No sin mi perro: colocan carteles de prohibido ir a la consulta del médico con la mascota

No hay más de cinco personas esperando en el departamento administrativo del centro de salud El Limonar de Málaga. La cola aguarda su turno en silencio junto a una pared convertida en un improvisado tablón de anuncios. Entre todos los carteles destaca uno con una señal de prohibido sobre el pictograma de un perro. Y bajo el dibujo, el siguiente mensaje: "Prohibido el acceso de animales de compañía".

— "Ese cartel es nuevo, ¿no? No recuerdo haberlo visto cuando vine hace un par de meses", pregunto a la funcionaria cuando llega mi turno.

— "Sí, es nuevo", responde.

— "¿Es que ha habido algún problema?", repregunto.

— "Algunos que se creen que el perro es su hijo", contesta con una media sonrisa y sin entrar en detalles.

Este ambulatorio no es una excepción. Desde hace algunas semanas, son muchos los que están advirtiendo a los usuarios de que no se pueden llevar mascotas con letreros que incluyen el logo de la Junta de Andalucía, y en los que se recuerda el articulado de la nueva Ley de Bienestar Animal para defender esta decisión en la era pet friendly.

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En el centro de salud de Cruz del Humilladero, en la capital malagueña, también cuelgan unos carteles que los sanitarios observan con cierta perplejidad por el hecho de tener que recordar a las personas que no se puede ir con el perro o el gato a un espacio donde hay enfermos y precisa unos niveles de salubridad.

"Si se han producido, no los han trasladado a nivel oficial e interno", señalan desde la Consejería de Salud y Consumo sobre supuestos incidentes de propietarios de mascotas que protestaran al impedirles el acceso. Aunque los sanitarios recuerdan algún episodio más o menos tenso y surrealista que habría acelerado la colocación de los letreros informativos.

Lo cierto es que la Subdirección de Gestión Sanitaria del Servicio Andaluz de Salud (SAS) elaboró —en agosto de 2023— un informe sobre el acceso con animales de compañía a los centros médicos que concluía con su veto y la instrucción de informar de la decisión. Pero estos carteles han comenzado a colocarse en las últimas semanas, algo que —al parecer— se hace dependiendo de si la dirección lo ve necesario o no.

La prohibición se sustentó en nueve criterios "sanitarios" y de "impulsividad y control de animales". Sobre los primeros, los expertos señalaron que "en los centros sanitarios atendemos a personas con capacidades inmunológicas disminuidas, por lo que tratamos de evitar la contaminación y la propagación de gérmenes causantes de enfermedades". "La presencia de animales podría aumentar el riesgo de infecciones y otros problemas de salud para los pacientes", señalaron, antes de advertir que las mascotas pueden ser portadoras de parásitos —como garrapatas y pulgas— que son vectores de zoonosis.

La Subdirección de Gestión Sanitaria del SAS elaboró un informe, con nueve criterios, desaconsejando la entrada de mascotas

"La presencia de mascotas en un entorno médico —también— podría desencadenar reacciones alérgicas en pacientes, visitantes o personal médico sensible a dichos alérgenos", recuerda el SAS en su documento, en el que señala algo evidente: "Algunas personas pueden tener miedo, ansiedad o fobias relacionadas con los animales, por lo que su presencia de mascotas en un espacio sanitario podría aumentar el estrés de algunos pacientes e incluso de algunos trabajadores".

Entre el segundo grupo de criterios, por ejemplo, se apunta que "no podemos solicitar a todos los usuarios la acreditación de los controles veterinarios de sus animales de compañía —cartilla de vacunación, registro…—" y que algunos pueden pertenecer a "especies y familias que pueden estar consideradas como peligrosas".

Los expertos remarcan en diversas ocasiones que las mascotas pueden ser "impredecibles" y "no se puede garantizar su comportamiento", además de incidir en que "el control de esfínter de un animal de compañía no se puede garantizar en los centros de salud". Esta última, precisamente, era una de las preocupaciones del personal sanitario. "Sería lo que faltaba, tener que ir limpiando los meaos de un perro en la consulta o la sala de espera", se queja una doctora.

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Si no fuesen suficientes los argumentos sanitarios y de salubridad, la Administración andaluza encuentra un respaldo legal y argumental a su medida en el artículo 29.3 de la Ley de Bienestar Animal. Dice así: "Salvo prohibición expresa, debidamente señalizada y visible desde el exterior, se permitirá el acceso de animales de compañía a edificios y dependencias públicas".

Como se puede comprobar, y aunque pueda chocar, la no advertencia previa con cartelería permitiría al usuario acceder con un perro o un gato al hospital o ambulatorio y quedaría a su decisión desalojarlo. En este punto hay que decir que, en los centros de salud que ha testeado este periódico, la mayoría de los letreros se encontraban en el interior de las instalaciones.

El veto, no obstante, no afecta a los perros guía de ayuda a discapacitados que estén "debidamente acreditados". "Podrán acceder solo y exclusivamente a las zonas de espera y consulta a criterio del profesional sanitario, excluyendo taxativamente los lugares en los que se llevan a cabo tareas de tratamiento o cuidados, como servicios de urgencias, salas de cuidados, salas quirúrgicas y hospitalizaciones o internamientos".