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"El PSOE debe mirarse al espejo y saber que no se puede entregar España a cambio de Cataluña"
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Entrevista a Javier Lambán

"El PSOE debe mirarse al espejo y saber que no se puede entregar España a cambio de Cataluña"

Quien le conozca, sabe que este hombre cultiva la humildad y la cercanía, y que ese talante se refleja hasta en su tono, apacible y sereno

Foto: El secretario general del PSOE Aragón, Javier Lambán. (José D. Valero)
El secretario general del PSOE Aragón, Javier Lambán. (José D. Valero)
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"El tsunami que ha arrasado hoy a todas y cada una de las comunidades autónomas de España, nos ha arrasado también a nosotros". Esa frase la pronunció el socialista Javier Lambán, cuando aún era presidente del Gobierno de Aragón. El tsunami al que se refería eran las oleadas de protestas que habían despertado las políticas nacionales del secretario general de su partido, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, e impulsor de una estrategia de acercamiento a los independentistas vascos y catalanes, sobre todo estos últimos, que provocaron un enorme desgaste para los candidatos socialistas, presidentes y alcaldes.

El tsunami se llevó a muchos de ellos por delante, como decía Lambán, y lo paradójico es que un par de meses después, el que provocó ese maremoto salió ileso de las elecciones generales que convocó a continuación. De todo eso ha pasado ya un año, el que se cumple el próximo martes 23 de julio. En estos doce meses, Francisco Javier Lambán Montañés (Ejea de los Caballeros, Zaragoza, agosto de 1957) ha tenido tiempo para sincerarse en unas memorias con la política y con la vida, por eso su libro se llama Una emoción política (La Esfera de los Libros).

Quien le conozca, sabe que este hombre cultiva la humildad y la cercanía, y que ese talante se refleja hasta en su tono, apacible y sereno. Un ejemplo para quien, torpemente, piensa que la firmeza está asociada a lo contrario, la rudeza, la soberbia o la agresividad. Templado y firme, así como habla de su enfermedad (una esclerosis múltiple y un cáncer de colon) y como sigue señalando los males que, según cree, están desfigurando su partido, el PSOE.

PREGUNTA. Lo llamativo de todo esto es que quien se salvó del tsunami, señor Lambán, es el que lo provocó…

R. Evidentemente, ese tsunami, que es con lo que yo me referí a las políticas del Gobierno de España, nos arrastró a muchos, con independencia de la gestión realizada, pero ese movimiento no se detuvo en las elecciones generales del 23 de julio. Si miramos el mapa político que salió de esas elecciones generales, todo el país quedó teñido de azul, a excepción de Cataluña, País Vasco o Navarra, que es donde tienen más aceptación las políticas territoriales del Gobierno. Más intensidad de azul ha resultado posteriormente, en las elecciones europeas del pasado mes de junio. Todo esto debe ser motivo de una profunda preocupación para el PSOE, porque esa tendencia se va a agravar más aún si Salvador Illa consigue gobernar en Cataluña y esas políticas se ven fomentadas y aumentadas. El PSOE tiene que mirarse al espejo y saber que no se puede entregar toda España a cambio de Cataluña. ¿Se salvó Pedro Sánchez de ese tsunami? Yo más bien creo que lo que ocurrió en las elecciones generales es que el PP estuvo torpe en la gestión de sus pactos con VOX y le facilitó una munición extraordinaria al PSOE. La prueba es que el Gobierno se sostiene sobre una mayoría parlamentaria inestable, heterogénea y contradictoria que no le permite avanzar en nada.

"Yo sigo manteniendo que el Partido Socialista no vino a este mundo para gobernar con populistas y extremistas, sino para combatirlos"

P. La clave, entonces, de que Sánchez se salvara del tsunami fue el miedo a la extrema derecha por sus pactos con el PP.

R. La existencia de VOX, y la agitación de su fantasma, ha sido como el bálsamo de Fierabrás para el Partido Socialista, mano de santo, de la misma forma que ha sido una maldición para el Partido Popular. Eso yo creo que no es algo que se pueda discutir, Lo que tenemos que ver a partir de ahora es cuál es la evolución de todo esto, qué capacidad de amedrentamiento con VOX se puede mantener y qué importancia electoral sigue teniendo su espantajo.

P. Primero fueron los indultos, luego vino la reforma del Código Penal y, finalmente, la amnistía. El presidente Sánchez, y la ejecutiva federal de su partido, sostiene que la prueba de que era lo que había que hacer es que Cataluña se ha normalizado y el independentismo ha perdido la mayoría parlamentaria.

