Nuevo duelo entre Alegría y Azcón: así se reorganiza el mapa político aragonés

Aún tienen que correr mucha agua y celebrarse unos cuantos procesos orgánicos para que se vuelva a reeditar la competencia electoral entre Jorge Azcón, actual presidente de Aragón, y Pilar Alegría, desde el martes anterior ministra de Educación, Formación Profesional y Deporte y portavoz del Gobierno de España. En 2019 se enfrentaron por la alcaldía de Zaragoza y la más votada fue la candidata socialista, que obtuvo 10 concejales frente a los 8 del popular. Aunque fue Azcón quien ocupó la alcaldía al pactar con Ciudadanos y Vox.

Pilar Alegría inició así su perífrasis política, que le llevó a la delegación del Gobierno en Aragón y, en 2021, al ministerio de Educación y Formación Profesional, ese al que su madre no daba crédito, según confesó en su reciente toma de posesión en la que sumaba nuevas responsabilidades y la reforzaban para tomar en el futuro el liderazgo del socialismo aragonés.

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Los dos contrincantes tienen ahora tareas mayores que cuando optaban a la alcaldía para relevar al episódico Zaragoza en Común y marcan el futuro de la política aragonesa. De edad similar (Azcón, 1973, y Alegría, 1977), ambos llevan toda la vida en política. Licenciados en la Universidad de Zaragoza, uno en Derecho y la otra en Magisterio, se enrolaron en sus organizaciones desde muy jóvenes y en el camino han vivido las mieles y hieles de las largas militancias.

Quien tiene el recorrido expedito y con varios carriles disponibles es Jorge Azcón: a la vez que Alegría era promovida, cumplía sus primeros cien días de Gobierno con unos cuantos deberes pasados a limpio, un liderazgo incuestionable en la derecha aragonesa –con una firme vocación por reagruparla– y convertido en barón regional. Aunque le costó ser investido y formar el equipo, en pocas semanas ha lanzado los presupuestos para 2024, más expansivos que los de su predecesor, Javier Lambán; se está volcando con grandes proyectos –Amazon o Microsoft, que venían con viento de cola, o su plan Pirineos–, y ha impulsado las primeras rebajas fiscales prometidas: deflactar el IRPF, subir el mínimo exento de Patrimonio y mejorar Sucesiones y Donaciones.

La Romareda, 20 años de dolor de cabeza

También ha desatascado conflictos como el transporte sanitario urgente y ha comprometido la participación directa del Gobierno aragonés en la reconstrucción de la Romareda, un dolor de cabeza que sufren los zaragozanos desde hace más de 20 años. Incluso, poco a poco, de la misma manera que ha integrado a las tres familias en que estalló el PAR, dedica especial atención a su socio mayor, Vox: que sus extremismos queden por debajo de la gestión.

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Y si a algo ha dedicado energía el presidente aragonés es a ser una de las voces del Partido Popular en defensa de la igualdad ante la ley, con el rechazo a la amnistía, y de los recursos de las Comunidades Autónomas frente a las concesiones que pueda hacer Pedro Sánchez a vascos y catalanes a cambio del apoyo que le han prestado para convertirse en presidente.

Así, además de pronunciarse a cada paso del proceso, ha propulsado la convocatoria de la Conferencia de Presidentes en el Senado, reforzando así el papel de esta cámara, en la que el PP, desde su mayoría, va a jugar todas las bazas disponibles. La Conferencia dará ocasión a los líderes autonómicos a escenificar institucionalmente sus demandas y su rechazo a los tratos desiguales. Y Jorge Azcón va a ser uno de los portavoces desde su discurso de que los pactos “desguazan el Estado Autonómico” y dejan “comunidades de primera y de segunda”.

“Una aragonesa, portavoz de la amnistía”

Y de que el presidente aragonés espera como rival a Pilar Alegría dieron buena muestra sus declaraciones tras ser nombrada portavoz. Aunque le deseó lo mejor, añadió: “Me entristece que una aragonesa vaya a ser la portavoz de la amnistía”. Y ese será precisamente el reto de Alegría: que ese papel ante una medida tan impopular no lastre su carrera. De momento no tendrá que emplearse electoralmente en Aragón, pues todos los indicadores apuntan a que, salvo sorpresas, el ciclo de Jorge Azcón será largo ya que los votos que le auparon al Gobierno, desde el PAR a Vox, suman una mayoría amplia, con 36 de 67 escaños. Aunque se olvida, el PSOE gobernó porque le apoyó el PAR.

