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El 'procés' y el 155 amenazan con dejar al PSC sin gobernar a más de 2 millones de catalanes
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HACIA LAS ELECCIONES DEL 21-D

El 'procés' y el 155 amenazan con dejar al PSC sin gobernar a más de 2 millones de catalanes

La ruptura en BCN es la factura más cara que han tenido que pagar hasta ahora los socialistas. Pero ya han perdido dos alcaldías y arriesgan otras dos. Una treintena de alianzas han estallado

Foto: Jaume Collboni, hasta ahora segundo teniente de alcaldía de Barcelona, este 13 de noviembre en la sede central del PSC. (EFE)
Jaume Collboni, hasta ahora segundo teniente de alcaldía de Barcelona, este 13 de noviembre en la sede central del PSC. (EFE)

En esta ocasión, fueron los 'comuns' los que sacaron del Ejecutivo local al PSC. Y lo hicieron en la plaza más importante, en la joya de la corona. Barcelona. Pero no es un caso totalmente aislado. El 'procés' se ha llevado por delante los ejecutivos de coalición de más municipios catalanes en los que participaban los socialistas, y también ha hecho al propio PSC perder o ver en peligro unas pocas alcaldías, algunas de las cuales confía en recuperar. El coste pagado por el partido de Miquel Iceta tiene una cifra orientativa: podría dejar de gobernar a más de dos millones de personas. El trozo mayor de la tarta se lo lleva, lógicamente, la capital (1,6 millones), que ya ha escapado de las manos socialistas, como Girona, Sant Cugat del Vallès —aunque aquí la suspensión del acuerdo es temporal—, Olot, Manlleu, Balaguer, Molins de Rei, Arenys de Munt, Tàrrega, Argentona, Alella o Sant Martí Sarroca, municipios en los que también cogobernaban, o Sant Hipòlit de Voltregà, en el que tenían la vara de mando. Pero aún está por ver el futuro de Terrassa, la cuarta localidad de Cataluña, o qué ocurre en Blanes, pues en ambas el regidor socialista abandonó la militancia y el acta, aunque la posición de primera fuerza del partido le hace mantener a la dirección de Iceta la esperanza de que pueden preservar los dos ayuntamientos. En total, una treintena de pactos en los que participaba el PSC han estallado.

En las últimas semanas se ha desencadenado lo que el PSC percibe como una ofensiva de las formaciones independentistas, especialmente de ERC, aunque también del PDeCAT, para desalojarle de los nodos de poder que aún conserva. "Atacan a quienes estamos ensanchando nuestro espacio y estamos haciendo bien las cosas, no destruyendo la interlocución. Nos quieren borrar del mapa", observa un cargo muy cercano al primer secretario. "Nos están responsabilizando y nos intentan dinamitar, justo a nosotros que somos los que tendemos puentes", añade una jefa de una de las federaciones de mayor peso en la provincia de Barcelona.

El PSC denuncia que las fuerzas independentistas quieren "borrarle del mapa" y con ello destruir a la formación que busca "tender puentes" en la crisis

La ruptura del pacto de gobierno en la capital catalana es un hecho, a falta de que Ada Colau firme el decreto para expulsar de su Ejecutivo a los concejales del PSC, empezando por el hasta ahora segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni. Las bases de Barcelona en Comú decidieron por un 54,18%, por apenas 323 votos de ventaja, acabar con un matrimonio de apenas año y medio de vida. Un "error histórico", según lo calificó este lunes el edil y responsable de Política Municipal del PSC, molesto por el fin de un acuerdo que "había funcionado y había sido bueno para la ciudad".

Foto: Miquel Iceta, rodeado de los candidatos en la lista por Barcelona, este 12 de noviembre en la plaza Europa de la capital catalana. (EFE)

"Inestabilidad y Gobierno roto"

"No entendemos que a unas semanas del 21-D se haya abierto este debate en estos términos, con una pregunta claramente dirigida [a los inscritos de BComú] y con el añadido de un silencio incomprensible de la señora Colau", declaró Collboni, que no quiso especular sobre los escenarios poselectorales ni sobre el eventual acercamiento de la alcaldesa a ERC tras los comicios. Él defiende "poner Barcelona por encima de todo y las políticas sociales por delante del conflicto" catalán. Esta es una constante que repiten varios dirigentes consultados: mientras que el PSC "cumple la palabra dada" y respeta los pactos, que se ciñen a políticas municipales, los socios que rompen la baraja dan prioridad al conflicto soberanista. En el caso de Colau, el pretexto es el apoyo de los socialistas a la aplicación del 155.

