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Cataluña busca jefe policial: el 'terror' a ser jefe de los Mossos
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EL MÁXIMO MANDO DEL CUERPO TIRA LA TOALLA

Cataluña busca jefe policial: el 'terror' a ser jefe de los Mossos

Tras la renuncia del actual titular de la policía autonómica al haber concluido el periodo del mandato del 155, se busca responsable capaz de asumir las consecuencias del Govern de Torra

Foto: Ferran López. (EFE)
Ferran López. (EFE)

Se busca mando policial leal. Ese es el mensaje trasladado, implícitamente, por la cúpula de la Consejería de Interior de la Generalitat de Cataluña a la plantilla de la policía autonómica. Ferran López, el jefe nombrado por el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, a finales de octubre del año pasado en sustitución de Josep Lluís Trapero, presentó la pasada semana su dimisión al nuevo consejero de Interior, Miquel Buch. Fue aceptada. Y este aceptó también la renuncia a continuar en funciones.

Con ello, se abre una incógnita en la cúpula de los Mossos d’Esquadra, tras la negativa de Trapero a volver a ser el jefe del cuerpo, tal y como le habían ofrecido el propio Buch y el presidente de la Generalitat, Quim Torra. “Interior tiene un problema. Nadie quiere hacerse cargo de la jefatura de los Mossos. Es una patata caliente”, dice a El Confidencial una fuente interna del cuerpo policial.

¿Por qué? Por las consecuencias políticas. Nadie sabe qué es lo que pretende el nuevo equipo político de la Generalitat. Es una incógnita. La cosa es seria: los Mossos d’Esquadra son una institución armada, que está bajo control político. Y las órdenes políticas, según cómo se interpreten, pueden bordear la legalidad. Trapero, que está considerado un policía con alto nivel de profesionalidad, está procesado por acatar órdenes políticas de dudosa legalidad. Y nadie quiere exponerse otra vez a ser carne de juzgado o a resultar imputado por resolver órdenes políticas dudosamente legales emanadas de la Generalitat de Cataluña. “El actual equipo ya ha dicho que va a ser tan contundente como el anterior Gobierno o más, y eso crea reticencias”, subraya la fuente citada.

Foto: Ferran López.

Ferran López, según un escueto comunicado de la Generalitat, lo dejó porque había aceptado encabezar el cuerpo el pasado mes de octubre de manera “temporal y limitada al periodo que se abría con la nueva dependencia gubernativa”. Es decir, de manera transitoria mientras se aplicase el artículo 155. En estos momentos, con un Gobierno recién constituido, esa temporalidad ha llegado a su fin.

Pero esa es la versión difundida por la Generalitat. Fuentes internas de los Mossos consultadas por este diario apuntan que Ferran López había llegado incluso a tener “una crisis de ansiedad”. Dos fuentes distintas resaltan este hecho como importante, teniendo en cuenta que “proviene del Grupo Especial de Intervención, es decir, de los 'mossos' que tienen nervios de acero”. Pero también eso da una idea de la tensión a la que está sometido el cargo y de las responsabilidades que arrastra la jefatura del cuerpo.

Los días contados

De hecho, antes de la formación del nuevo Govern de la Generalitat ya corrían rumores sobre la dimisión de López. Tras la constitución del Ejecutivo de Torra, la medida era casi obligada. “No es que él pensara en dimitir. Es que el nuevo equipo, que ha pregonado que lo que quiere es la restitución el anterior Gobierno, se lo iba a exigir. En estos momentos, en realidad, no se sabe si ha dimitido o lo han dimitido. Pero, en todo caso, se adelantó a los acontecimientos”, afirma una fuente de los Mossos.

Foto: El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido (d), y el nuevo jefe de los Mossos, el comisario Ferran López. (EFE)

En cierta manera, pues, el cese de López ha facilitado el proyecto político del nuevo Gobierno independentista, porque con él el consejero Buch puede poner ahora en uno de los puestos más importantes de la Administración catalana a una persona afín a su ideología y de su total confianza. No le hizo falta cesar a nadie ni provocar ninguna crisis, sino que los acontecimientos le vinieron dados.