Antes tendrá que emplearse es en el relevo de la secretaría general del PSOE Aragón. Es la apuesta aragonesa de Pedro Sánchez, que no va a perdonar la posición de verso libre de Javier Lambán de los últimos años. De hecho, pocos días después de que el Comité Federal del PSOE apoyara los pactos de Sánchez y la amnistía, Lambán volvía a manifestarse en contra. Eso sí, el resto del partido en Aragón o se mostraba a favor o permanecía callado, en un síntoma claro del cambio de liderazgo que viene.

En ese horizonte, Pilar Alegría tiene dos retos. Por un lado, sobrevivir a la caldera de la portavocía del Gobierno, con Puigdemont volviendo y acordando compensaciones. Esa mochila puede ser muy pesada para una comunidad como la aragonesa, especialmente sensible a la desigualdad de trato con respecto a Cataluña. Internamente, todo puede ser más fácil. En cuanto se celebre el congreso federal del PSOE y se dé paso a los regionales, todos esperan que las nuevas mayorías sean favorables al presidente del Gobierno.

También en Aragón. Con la salida del Pignatelli, el PSOE de Lambán ha perdido la capacidad de prescripción que le daba ostentar el Gobierno. El PSOE solo conserva la Diputación Provincial de Zaragoza, institución que ha acogido como asesores a varios altos cargos, incluido el portavoz del Ayuntamiento de… Teruel. Y los silencios tras la Federal pro amnistía expresan la jibarización de la disidencia, que indican que el planeta socialista aragonés girará hacia el sol Sánchez.

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La pregunta que flota es si Pilar Alegría puede compaginar la portavocía del Gobierno (sí con el ministerio) con la secretaría general del PSOE aragonés. La experiencia dice que las portavocías no duran la legislatura entera; de hecho, España ha tenido seis presidentes del Ejecutivo desde 1977 y 23 portavoces, de los que solo tres han superado los tres años: Rosa Conde, Teresa Fernández de la Vega y Soraya Saénz de Santamaría.

Como se espera que la era de Azcón se prolongue, eso facilitaría compaginar ambas responsabilidades. En la toma de control del partido en Aragón le ayudarán el PSOE de Huesca y la mitad del de Zaragoza, mientras dan tiempo a que se mueva la otra mitad de la mano de Sánchez Quero, presidente de la Diputación Provincial, y gire Teruel.

Hacer oposición con 43 PIGAs a la espalda

Mientras, Javier Lambán culminará su mandato en la secretaria regional y los cargos públicos tratan de situarse. Por un lado, afrontando los efectos de las decisiones nacionales. Por otro, ante la dificultad de hacer oposición en aspectos cruciales como la instalación de renovables –que va a ser objeto de una Comisión de investigación en las Cortes– o ante la profusión de PIGAs (Plan de Interés General de Aragón); Lambán firmó nada menos de 43 de estos acuerdos a la carta para facilitar la instalación de empresas. Alguno de ellos, como la recalificación para ampliar Plaza, ha sido cuestionado por la Cámara de cuentas.

Los cambios de posturas ante una necesidad como la de reformar la Romareda y en la que PP y PSOE están empatados a fracasos, tampoco les ayuda. Sí están activos los parlamentarios socialistas ante el perfil de las comparecencias parlamentarias de Azcón, críticas que en el PP preocupan poco ante lo que interpretan como una interinidad similar a la que en un pasado no muy lejano les aquejaba a ellos. Lo que sí está claro es que el futuro de la política aragonesa ya es de otra generación cuyos líderes empiezan por A. De Azcón, uno de sus más cercanos colaboradores ya decía hace tiempo que sería alcalde, presidente y ministro. Ya lleva dos de esos puestos. Alegría ha empezado por el Ministerio.