Para Collboni, la ruptura satisface "a 'indepes' y al PP, que han sido los principales atacantes de esta coalición y este puente que quedaba en Cataluña"

"Hoy tenemos un Gobierno roto, debilitado y que añade inestabilidad a la ciudad cuando lo que se nos pedía era estabilidad y certezas", aseguró Collboni, que advertía de que proyectos positivos para la ciudad, como la candidatura para acoger la Agencia Europea del Medicamento, estaban "en peligro" por la situación de "incertidumbre". Que el acuerdo con BComú haya saltado por los aires, recordó, satisface "a independentistas y al PP, que han sido los principales atacantes de esta coalición y este puente que quedaba en Cataluña".

El cogobierno de Barcelona era el principal 'premio' que los socialistas obtuvieron después de las elecciones municipales de 2015 en las que, pese a la debilidad que llevaban arrastrando desde hacía años, fueron segunda fuerza en Cataluña (530.909 votos, el 17,06%), por detrás de la ya extinta CiU. En sus manos estaban 122 alcaldías, entre ellas las de municipios importantes como la segunda ciudad, L'Hospitalet, o dos de las cuatro capitales de provincia: Lleida y Tarragona. De ese número ya hay que restar una localidad, Sant Hipòlit de Voltregà (Barcelona), de 3.462 habitantes, en la comarca de Osona, epicentro del separatismo. La semana pasada, una moción de censura de PDeCAT y la marca local de ERC (Som Voltregà) puso fin al mandato de Xavi Vilamala. Para el PSC, el caso de Sant Hipòlit es el "ejemplo de la persecución" que está viviendo el partido, pues la oposición a Vilamala le prometió dar apoyo como regidor si rompía su carné de militante, a lo que él se negó.

Carles Puigdemont y Ada Colau le dan la vuelta al tablero de las elecciones

Dante Pérez pasa al PP

Los socialistas también han visto volar, por razones distintas, la alcaldía de Gimenells, un pequeño pueblo leridano de 1.111 habitantes —datos del INE, a 1 de enero de 2016—, fronterizo con Aragón. Dante Pérez pasó de anunciar su baja como afiliado del PSC por ser "incapaz" de compartir proyecto con "los nacionalistas de Unió" a convertirse, en menos de 24 horas, en número dos del PP en las listas por Lleida el 21-D. Esa fue la consecuencia más directa del pacto de Iceta con Units per Avançar, la plataforma heredera de Unió, que se tradujo en la entrada, como tres por Barcelona, del 'exconseller' Ramon Espadaler.

En Terrassa y Blanes, la cúpula de Iceta espera que al final no cuajen los pactos alternativos, en cuyo caso retendría la alcaldía al ser primera fuerza

Dos alcaldías del PSC penden ahora mismo de un hilo. Terrassa (215.121) y Blanes (39.060). La situación es parecida. En ambas, sus hasta ahora regidores, Jordi Ballart y Miquel Lupiáñez, han salido del partido por el respaldo al 155 y han renunciado al bastón de mando, desencadenando un nuevo proceso de investidura. El de Terrassa culminará previsiblemente este jueves, 16 de noviembre, pero aún no está claro quién sucederá a Ballart. Podría cuajar una alternativa encabezada por Terrassa en Comú —la plataforma local de Podemos, segunda fuerza en las locales de 2015—, ERC, CUP y PDeCAT. Pero los exconvergentes, socios de Ballart hasta que este rompió el pacto de gobierno dos días antes de anunciar su propia dimisión, no han tomado una decisión. Si no se alían las cuatro fuerzas, la alcaldía la seguiría reteniendo el PSC, ya que la Ley Electoral establece que si un candidato no consigue la mayoría absoluta del pleno, será investido el aspirante de la lista más votada, que es la de los socialistas.

