado una mayor defensa de los ex altos cargos condenados, pero hasta que no ha llegado el posicionamiento del tribunal de garantías no se ha desatado una ola de reivindicaciones. Pero, en general, el partido estaba paralizado y ha tenido un problema para gestionar la herencia envenenada de la generación que gobernó Andalucía entre 1991 y 2013. Una muestra de esa parálisis es que Juan Espadas no firmó el manifiesto en favor del indulto a José Antonio Griñán, que sí rubricaron Susana Díaz o Josep Borrell, escudado en el código ético del partido, ya que se trataba de un apoyo explícito a un exdirigente condenado por un delito de corrupción.

Las tesis del Tribunal Constitucional sobre los ERE casan perfectamente con las defensas de los ex altos cargos implicados. El tribunal de garantías rechaza que la elaboración de un presupuesto pueda derivar en la comisión de un delito, por lo que queda así desactivado el delito de prevaricación. Entre 2000 y 2008, los presupuestos de la Junta incluían una fórmula de reparto de ayudas sociolaborales con menos controles de lo habitual, lo que derivó en el reparto de 680 millones de euros a partir de un modelo que la Audiencia de Sevilla y el Supremo consideraron ilegal. Pero el Constitucional defiende que si estaba aprobado en las leyes de presupuestos, no hay tampoco ilegalidad, por lo que deja el caso de los ERE en el dinero que no fue para las citadas ayudas: fondos defraudados para gastos tan dispares como la compra de cocaína e intrusos, es decir, personas que nunca trabajaron en las empresas que recibieron subvenciones para pagar prejubilaciones.

Este nuevo relato jurídico establecido por el Constitucional se completará previsiblemente después del pleno del 16 de julio, cuando abordará los recursos de José Antonio Griñán y Manuel Chaves. Y en el PSOE quieren que este nuevo relato se conozca. "Las sentencias son un antes y un después y pueden empujar al PSOE en Andalucía", explica un barón socialista. La mayor federación del partido no solo ha sufrido una suerte de hibernación a la que todavía no se le ve el final, sino que también ha echado en falta tener referentes a los que agarrarse en momentos de zozobra. Con Felipe González y Alfonso Guerra alejados de las tesis de la cúpula de Ferraz y San Vicente, la desaparición de la generación de Chaves y Griñán ha impedido que el PSOE andaluz cuente con una figura como la de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque lo han intentado con Rafael Escuredo, el primer presidente electo de la Junta en los primeros años 80.

Foto: Miguel Ángel Serrano, exdirector general de IDEA, durante el juicio de los ERE. (EFE / José Manuel Vidal)

"Hay que decirlo todos los días", espeta un alto dirigente socialista que analiza la travesía del desierto que comenzó con los ERE y todavía dura. En la sala de máquinas del PSOE tardaron tiempo en darse cuenta, pero la fuga de votos empezó en 2012, poco después del estallido del caso. Desde entonces a la mayor federación socialista "le ha pasado de todo". Primero fue la embestida de la corrupción unida al desgaste propio de décadas de gobiernos encadenados. La llegada de Susana Díaz estaba llamada a ser una renovación de la formación, pero las aspiraciones nacionales de la expresidenta dieron al traste con cualquier posibilidad. "Se le ocurrió presentarse a unas primarias y va y las pierde", ironiza este alto cargo del PSOE, que también recuerda cómo la sevillana se resistió a marcharse tras fracasar en las elecciones internas y, un año y medio después, perder el poder en las elecciones de 2018.

En medio de esta serie de desdichas, y después de cuatro derrotas seguidas en Andalucía con Juan Espadas al mando, las sentencias de los ERE han aliviado al partido, que ha pasado de la defensa al ataque. El secretario general de los socialistas anunció el lunes que el PSOE acudirá a los tribunales para querellarse contra quien acuse de robar a los exdirigentes que queden absueltos. Josele Aguilar, secretario de Comunicación de la ejecutiva regional, ya ha puesto el foco en el popular Elías Bendodo, que el mismo lunes en Sevilla aludió al dinero "robado a los parados andaluces" a los "gastos en cocaína" y al "uso de tarjetas de la Junta en prostíbulos", aunque es cierto que este último asunto alude al caso Faffe y no a los ERE.

Foto: Antonio Fernández, exconsejero andaluz de Empleo, a su llegada a los juzgados de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)

Espadas abrió la puerta también el pasado lunes a la reincorporación de los exdirigentes absueltos al partido, ya que abandonaron la militancia en 2015 por la presión de Ciudadanos sobre Susana Díaz. Es cierto que se trata de un paso que deben dar los propios ex altos cargos, pero hay figuras que estaban esperando a las sentencias para buscar una rehabilitación. Es el caso de Manuel Chaves, que confiaba en el Supremo y ahora espera que sea el Constitucional el que le permita reivindicar los logros de sus casi dos décadas de mandato al frente de la Junta. Magdalena Álvarez ya ha aparecido incluso en vídeos difundidos por el partido, dirigiéndose a Juanma Moreno después de convertirse en la protagonista accidental de un mitin del PSOE en Benalmádena al citarla el propio Pedro Sánchez durante su intervención.

En San Vicente todavía no contemplan la convocatoria de actos públicos de desagravio y admiten que, en cualquier caso, dependerá de los exdirigentes. "Vamos paso a paso", expresa una fuente de la cúpula socialista. Mientras tanto, los contactos de los dirigentes actuales con algunos de los ex altos cargos no cesan y sus mensajes combinan el alivio con esa inyección de autoestima a la que el PSOE se agarra para intentar activar al partido y hacerlo competitivo para tener alguna opción de competir en las elecciones andaluzas previstas para 2026. Espadas ha dicho una y otra vez que su intención es presentarse, aunque hay quien lo da por amortizado y piensa ya en un relevo a partir de otoño, cuando está previsto el congreso federal si no hay adelanto electoral en Cataluña. Pero sea Espadas o no, el PSOE andaluz será otro, un partido que no tiene miedo de defender a los suyos.

El PSOE andaluz se despereza después de una década en estado de shock. La revisión del caso de los ERE por parte del Tribunal Constitucional, un serial al que todavía le quedan varios capítulos, ha hecho las veces de despertador a un partido deprimido después de encadenar golpe tras golpe desde 2011, cuando Mercedes Alaya comenzó la investigación que ha desactivado a toda una generación de dirigentes socialistas. Las anulaciones parciales de las condenas de 6 ex altos cargos, a la espera de lo que suceda con Manuel Chaves y José Antonio Griñán, han generado una ola de optimismo entre los socialistas que se mezcla con la llamada a defender a sus veteranos defenestrados y que ahora ven la luz al final del túnel.

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