R. El único resultado de esas medidas es que el Estado está más desarmado, política y moralmente, para hacerle frente al independentismo. Dentro del PSOE, el convencimiento de que no se puede gobernar con independentistas y populistas ha sido el criterio mayoritario del comité federal hasta 2016. Yo sigo manteniendo que el Partido Socialista no vino a este mundo para gobernar con populistas y extremistas, sino para combatirlos. Pedro Sánchez cambió todo eso y ha sido la gran quiebra interna del PSOE, obviando el contrasentido que tiene gobernar España con lo que quieren acabar con España y con la Constitución. Esa forma de gobernar, con unos socios que pasan la factura mes a mes, y al contado, es algo completamente desmesurado para la mayoría de los socialistas españoles, empezando por los aragoneses. Ocurre, además, que yo no creo que la amnistía haya tenido ningún efecto sobre el resultado de las elecciones en Cataluña. Se concedió la amnistía porque fue el precio que puso Puigdemont para que Pedro Sánchez fuera investido y, por eso, me temo que, si hay un pacto con Esquerra para que Salvador Illa sea presidente, será un pacto muy cómodo para los independentistas, pero absolutamente incómodo para los socialistas de toda España.

P. Bueno, lo que no se puede negar es que el Partido Socialista de Cataluña ha ganado las dos últimas elecciones catalanas, y en estas últimas con posibilidad de gobernar. ¿Si no ha sido por esas medidas, por qué cree que ha ocurrido?

R. Mire, lo que ha pasado en Cataluña es lo que la historia nos demuestra: el independentismo fracasa cada vez que intenta separarse de España. La historia nos lo demuestra así y la novedad ahora es que han sacado ventaja, con la amnistía y la reforma de los delitos, para cuando quieran volver a intentarlo, que lo intentarán. Pero bueno, contestando a su pregunta, los resultados electorales en Cataluña tienen que ver, sobre todo, con el hartazgo de la sociedad catalana, con la apuesta por Salvador Illa, que transmite fiabilidad, y por las políticas del Gobierno destinadas a Cataluña que, aunque incomoden en el resto de España, en esa comunidad sí son bien recibidas, obviamente.

placeholder El secretario general del PSOE Aragón, Javier Lambán. (PSOE Aragón/J. D. V.)
El secretario general del PSOE Aragón, Javier Lambán. (PSOE Aragón/J. D. V.)

P. Desde Aragón, como comunidad vecina, usted debe ver mejor si la cacareada normalización se puede demostrar con datos. Por ejemplo, ¿las empresas catalanas que se instalaron en Aragón se están volviendo a Cataluña otra vez?

R. Cuando era presidente de Aragón, siempre resistí la tentación, durante el dichoso procés, de hacer políticas para atraer a empresas catalanas, como reclamaban desde el PP y desde otros sectores de la sociedad aragonesa. La relación económica entre Cataluña y Aragón es espléndida y beneficiosa para las dos comunidades y así debe permanecer. En todo caso, aquellos empresarios que salieron de Cataluña y se vinieron a Aragón, se han quedado aquí y siguen invirtiendo aquí. Todo esto, además, coincide con el propio desarrollo de Aragón, de sus empresas, superando que siempre hemos sido una comunidad preterida con respecto a Cataluña, como suministradores de mano de obra y de energía. Ese cambio de tendencia es de las cosas que me siento más orgulloso de mi etapa de presidente, porque ayuda a hacer país, a fortalecer España, que es lo que nunca querrán los puigdemones y roviras.

P. ¿Usted cree que el PP de Aragón podrá seguir gobernando la comunidad después de la ruptura de VOX, que ha roto el pacto de gobierno?

R. De momento, lo que está sucediendo es que es la primera vez que hay un gobierno en Aragón sin una mayoría parlamentaria que lo sustente en las Cortes. Esta comunidad no está acostumbrada a esa inestabilidad. La propia crisis de gobierno con la que se ha querido afrontar esta situación evidencia el desnorte en el que se han movido hasta ahora. Ya veremos cómo intenta resolverlo el presidente de Aragón… Lo que sí le digo es que el Partido Socialista no va a ser la muleta, aunque mantengamos la mano tendida, como desde el principio de la legislatura, para pactos que para nosotros son importantes, como el de financiación, el de la Sanidad, el de la energía. Esa es nuestra predisposición, pero hoy en día, lo único que hemos recibido son portazos a nuestras llamadas.