El PSC, a través del regidor accidental y primer secretario local, Alfred Vega; la jefa de la federación del Vallès Oest y primera edil de Rubí, Ana María Martínez, y el responsable de Organización del partido, Salvador Illa, está dialogando con el PDeCAT para intentar convencerle de que no participe de "un gazpacho de cuatro partidos" y mantenga al PSC al frente del Ayuntamiento. Pero en la cúpula son conscientes de la dificultad: Ballart hizo estallar el pacto "sin encomendarse a nadie", echando a los exconvergentes del Gobierno, y eso ha agrietado las relaciones entre las dos fuerzas. Se añade otro elemento: con el ya exregidor anunciaron su marcha otros cinco ediles, que solo formalizarán su renuncia una vez quede investido un nuevo alcalde.

placeholder Miquel Iceta, con su número tres, Ramon Espadaler (d), ex de Unió, y Carlos Jiménez Villarejo (i), que cierra su lista por Barcelona, el pasado domingo en la capital catalana. (EFE)
Miquel Iceta, con su número tres, Ramon Espadaler (d), ex de Unió, y Carlos Jiménez Villarejo (i), que cierra su lista por Barcelona, el pasado domingo en la capital catalana. (EFE)

En Blanes (Girona), solo se va Lupiáñez, a quien ha vencido, como a Ballart, "el entorno y la presión social", escorada hacia el independentismo, explican en la cúpula. El ex regidor ya era polémico antes del 1-O porque equiparó a Dinamarca con Cataluña y a España con el Magreb. Ya habían dejado el Ejecutivo local sus socios de PDeCAT y ERC. Los socialistas confían en no perder la alcaldía, pero saben que "todos los partidos tienen ganas" de desalojarlos del poder. Tampoco lo tendrán fácil, dada la atomización del ayuntamiento: ocho fuerzas en un pleno de 21 concejales. Tendrían que aliarse ICV, PDeCAT, ERC y CUP. "Si lo hacen, demostrarían que su único interés es barrernos, no la ciudad, aunque desde luego nos pondrá en una buena situación para encarar la campaña y la recta final de la legislatura", argumenta uno de los máximos responsables de la federación gerundense. El PSC quiere agilizar los trámites de la investidura para dar menos tiempo al resto de grupos a trabar pactos. Si fracasan, el mando de la localidad seguirá en sus manos, al ser primera fuerza del consistorio.

El caso de Castellar, "reversible"

El caso del municipio barcelonés de Castellar del Vallès (23.633 habitantes) es distinto. Ignasi Giménez, que junto con Ballart y los primeros ediles de Santa Coloma y Granollers, Núria Parlon y Josep Mayoral, firmó un comunicado contra el 155 en cuanto el Gobierno aprobó las medidas que elevaría al Senado, anunció la semana pasada la suspensión de su militancia para abrir "un proceso de reflexión". No renunciaba a la alcaldía, en su poder gracias a su mayoría absoluta. En el partido están convencidos de que su marcha temporal será "reversible". "Le conocemos desde hace años y él es PSC puro y siempre lo ha sido. No tiene veleidades nacionalistas. Su equipo también es PSC. No tiene nada que ver con Ballart. Ignasi ha sabido sumar el poder de las siglas y su marca personal, y la gente confía en él y nosotros también. Cuando todo esto pase, será reconducible", sostienen fuentes próximas a José Luis Jimeno, primer secretario comarcal (Vallès Occidental Sud) y adjunto a Illa en la ejecutiva de Iceta.

En Girona y Sant Cugat PDeCAT y PSC han roto por mutuo acuerdo, pero en Olot, Manlleu, Balaguer o Arenys de Munt los divorcios han sido unilaterales

Terrassa, Castellar, Blanes y Gimenells son, para la dirección de Iceta, casos "aislados", que en nada permiten hablar de una "sangría" del PSC o de un incendio mayor. Insisten en que el partido sigue unido en torno a la estrategia marcada, desplegada en coordinación con Ferraz y, singularmente, con Pedro Sánchez.

