Algo pasa con el judión de La Granja: los productores sufren la peor cosecha de la historia

Es el sello de identidad de la Granja de San Ildefonso. El judión no solo es el producto estrella de la cocina segoviana, también el símbolo de este municipio castellanoleonés, ubicado a los pies de la sierra de Guadarrama. En estas tierras se cultiva cada año y se recogen toneladas de una legumbre que ha traspasado fronteras: ya es mundialmente conocida. Pero no atraviesa su mejor momento.

Precisamente para proteger su denominación de origen, calidad, producción, recolección, tratamiento y distribución, se creó hace diez años su Marca de Garantía. En 2014 nació este organismo que vela por salvaguardar su nombre y que ya aspira a conseguir el siguiente reconocimiento, la Indicación Geográfica Protegida (IGP).

El producto sufre este año la peor cosecha de su historia, ya que mientras en años anteriores su recolección ascendía a las 15 toneladas, en este ejercicio esta se ha visto mermada hasta las cuatro. Así lo reconoce Guzmán Gilsanz, técnico de Marca de Garantía del Judión de La Granja, quien señala que el resultado se ha visto mermado a un tercio.

Las causas han sido dos. La primera, las heladas tardías que se registraron en el mes de mayo, recién plantado el cultivo. La segunda, las altas temperaturas registradas este verano, con varios días seguidos en máximas, lo que hace que la flor de la que sale el judión se pierda y si esto ocurre, también lo hace la vaina de la que nace la legumbre.

"Cuando empezamos en el año 2014, las primeras vainas secas se recogían para San Luis, 25 de agosto. Pero estos últimos años no se ha hecho hasta finales de septiembre. Se han juntado dos años nefastos, el año pasado que ya era malo y este año que pensamos que iba a ser un poco mejor, pero que ha sido muchísimo peor", reconoce Guzmán Gilsanz.

La alta demanda que tiene el Judión de La Granja, muy apreciado dentro y fuera de la provincia, hace que este sea uno de los productos hortícolas con el precio más alto. Hace diez años el kilo estaba a 10 euros, pero ahora este importe puede subir hasta los 14 o 15 euros. "El judión no tiene problemas de venta, es más, tiene una demanda excesiva", confiesa el técnico.

Esta limitación en cuanto a la producción va a hacer que previsiblemente en los próximos meses ya no haya disponibilidad, pues normalmente este se acaba sobre el mes de septiembre u octubre, lo que puede hacer que para este 2024, en marzo ya no quede nada. "Tiene mucho tirón y mucha demanda y una venta muy fácil y una salida muy fácil. Pero claro, si la base no sustenta esa demanda, pues estamos ante un año muy mal, el peor, muy fastidiado", agrega.

Una única cosecha al año

Los productores de Judión de la Granja, 28 en total, tienen esta como una actividad complementaria, ya que al tener una sola cosecha al año no permite contar con esta actividad como forma de vida. "Lo que tiene la gente y siembra muchas veces era para autoconsumo, pero en los últimos años hemos intentado que la gente se fuera profesionalizando", indica Gilsanz.

Un cultivo que se introdujo en la Granja de San Ildefonso hace trescientos años y que hoy en día cuenta con un importante relevo generacional, pues los últimos productores que han comenzado a formar parte de Marca de Garantía del Judión de la Granja son personas muy jóvenes a pesar de ser un cultivo que da mucho trabajo, dado que su recolección es manual.

Por eso, el organismo ha adquirido hace poco tiempo una marca peladora que de forma automatizada permite separar las vainas del judión y así pelar hasta 300 kilos a la hora. Una máquina que está accesible para todos los socios y que ha acelerado todo el proceso, lo que ha animado a que muchos productores hayan querido aumentar su superficie.

"Es un complemento que está muy bien remunerado. Porque tú hoy en día, a ver si encuentras algún cultivo del campo que te lo paguen a 15 euros el kilo. Es que no lo encuentras. En cuanto al rendimiento, tiene un buen rendimiento, se paga muy bien y se vende muy bien. Y respecto a la salida, tiene que venir todavía alguien que me diga, oye, es que me queda aquí judía y no puedo venderla. Pero vivir de ellos es imposible", concluye el técnico.