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Esta empresa familiar guarda la memoria de un oficio en riesgo de extinción y necesita empleados
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Esta empresa familiar guarda la memoria de un oficio en riesgo de extinción y necesita empleados

Campanas Quintana, en Palencia, lleva desde el año 1637 vinculada a este oficio. Son los últimos campaneros que quedan en la región y sus productos se venden por toda España y Latinoamérica

Foto: El taller de los hermanos Ignacio y Manuel Quintana. (C.A.)
El taller de los hermanos Ignacio y Manuel Quintana. (C.A.)

El oficio de campanero, al igual que otros muchos, ha ido desapareciendo a lo largo del tiempo. La digitalización ha arrinconado profesiones como esta, de las que ya quedan pocos vestigios, aunque todavía hay quien resiste. Una de esas excepciones es Campanas Quintana, firma familiar de Saldaña (Palencia), que mantiene viva la memoria de esta ocupación, trascendiendo al oficio de maestros en la fundición de estos elementos y ofreciendo a sus clientes instalaciones completas en todo lo referido a campanas y campanarios.

Campanas Quintana dispone de taller de fundición, de carpintería de madera metálica y mecanización y de instalaciones eléctricas. También, de un departamento de relojería monumental, una oficina técnica de proyectos, diseño e instalaciones y oficinas de administración y atención al cliente.

Desde este enclave trabajan no solo para la provincia y la región, en las que solo quedan ellos, sino también para todo el país y otros puntos del mundo. Muchos de sus encargos se quedan dentro de España, pero un importante volumen de negocio viaja hasta América, sobre todo, hacia países de Latinoamérica como Panamá, donde acaban de finalizar uno de sus últimos grandes pedidos.

placeholder Una de las campanas. (C.A.)
Una de las campanas. (C.A.)

Los hermanos Ignacio y Manuel Quintana son quienes actualmente se mantienen al frente de esta empresa, incorporando un sinfín de mejoras en la acústica, persiguiendo que tengan un sonido exacto y una nota pura. Los pedidos que ahora reciben son en su mayoría eclesiásticos, aunque también cuentan con empresas constructoras entre su clientela.

"Las campanas realmente se instalan en las iglesias, obviamente. Entonces, el 90% del cliente final son los obispados y es la Iglesia católica. ¿Qué ocurre? Que muchas veces los clientes son, por ejemplo, empresas constructoras, que son las que se encargan de fabricar las nuevas iglesias y demás, y son las que nos contratan o se asesoran un poco en lo que quieren hacer", explica Ignacio Quintana.

La restauración es otro ámbito en el que esta familia interviene, ya que por la antigüedad de estos elementos, muchos necesitan una importante rehabilitación. "Las campanas se encuentran dentro de edificios que en la mayoría de los casos son bienes de interés cultural. Por eso, hay que trabajar realizando el proyecto y documentando bien todas las piezas sobre las que se va a intervenir", agrega.

placeholder Los hermanos Quintana trabajan en su taller. (C.A.)
Los hermanos Quintana trabajan en su taller. (C.A.)

Las que se fabrican en esta fundición están compuestas por una aleación de bronce que se conoce como "bronce campana". Las principales características que tiene son la resonancia que consigue y una mayor vibración. Un material que también hace de ella un elemento mucho más frágil. "Este bronce es específico, un 80% de bronce y un 20% de estaño", recalca el campanero.

Proceso completo

"Nosotros entregamos la obra llave en mano, como se suele decir. Primero, se hace un estudio sobre todas las posibilidades que hay en el campanario, la forma de poder actuar y, luego, en función de lo que en realidad se pretenda, nosotros ya nos dedicamos a entregar la obra terminada", sostiene Quintana.

En Campanas Quintana trabajan actualmente ocho personas, pero se encuentran en búsqueda de más personal para ampliar su equipo. Aunque, reconocen, tienen dificultades para encontrar estos perfiles. "Hace treinta años había, por lo menos, siete fundiciones y ahora solo quedamos cuatro en toda España", destaca.

Esta tradición familiar data del año 1637, un tiempo en el que dedicarse a este oficio implicaba viajar por todos los reinos de España, trabajando y viviendo largas temporadas lejos de casa, a la que muchas veces solo se retornaba para formar a aprendices en el oficio o cuando el fundidor veía cercana la fecha de su muerte.

La familia Quintana se remonta hasta el siglo XVII cuando Clemente de Quintana e Isla, un maestro fundidor originario de la comarca cántabra de la Trasmiera, llegó al Reino de Navarra para ejercer su oficio en los territorios en los que precisasen de sus habilidades. Actualmente, esta nueva generación no solo sigue creando este patrimonio, sino que también se ocupa de restaurarlo.

placeholder El acabado de una de las campanas. (C.A.)
El acabado de una de las campanas. (C.A.)

El abuelo de Ignacio y Manuel instaló su taller en el municipio palentino de Villota del Páramo para, en los años cincuenta, después de la guerra, trasladarlo hasta Saldaña, donde actualmente se mantiene y donde recientemente han ampliado sus instalaciones para adaptarse a la cantidad y al volumen de pedidos que reciben diariamente.

La empresa no ha dejado de evolucionar con el paso de los años y buena prueba de ello es la implementación de las más modernas técnicas de diseño y fundición con el objetivo de dotar a todos los elementos que fabrica de la más alta calidad técnica, estética y acústica, asegura esta última generación de campaneros.

“La acústica de la campana es un tema bastante olvidado, pero es una cosa importante y en esto sí que somos pioneros. Hemos investigado la forma y la acústica que tiene la campana, modificando, realizando pruebas y modificando ciertos aspectos del perfil para conseguir la nota exacta de la campana. Y luego lo hemos implementado en máquina herramienta, claro”, concluye Quintana.

Durante todo este tiempo, Campanas Quintana ha llevado a cabo todo tipo de encargos, entre los que, en los últimos años, destaca la boda de los actuales Reyes de España. Hace veinte años, estos hermanos fueron quienes se encargaron de que las campanas de la Catedral de la Almudena en Madrid sonaran tal y como marcaba el protocolo de la Casa Real para ese día.

El oficio de campanero, al igual que otros muchos, ha ido desapareciendo a lo largo del tiempo. La digitalización ha arrinconado profesiones como esta, de las que ya quedan pocos vestigios, aunque todavía hay quien resiste. Una de esas excepciones es Campanas Quintana, firma familiar de Saldaña (Palencia), que mantiene viva la memoria de esta ocupación, trascendiendo al oficio de maestros en la fundición de estos elementos y ofreciendo a sus clientes instalaciones completas en todo lo referido a campanas y campanarios.

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