P. Lo que no sé es si desde la ejecutiva federal le pedirán un 'cordón sanitario' para no auxiliar a un gobierno de derechas en este momento.

R. El PSOE de Aragón toma sus propias decisiones sin atender a los exabruptos y a las salidas de tono que, con frecuencia, llegan desde Madrid. Por ejemplo, cuando se habla de la extrema derecha y nos congratulamos de que en España sea un fenómeno menor que en Europa. Pero a la extrema derecha en España quienes la están parando son los ciudadanos, que votan mayoritariamente al Partido Popular y al PSOE, conservadores y socialdemócratas. Somos los políticos de los partidos mayoritarios los que tenemos en nuestras manos la posibilidad de impedir que sigan prosperando, porque la extrema derecha está en torno al 10 por ciento, mientras que conservadores y socialdemócratas llegamos al 65 por ciento. Somos nosotros quienes podemos frenar los excesos de la extrema derecha, de los populistas, de los independentistas… Y eso se consigue, evitando que representen a las instituciones y, sobre todo, haciendo políticas que respondan a los problemas que tengan los ciudadanos con los servicios públicos o con la seguridad, que son los espacios que utilizan para medrar. Los populistas aprovechan las grietas que se abren en el gran pacto social y ahí es donde tiene que aplicarse las grandes fuerzas políticas moderadas, porque la extrema derecha no surge por arte de birlibirloque. Por lo demás, a mí eso de los cordones sanitarios siempre me han sonado mal, me producen incomodidad. De hecho, una de las peores aportaciones de la política catalana a la española fue el maldito pacto del Tinell [acuerdo de gobierno de 2003 entre el PSC, Iniciativa per Cataluña y Esquerra que excluía expresamente cualquier acuerdo o pacto con el PP]. Dicho esto, es evidente que no compartimos nada con VOX y que lo único que le deseo, cordialmente, es que desaparezca de la política española.

"Cuando era presidente, siempre resistí la tentación, durante el dichoso procés, de hacer políticas para atraer a empresas catalanas"

P. En el PSOE de Aragón, al igual que en el de Castilla-La Mancha, se da una contradicción interna muy llamativa. Usted es muy crítico con el PSOE federal y con el Gobierno, pero los militantes aragoneses respaldan siempre a Pedro Sánchez, al mismo tiempo que lo mantienen a usted como secretario general.

R. Es verdad que Pedro Sánchez es secretario general del PSOE y gobierna el partido con el apoyo de la inmensa mayoría de los militantes y que en Aragón, creo que soy un secretario general respetado y apoyado por mis ideas. Eso quiere decir que existen muchos militantes que combinan su lealtad a las ideas de Pedro Sánchez con la lealtad a las ideas que defiendo en el PSOE de Aragón… Bueno, digamos que ese equilibrio requiere un importante ejercicio de imaginación, pero es así. Por lo demás, yo voy a dejar de ser secretario general del PSOE de Aragón en el próximo congreso, como ya he anunciado, y a lo que animo a mis correligionarios es a que mantengan una voz propia. El panorama que se avecina para los socialistas de muchas comunidades es muy sombrío, si se cumple lo que nos tememos de un pacto con Esquerra. Por eso es más importante que nunca tener una voz propia, que un partido político no es un club de fans. Un partido de hombres y mujeres libres que deben decidir su propio camino.

P. Lo que se sostiene en la ejecutiva federal es que el proyecto político del PSOE tiene que responder a una socialdemocracia radical para estar acorde a estos tiempos, y eso no lo consigue la socialdemocracia clásica. ¿Qué piensa?

R. La socialdemocracia se ha entendido siempre como una defensa del Estado del Bienestar, de la economía social de mercado y de la democracia liberal. Por naturaleza, la socialdemocracia es moderada y pactista. Una socialdemocracia que integre, que haga país, que esté orgullosa de España como una comunidad política con varios siglos de existencia, que es poderosa por su historia, por su cultura, por sus valores, y que es un lugar cómodo para todos porque respeta la identidad y el orgullo de pertenencia de cada uno. Una socialdemocracia que consiga que los españoles vinculen su éxito personal al progreso de la comunidad política a la que pertenecen, que es España. Esa es la socialdemocracia en la que yo creo y a la que nunca le ha venido bien el adjetivo de radical.