Pero eso no quita para que se abra una gran interrogante en el futuro de la policía autonómica catalana. Fuentes cercanas al Gobierno apuntan que la dimisión “es lógica, porque ha habido cambios en la consejería”. Como medida de urgencia, Buch ha diseñado una jefatura bicéfala para los próximos días: los responsables de los Mossos serán los comisarios Miquel Esquius y Joan Carles Molinero, que ya forman parte de la cúpula de mandos del cuerpo. En realidad, ya eran los números dos y tres del organigrama. Será un parche temporal hasta decidir quién puede sustituir a Ferran López.

Y aquí es donde se abren más interrogantes. Molinero, que ya era el ‘cerebro gris’ del cuerpo en tiempos de Trapero, es quien tiene más números para quedarse al mando del mismo. Es un hombre alineado con el ‘procés’ y que goza del visto bueno de los partidos y las entidades soberanistas. “Es un hombre del régimen, que ha cerrado filas sin fisuras con la cúpula que encabezaba Trapero”, explica una fuente interna del cuerpo a este diario. Esta fuente admite también que “conoce todos los entresijos de la información y controla el cuerpo. Por eso podría ser un buen candidato”. En su contra, tiene que hace unos meses sufrió un amago de infarto debido a la tensión acumulada. Pero también es verdad que volvió a su puesto de trabajo en la cúpula del cuerpo por voluntad propia y en contra de las recomendaciones médicas.

Un ultranacionalista como candidato

Pero no es el único nombre que suena. De hecho, hay otros mandos que están a la espera de asaltar la cúpula. Uno de ellos es el actual jefe de los Mossos de la demarcación de Tarragona, David Boneta, un nacionalista convencido que el 1 de octubre se puso a disposición de la Generalitat. Solo esta anécdota revela el talante de este mando, considerado un hombre de confianza del círculo próximo a Carles Puigdemont. Otra cosa es que esta circunstancia, precisamente, pueda pasarle factura en estos momentos, ya que en algunos sectores está considerado "un ultranacionalista" sin matices. Este mando fue ascendido a comisario en febrero del año pasado y pasó antes por las comisarías de Sort, Vall d'Aran, Vilafranca del Penedès y Reus.

Foto: El mayor de los Mossos Josep Lluis Trapero, a su llegada en abril a la Audiencia Nacional para ser procesado por sedición y organización criminal por el 1-O. (EFE)

Otro de los que podrían acceder a mandar a los Mossos es Carles Anfruns, comisario jefe de la región metropolitana sur, ascendido a comisario a la vez que Boneta.

Por último, también podría relevar a López el excomisario jefe de la Comisaría General de Recursos Operativos Joan Figuera, otro de los mandos alineados con el ‘procés’. Figuera fue relegado de la jefatura de la Comisaría General (el cuarto hombre del organigrama) a la jefatura de la sala tras la aplicación del 155. Eso fue interpretado como un castigo por su implicación ideológica con el ‘procés’. Ahora, puede volver a lucir los galones de mando, pero con la diferencia de que será el jefe de todos. Solo estará por encima de él Josep Lluís Trapero, el único ‘major’ del cuerpo, para quien Puigdemont creó un cargo del que no le podrán descabalgar ninguno de los comisarios de los Mossos por muy alto que se sitúen. La utilización de los Mossos como arma arrojadiza de la política, pues, dependerá de la elección que haga el consejero Buch y de la composición de la próxima cúpula del cuerpo.

Se busca mando policial leal. Ese es el mensaje trasladado, implícitamente, por la cúpula de la Consejería de Interior de la Generalitat de Cataluña a la plantilla de la policía autonómica. Ferran López, el jefe nombrado por el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, a finales de octubre del año pasado en sustitución de Josep Lluís Trapero, presentó la pasada semana su dimisión al nuevo consejero de Interior, Miquel Buch. Fue aceptada. Y este aceptó también la renuncia a continuar en funciones.

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