El PSC ha salido además de los gobiernos de varias localidades, por consenso con el regidor de turno o siendo directamente expulsado. En Girona capital (98.255 habitantes), PDeCAT y los socialistas rompieron su acuerdo el pasado 27 de octubre, cuando el Parlament votó la declaración de independencia, por "mutuo" acuerdo. En Sant Cugat del Vallès (88.921), la alcaldesa, Mercè Conesa (PDeCAT), también presidenta de la Diputación de Barcelona, y el PSC pactaron el pasado 6 de noviembre suspender temporalmente su alianza de gobierno por la "tensión" de la campaña del 21-D.

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En otros municipios la ruptura ha sido unilateral. En Olot (Girona, 34.000 habitantes) y Molins de Rei (Barcelona, 25.359), el PDeCAT echó al PSC. En Manlleu (Barcelona, 20.104); en Balaguer (Barcelona, 16.530), Alella (Barcelona, 9.632), Arenys de Munt (Barcelona, 8.638), Sant Pere de Vilamajor (Barcelona, 4.257) y Móra la Nova (Tarragona, 3.104), fue ERC quien procedió a la expulsión de sus socios. En Argentona (Barcelona, 12.051), CUP, ERC e ICV sacaron al partido de Iceta del Ejecutivo. Algo similar ocurrió en Sant Carles de la Ràpita (Barcelona, 14.718): el Gobierno municipal, conformado por ERC, ICV, SI y una ex del PSC no adscrita echaron a la concejala socialista del equipo. En la barcelonesa localidad de Sant Martí Sarroca (3.099), el PSC decidió el pasado viernes abandonar el Gobierno local, dejando solos a ERC y CUP. Los republicanos también se quedaron en minoría en Vacarisses (Barcelona, 6.192) tras la salida de los ediles socialistas. Y en Barcelona capital, el divorcio unilateral procedió de los 'comuns'.

Todos estos movimientos se han producido en las últimas semanas. Pero ya antes, en junio, el PDeCAT rompió su acuerdo de gobierno en la ciudad leridana de Tàrrega (16.481) por la necesidad, justificó entonces la regidora, de un Ejecutivo unido para encarar el referéndum del 1-O.

Jaume Collboni tacha de "error" romper el pacto de gobierno en Barcelona

En minoría

Además, los socialistas se han quedado más debilitados en varios municipios en los que disfrutan de la alcaldía, tras marcharse sus socios de gobierno. Es el caso de Mataró, Pineda, Esplugues de Llobregat, Palau-solità i Plegamans —en los que el PDeCAT decidió romper— o Tiana, Corbera de Llobregat, Olivella, Lliçà d'Amunt y Montmeló ERC fue la que optó por irse—. En Mollet del Vallès (Barcelona, 51.491), los exconvergentes retiraron el apoyo externo al primer edil del partido de Iceta, rompiendo el pacto de gobernabilidad. Los socialistas también se quedaron en minoría a principios de octubre en Tarragona capital, al producirse la dimisión del único miembro de la extinta Unió. El regidor, Josep Fèlix Ballesteros, gobierna la ciudad con el PP. Y en Lleida, Àngel Ros, también presidente del PSC, lidera el Ejecutivo local con el apoyo puntual externo de Ciudadanos y PP.

Los socialistas subrayan la incoherencia de que ellos mismos sigan en Vilanova o Premià, con alcaldes de PDeCAT, pese a su apoyo al 155

En la cúpula de Iceta denuncian los intentos de los partidos separatistas —"sobre todo de ERC, aunque también del PDeCAT"— de sacarles del poder municipal por cuestiones ajenas a la vida local, pasando por encima de los intereses de los vecinos. Por eso ha dolido más, aparte de por el peso simbólico, la ruptura de Colau, a quien PSC y PSOE acusan de haberse echado en brazos de los independentistas, cosa que ella niega. "Nosotros primamos los acuerdos municipales, y no la coyuntura catalana, que no viene al caso en los ayuntamientos", repiten.

placeholder Ada Colau y Jordi Ballart, en marzo de 2017 en Barcelona. (EFE)
Ada Colau y Jordi Ballart, en marzo de 2017 en Barcelona. (EFE)