P. ¿Desde cuándo no acude usted a un debate de ideas en el comité federal del PSOE?

R. El comité federal del PSOE, que es el máximo órgano entre congresos, era, salvando las distancias, lo que el Congreso de los Diputados a la política española. A partir de 2017, de las elecciones primarias que ganó Pedro Sánchez, se impuso otro modelo y ahora el comité federal no es un órgano de debate sino de refrendo por asentimiento de las políticas del líder. Es un rasgo característico de las políticas cesaristas, caudillistas, propias de este tiempo político, no sólo del PSOE sino de otras formaciones también. Pero es el modelo que han aprobado los militantes socialistas… La última vez que intervine en el comité federal la recuerdo bien: cuando acabé, recibí un gélido aplauso de mis compañeros, aplausos forzados, como esperando que pasara aquello… Después, eso sí, muchos mensajes y whatsapp laudatorios, pero en el comité federal un aplauso frío y a desgana. Decidí entonces que no tenía sentido volver al comité federal.

A partir de las primarias que ganó Sánchez, se impuso otro modelo y ahora el comité federal no es un órgano de debate, sino de refrendo

P. ¿Y con Pedro Sánchez, desde cuándo no habla?

R. Desde… desde… Pues fue una conversación telefónica en diciembre de 2022. Tenga en cuenta, por esto mismo que hablamos del comité federal, que en el PSOE se entiende que tiene que haber un cierre de filas con Pedro Sánchez y que cualquier discrepancia se convierte en una deslealtad y una traición. Es evidente, que algo así va en contra de todos los principios democráticos y del propio Partido Socialista. Pero ya le decía antes que este es el signo de los tiempos y que esa deriva no se advierte sólo en el PSOE, sino que es un mal de la política actual. Lo hemos visto muy claro con los partidos que surgieron hace unos años, que decían representar una nueva política, y han acabado pervirtiendo aún más todos los vicios de los que le hablo.

P. Usted es senador del PSOE y se negó a votar a favor de la Ley de Amnistía porque constituiría una enorme deslealtad consigo mismo, según dijo, y su partido comunicó que le abriría un expediente disciplinario. ¿Cómo se ha resuelto ese expediente?

R. Pues la verdad es que no he vuelto a saber nada de ese expediente, que es, por otra parte, lo que está regulado en el partido para aplicarlo a estos casos. Pero no tengo noticias, no, ni siquiera me ha llegado una notificación de que se abría ese expediente.

Foto: Nicolás Redondo Terreros, en su despacho de Madrid, posa para la entrevista con El Confidencial. (Olmo Calvo)

P. ¿No teme que le puedan expulsar? En fin, me acuerdo de cómo se expulsó del PSOE a Nicolás Redondo Terreros por menos que negarse a votar la amnistía…

R. No creo que mi decisión en esa votación se haya planteado en esos términos, pero, en cualquier caso, tampoco yo me lo plantee con una evaluación de los costes que podía tener. Cuando uno toma una decisión así, lo hace por lo que le dicta su conciencia, y ya está. Tampoco es algo extraño en el PSOE y han sido, precisamente los diputados del PSC quienes más han faltado a la disciplina de voto en años anteriores. Con Nicolás Redondo mantengo una buena relación y es un hombre muy valioso.

P. Al hablar de modelos cesaristas de los partidos políticos, se me ha venido a la cabeza la forma de reaccionar de Pedro Sánchez cuando se ha comenzado a cuestionar el comportamiento de su mujer, Begoña Gómez, en su actividad profesional, con ataques a periodistas y a jueces. ¿Usted qué piensa de lo que está ocurriendo?

R. Ahora mismo, prefiero no entrar en ese asunto. En todo caso, le diré que, en mi opinión, el problema actual de la política española no es ni los jueces ni los periodistas. Somos los políticos.

"El tsunami que ha arrasado hoy a todas y cada una de las comunidades autónomas de España, nos ha arrasado también a nosotros". Esa frase la pronunció el socialista Javier Lambán, cuando aún era presidente del Gobierno de Aragón. El tsunami al que se refería eran las oleadas de protestas que habían despertado las políticas nacionales del secretario general de su partido, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, e impulsor de una estrategia de acercamiento a los independentistas vascos y catalanes, sobre todo estos últimos, que provocaron un enorme desgaste para los candidatos socialistas, presidentes y alcaldes.

Javier Lambán
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