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Pascal negocia contrarreloj un pacto con Puigdemont para no romper el PDeCAT
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AMENAZAS A ALTOS CARGOS PARA QUE SE ALINEEN CON EL 'EXPRESIDENT'

Pascal negocia contrarreloj un pacto con Puigdemont para no romper el PDeCAT

El 'expresident' ha estado presionando en las últimas semanas para que la coordinadora del partido deje su puesto a un hombre de su confianza. Pero ella tiene otros planes

Foto: Marta Pascal atendiendo a los medios en el Palacio de Congresos de Cataluña. (EFE)
Marta Pascal atendiendo a los medios en el Palacio de Congresos de Cataluña. (EFE)

La líder del PDeCAT, Marta Pascal, negocia a contrarreloj un pacto con el 'expresident' Carles Puigdemont, para evitar una crisis mortal en la formación soberanista que produzca una escisión después del congreso que se celebra este fin de semana. Puigdemont ha estado presionando las últimas semanas para que Pascal dé un paso al lado y que asuma el liderazgo de la organización un hombre de su confianza (el mejor posicionado era Joan Ramon Casals, alcalde de Molins de Rei, aunque estaban dispuestos a dejar a David Bonvehí, coordinador organizativo junto a Pascal, como el nuevo líder).

Pero Pascal lo tiene muy claro: no solo quiere seguir al frente del PDeCAT, sino que quiere ampliar la ejecutiva a 25 miembros (doblando su actual representación) y abrir una nueva etapa posibilista que pasa por el abandono de la unilateralidad y la confrontación con el Estado, estrategia que Puigdemont rechaza de plano.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el 'conseller' de Interior, Miquel Buch. (EFE)

El 'expresident' hizo llegar a la líder del PDeCAT, a través de al menos cinco emisarios, su oferta de que no se presentase a secretaria general este fin de semana. Se le guardaría un cargo en la estructura para ella. Pascal siempre se mantuvo en sus trece: no cedió ante Puigdemont porque tampoco quiere ser un florero. Algunas fuentes apuntan a que ella sería una de las máximas responsables de una "comisión de integración" que es la que decidirá cómo se articula el PDeCAT con la Crida Nacional per la República, el último 'invento' de Puigdemont. Era un regalo envenenado. En caso contrario, está dispuesto a consumar una escisión fratricida para poner en marcha su propio proyecto: la Crida, que no es más que la reedición de JxCAT. El último aviso se lo hizo llegar a través de un grupo de alcaldes que le visitó en Alemania este miércoles. El mensaje fue inquietante: "Decidle a Marta Pascal que si persiste en ser la líder del partido, el lunes me doy de baja del PDeCAT".

Pascal reconoció a última hora de este viernes, al comienzo del congreso, que "no hay diferencias de puntos. No ha habido ningún pacto rechazado ni nada roto y no hay diferencias insalvables. Os pido que nos dejéis que acabemos de negociar. Saldremos con un equipo fuerte y reforzado". Nada es como lo pintan. Reconoció, eso sí, que no descarta nada, ni siquiera un consenso final. "Trabajamos en candidatura de consenso y estamos esperanzados", afirmó.

placeholder Marta Pascal, interviene durante la reunión del consell nacional en Barcelona. (EFE)
Marta Pascal, interviene durante la reunión del consell nacional en Barcelona. (EFE)

También reconoció que "tenemos ganas de sumarnos a esta Crida que el 'president' Puigdemont ha planteado. Es compatible esa Crida con el llamamiento que nosotros hacemos como partido. Nos ponemos a trabajar en eso". Una forma de zanjar un tema que le quema en las manos y que es su principal quebradero de cabeza.

El 'expresident' reclama el control total: no solo quiere encabezar el Consell, sino mandar en la cúpula del PDeCAT y en el Govern

Poco antes, Pascal había visitado la cárcel de Lledoners para entrevistarse con los presos. No fue una visita rutinaria: fue un último intento de convencerlos de que una lucha fratricida les perjudicaría tanto como al partido. A los presos también les visitaron los consejeros Miquel Buch y Damià Calvet y la líder del PDeCAT en Barcelona, Mercè Homs, alineados con el sector Puigdemont. Todos ellos habían presionado a Pascal para que se hiciese a un lado, trasladándole órdenes del propio Puigdemont, que para colmo se niega a ponerse al teléfono cuando le llama Pascal.

placeholder Elsa Artadi, acompañada por el conseller Damiá Calvet (i) y el diputado Albert Batet (d), en el Parlament. (EFE)
Elsa Artadi, acompañada por el conseller Damiá Calvet (i) y el diputado Albert Batet (d), en el Parlament. (EFE)

Avisos a los altos cargos

La situación, no obstante, es mucho más grave de la que se trasluce de las palabras de Pascal. Sin ir más lejos, el jueves, la consejera de Presidencia y mano derecha de Puigdemont en el Govern, Elsa Artadi, reunió a los altos cargos con carnet del PDeCAT para hablar del congreso. Hubo una advertencia muy seria: "Cuidado con lo que votáis". La coletilla es más cruel: a partir de la próxima semana, dependiendo del resultado del cónclave, puede haber despidos o ceses.