Para los socialistas, la prueba del nueve de que no hay "lógica" en los movimientos de las demás formaciones se halla en ciertas paradojas. Recuerdan que ellos siguen en el Gobierno de Vilanova i la Geltrú (Barcelona, 65.972 habitantes), pese a que su alcaldesa, la exconvergente Neus Lloveras, preside la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI). Igual que el PSC continúa como socio de Miquel Buch (PDeCAT) en Premià de Mar (Barcelona, 27.866), cuando él dirige la secesionista Asociación Catalana de Municipios (ACM). En la dirección también inciden en que los socialistas siguen formando parte de la Junta de Gobierno del Área Metropolitana de Barcelona —en la que se sientan con los 'comuns' y ERC—, como continúa Núria Parlon como vicepresidenta quinta de la Diputación barcelonesa (sin puesto ejecutivo). "Son ejemplos de lo que hay que hacer, dejando al margen las cuestiones que exceden lo local", argumentan en el equipo de Iceta.

Las consecuencias del 'procés' y del 155 en el PSC

A 14 de noviembre de 2017, esta es la situación en Cataluña: 

A) ALCALDÍAS DEL PSC QUE PIERDE
-Sant Hipòlit de Voltregà.
Situaciones particulares
*Gimenells i el Pla de la Font
*Castellar del Vallès.
*Blanes.
*Terrassa.

B) El PSC ABANDONA EL GOBIERNO MUNICIPAL
1. Sant Martí Sarroca.
2. Vacarisses. 
De mutuo acuerdo:
*Girona.
*Sant Cugat del Vallès.

C) ECHAN AL PSC DEL EJECUTIVO LOCAL
1. Alella.
2. Arenys de Munt.
3. Argentona.
4. Balaguer.
5. Barcelona.
6. Manlleu.
7. Molins de Rei.
8. Olot. 
9. Sant Carles de la Ràpita. 
10. Sant Pere de Vilamajor. 
11. Tàrrega. 

D) MAYOR DEBILIDAD DEL PSC DONDE TIENE LA ALCALDÍA
1. Blanes (se van ERC y PDeCAT).
2. Corbera de Llobregat (se va ERC). 
3. Esplugues de Llobregat (se va el PDeCAT). 
4. Lliçà de Munt (se va ERC).
5. Mataró (se va el PDeCAT). 
6. Mollet del Vallès: CiU retira el apoyo externo. 
7. Montmeló (se va ERC). 
8. Olivella (se va ERC). 
9. Palau-solità i Plegamans (se va el PDeCAT).
10. Pineda de Mar (se va el PDeCAT). 
11. Tarragona (se va el ex de Unió).
12. Terrassa (el PSC echa al PDeCAT del Ejecutivo).
13. Tiana (se va ERC). 

En esta ocasión, fueron los 'comuns' los que sacaron del Ejecutivo local al PSC. Y lo hicieron en la plaza más importante, en la joya de la corona. Barcelona. Pero no es un caso totalmente aislado. El 'procés' se ha llevado por delante los ejecutivos de coalición de más municipios catalanes en los que participaban los socialistas, y también ha hecho al propio PSC perder o ver en peligro unas pocas alcaldías, algunas de las cuales confía en recuperar. El coste pagado por el partido de Miquel Iceta tiene una cifra orientativa: podría dejar de gobernar a más de dos millones de personas. El trozo mayor de la tarta se lo lleva, lógicamente, la capital (1,6 millones), que ya ha escapado de las manos socialistas, como Girona, Sant Cugat del Vallès —aunque aquí la suspensión del acuerdo es temporal—, Olot, Manlleu, Balaguer, Molins de Rei, Arenys de Munt, Tàrrega, Argentona, Alella o Sant Martí Sarroca, municipios en los que también cogobernaban, o Sant Hipòlit de Voltregà, en el que tenían la vara de mando. Pero aún está por ver el futuro de Terrassa, la cuarta localidad de Cataluña, o qué ocurre en Blanes, pues en ambas el regidor socialista abandonó la militancia y el acta, aunque la posición de primera fuerza del partido le hace mantener a la dirección de Iceta la esperanza de que pueden preservar los dos ayuntamientos. En total, una treintena de pactos en los que participaba el PSC han estallado.

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