¿Qué está pasando con las monjas clarisas de Belorado? Lo que debes saber sobre su 'rebelión' contra el arzobispo de Burgos

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Las dieciséis monjas del Monasterio de Santa Clara de Belorado se han convertido en el centro de una controversia que ha generado gran interés público. Lideradas por la madre abadesa, Isabel de la Trinidad, han anunciado su ruptura con la Iglesia Católica para someterse a la tutela de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, una organización no reconocida por el Vaticano y dirigida por el excomulgado Pablo de Rojas Sánchez-Franco.

En un extenso comunicado de casi 70 páginas, las monjas expresaron su desacuerdo con la Iglesia Católica actual, afirmando su fidelidad a Pablo de Rojas y rechazando a los papas posteriores a Pío XII. Esta decisión ha generado una respuesta inmediata tanto del Arzobispado de Burgos como del Obispado de Vitoria, quienes han manifestado su sorpresa y negado haber recibido ninguna notificación oficial sobre la decisión de las religiosas.

Para desmentir las acusaciones de secuestro y manipulación, las monjas han utilizado las redes sociales, compartiendo imágenes y vídeos en Instagram bajo la cuenta @tehagoluz. En estos mensajes, aseguran que no están alejadas de sus familias y que continuarán explicando su situación a través de futuras publicaciones.

El conflicto tiene raíces en una disputa inmobiliaria relacionada con la compra del monasterio de Santa Clara en Orduña. Las monjas de Belorado habían acordado pagar 1,3 millones de euros por el inmueble, pero solo realizaron el primer pago de 100.000 euros, lo que llevó a las clarisas de Vitoria, propietarias del edificio, a iniciar acciones legales para rescindir el contrato y recuperar el control del monasterio.

El vicario para la Vida Consagrada de la Diócesis de Vitoria, Manuel Gómez Tavira, ha señalado que detrás de esta ruptura existen intereses económicos y ha acusado a Isabel de la Trinidad de engañar a las monjas para mantener su poder. Además, ha descrito a la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli como una secta que pide continuos donativos y tiene pocos adeptos.

El alcalde de Belorado, Álvaro Eguíluz, también expresó su sorpresa ante la situación, recordando que hasta el domingo el convento estaba abierto al público y los vecinos podían asistir a misa y comprar los dulces elaborados por las monjas.