Las espadas, pues, están en alto. Pascal intentó contentar a Puigdemont con la presidencia del PDeCAT, pero Puigdemont no la quiere: lo que quiere es mandar, por lo que rechazó la oferta. Pero también guarda para el 'expresident' la competencia exclusiva del Consell per la República, un órgano con sede en Waterloo cuyo principal cometido sería mantener vivas las reivindicaciones del independentismo en el exterior y buscar apoyos al proceso catalán. En el documento 'Hacia el Estado Catalán en forma de República', el PDeCAT deja constancia de su estrategia: "La acción política desde el exilio será relevante para estructurar la reivindicación nacional. Por un lado, se mostrará la gran contradicción del Estado español en relación con la vulneración de derechos políticos de los representantes escogidos por sufragio universal. Por otro lado, nos permitirá exponer la situación de Cataluña ante democracias avanzadas que han resuelto cuestiones políticas similares a través de referéndums acordados. Al mismo tiempo, será preciso estructurar el anhelo republicano también desde el exterior coordinando la acción del Consell per la República con la gobernabilidad del interior del país".

Puigdemont rechaza el premio de consolación y prepara el choque frontal con la cúpula del partido que encabeza Marta Pascal

El problema es que Puigdemont se niega a ser un mero presidente del Consell, porque considera que le apartan de la toma de decisiones. El 'expresident' reclama el control total de la formación: no solo quiere encabezar el Consell, sino mandar efectivamente en la cúpula del PDeCAT y en el Govern. Rechaza el premio de consolación y prepara el choque frontal con la cúpula del partido que encabeza Marta Pascal. Hasta las últimas consecuencias.

placeholder Carles Puigdemont. (EFE)
Carles Puigdemont. (EFE)

El momento de una acción posibilista

En el citado documento, que se lleva al congreso, se reconoce que "la liberación de los presos políticos ha de ser la prioridad a la hora de abrir diálogo con el Estado español, así como la restitución de la situación de todas las personas afectadas por los mecanismos de inhabilitación y de sanción".

Pero en un momento determinado dinamita la estrategia de Puigdemont, al afirmar que "en este momento de situación de excepcionalidad y siguiendo el criterio de la restitución, el PDeCAT ha de utilizar al máximo todos los espacios de acción política, en Cataluña, en el Estado español y en Europa para generar el clima adecuado y alcanzar los objetivos marcados en la ponencia política. Sin renunciar a nada, sin renunciar a ninguno de nuestros objetivos y anhelos, ha llegado el momento de estructurar una acción política posibilista que consolide de manera progresiva los avances hacia un nuevo Estado".

La 'acción política posibilista' es lo que le chirría a Puigdemont y a los suyos. La ponencia reconoce que la actualidad es hija de tres fechas clave: 9 de noviembre (en esa fecha de 2014 se hizo el primer pseudorreferéndum), el 1 de octubre (el último intento de referéndum en 2017) y 21 de diciembre (fecha de las últimas autonómicas) a las que el partido no renunciará. Y que no desfallecerá en la "lucha a favor de los presos políticos y exiliados". Pero añade que "la acción política ha de responder a un alto nivel de exigencia" y que el resultado de las elecciones del 21 de diciembre ha dejado al PDeCAT en una situación en que este "ha de seguir estando dispuesto a sumar con otros proyectos políticos para facilitar y alinear los diferentes elementos que hagan posible la conquista de los objetivos propuestos".

La líder del PDeCAT, Marta Pascal, negocia a contrarreloj un pacto con el 'expresident' Carles Puigdemont, para evitar una crisis mortal en la formación soberanista que produzca una escisión después del congreso que se celebra este fin de semana. Puigdemont ha estado presionando las últimas semanas para que Pascal dé un paso al lado y que asuma el liderazgo de la organización un hombre de su confianza (el mejor posicionado era Joan Ramon Casals, alcalde de Molins de Rei, aunque estaban dispuestos a dejar a David Bonvehí, coordinador organizativo junto a Pascal, como el nuevo líder).

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