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El Papa allana el camino para la beatificación del arquitecto Antoni Gaudí
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El Papa allana el camino para la beatificación del arquitecto Antoni Gaudí

La visita de Benedicto XVI a Barcelona para consagrar como basílica el templo de la Sagrada Familia puede tener en breve otras repercusiones que las meramente

Foto: El Papa allana el camino para la beatificación del arquitecto Antoni Gaudí
El Papa allana el camino para la beatificación del arquitecto Antoni Gaudí

La visita de Benedicto XVI a Barcelona para consagrar como basílica el templo de la Sagrada Familia puede tener en breve otras repercusiones que las meramente políticas o el debate crematístico sobre el dinero público que se ha gastado en los actos: la beatificación del arquitecto padre de la nueva basílica, Antoni Gaudí, puede estar más cerca. “El genio de Antoni Gaudí, inspirado por el ardor de su fe cristiana, logró convertir este templo en una alabanza a Dios hecha en piedra”, clamó el Pontífice durante el rezo del Ángelus, en el exterior de la Sagrada Familia. La Asociación Pro Beatificación de Gaudí solicitó oficialmente al arzobispado de Barcelona la instrucción de la causa el 13 de mayo de 1994. El 22 de febrero del 2000, el Vaticano aprobó el inicio del proceso y el 12 de abril del mismo año se constituyó el tribunal diocesano para la causa. Finalmente, en julio del 2006 se inició la elaboración del sumario, que sigue su curso.

 

Las constantes referencias al arquitecto y a su profunda fe parecen, de momento, confirmar la predisposición del Papa de llevar adelante el asunto. En la homilía pronunciada ayer en Barcelona, Benedicto XVI también señaló que “Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así, unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia”. Las constantes referencias al genial arquitecto son otro síntoma de que la beatificación parece más próxima. “Me ha conmovido especialmente la seguridad con la que Gaudí, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: ‘San José acabará el templo’. Por eso, no deja de ser significativo que sea dedicado [es decir, consagrada como basílica] por un Papa cuyo nombre de pila es José”, dijo Ratzinger, anécdota que también fue recordada por Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona.

El Pontífice se fue satisfecho de Barcelona. No se enteró de que, a su salida del arzobispado hacia la Sagrada Familia, varias decenas de personas, gays y lesbianas, se besaban como símbolo de protesta ante su presencia y los mensajes conservadores de la Iglesia. Estaban detrás del cordón de seguridad, ya que no pudieron acceder a la plaza de la catedral, reservada para el paso de la comitiva papal. Era la primera protesta del día. La otra, cuando ya estaba celebrando misa, fue la manifestación convocada por la asociación Ca La Dona en la plaza Universidad bajo el lema Las mujeres no te esperamos: varios centenares de mujeres hicieron oír su voz de protesta por los valores misóginos de la Iglesia mientras repartían preservativos.

Su manifiesto es claro: “La estructura machista y patriarcal de la Iglesia Católica es un agravio histórico hacia las mujeres”. Y decía más adelante: “Denunciamos su hipocresía, cuando se manifiesta a favor de la “vida” (¿qué vida?) y, en cambio, rechaza las investigaciones científicas relacionadas con el tratamiento de diversas enfermedades; no se ha manifestado nunca abiertamente contra la aplicación de la pena de muerte; prohíbe el uso de preservativos, incluso en poblaciones donde el SIDA es la causa primera de mortalidad; niega el derecho a una muerte digna y a la eutanasia... ¡Nos niega el derecho a decidir sobre nuestra vida y nuestra muerte! Nosotras reivindicamos la dignidad y calidad de vida”.

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Benedicto XVI se refirió, precisamente, al tema científico en la visita que realizó por la tarde a la entidad benéfico-social Nen Déu, de Barcelona: “Es imprescindible que los nuevos desarrollos tecnológicos en el campo médico nunca vayan en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana”, clamó. Durante la ceremonia en la Sagrada Familia también dejó clara la postura de la Iglesia sobre otros temas: “La Iglesia aboga por determinadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y formen una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar”. Fuera, una parte de las 36.000 personas que seguían la ceremonia, prorrumpieron en aplausos.

El Papa, mocasines rojos como suele utilizar la inmensa mayoría de las ocasiones, estuvo bien arropado por las autoridades. Con los Reyes a la cabeza, tuvo como público al presidente de la Generalitat, José Montilla, corbata amarilla como la bandera del Vaticano (el presidente catalán le regaló, al acabar la ceremonia, un ajedrez y un compendio de 44 libros que resumen 800 años de cultura catalana); al ministro de la presidencia, Ramón Jáuregui; al presidente del Congreso, José Bono; al presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach; al delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel; y al alcalde de Barcelona, Jordi Hereu. Entre los asistentes, muchas caras conocidas, como el vicepresidente Josep Lluís Carod-Rovira, sin corona de espinas, pero el único que escuchó silbidos del público a su entrada en el templo, los líderes de CiU, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida y un largo etcétera de dirigentes políticos y representantes de instituciones.

El embajador de España ante el Vaticano, Francisco Vázquez, fue uno de los más activos. Formó parte del séquito papal. Departió con Rouco Varela mientras esperaba a que el Pontífice saliera del arzobispado y, ya en la nueva basílica, departió con unos y con otros. Incluso con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Y es que en el interior de la Sagrada Familia se agolparon 6.500 personas, entre ellos 1.100 miembros del clero (25 cardenales, 15 arzobispos y un centenar de obispos). El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó a tiempo de Afganistán para mantener un breve encuentro con Benedicto XVI en el mismo aeropuerto de El Prat, poco antes de despegar el avión papal hacia Roma. En la reunión, estuvo presente también el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, y ambos dirigentes comentaron someramente la visita que el Pontífice realizará en el 2011 a Madrid y la próxima cumbre de líderes mundiales a celebrar en Seúl la semana que viene. Luego, tras unas breves palabras de despedida del Rey Juan Carlos y otras de Benedicto XVI, el Papa se elevó a los cielos, en avión, camino del Vaticano.

La visita de Benedicto XVI a Barcelona para consagrar como basílica el templo de la Sagrada Familia puede tener en breve otras repercusiones que las meramente políticas o el debate crematístico sobre el dinero público que se ha gastado en los actos: la beatificación del arquitecto padre de la nueva basílica, Antoni Gaudí, puede estar más cerca. “El genio de Antoni Gaudí, inspirado por el ardor de su fe cristiana, logró convertir este templo en una alabanza a Dios hecha en piedra”, clamó el Pontífice durante el rezo del Ángelus, en el exterior de la Sagrada Familia. La Asociación Pro Beatificación de Gaudí solicitó oficialmente al arzobispado de Barcelona la instrucción de la causa el 13 de mayo de 1994. El 22 de febrero del 2000, el Vaticano aprobó el inicio del proceso y el 12 de abril del mismo año se constituyó el tribunal diocesano para la causa. Finalmente, en julio del 2006 se inició la elaboración del sumario, que sigue su curso.

Papa Benedicto XVI