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Torra pasa en 24 horas de estudiar abrir las cárceles a colaborar con Grande-Marlaska
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Plácida Junta de Seguridad

Torra pasa en 24 horas de estudiar abrir las cárceles a colaborar con Grande-Marlaska

Hacía un año que la Junta de Seguridad no se reunía a causa de la tensión que se vivía con Puigdemont. Ahora, los Mossos entrarán en el órgano de coordinación de seguridad del Citco

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra (2d), junto al 'conseller' de Interior, Miquel Buch (d), saluda al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Quim Torra (2d), junto al 'conseller' de Interior, Miquel Buch (d), saluda al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. (EFE)

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, es uno y lo contrario. Ayer en Bruselas, al lado de su valedor, Carles Puigdemont, Torra no descartaba abrir las cárceles en caso de que los políticos encausados por el intento de secesión del pasado mes de octubre fuesen condenados. Pero ha sido volver a Barcelona y su presidencia de la Junta de Seguridad, en presencia del ministro Fernando Grande-Marlaska, resultó beatífica, colaboradora y fructífera. Y eso que se habló, incluso, de la polémica de los lazos amarillos y de la neutralidad del espacio público, según han confirmado fuentes conocedoras del desarrollo de la sesión de trabajo ayer en la capital catalana.

Marlaska y Torra se reúnen en medio de la polémica por los lazos amarillos

Así que, de nuevo, la constante de esta fase del 'procés' son los cambios bruscos de opinión. De hecho, Torra ya fue corregido anteayer mismo por su 'consellera' de Justicia, Ester Capella, que calificó de “mala idea” abrir las cárceles para liberar por las bravas a Oriol Junqueras y el resto de acusados por los hechos de octubre. Fue igual que cuando el pasado martes la 'consellera' de Presidencia, Elsa Artadi, descartó la desobediencia horas antes de que Quim Torra, en su conferencia política, invitase al pueblo de Cataluña a desobedecer, dejando muy claro, eso sí, que él no lo haría.

Torra se radicaliza con un micro delante, pero luego en las sesiones de trabajo como la de ayer es como el osito de Mimosín, tal y como lo definen personas del entorno independentista que participaron activamente en el 'procés' y en los hechos de octubre. Ya pasó en Moncloa, con Pedro Sánchez. Por eso, ayer, la Junta de Seguridad resultó plácida: los Mossos entrarán en el órgano de coordinación de seguridad Citco —tardará un mes— y se reconoció la principal responsabilidad de la policía autonómica en la cuestión de los lazos. No parecía la junta presidida por un hombre que hacía dos días había dicho que llegaría "hasta el final" en su voluntad de implementar la república.

placeholder La Junta de Seguridad de Cataluña se reúne en el Palau de la Generaliat. (EFE)
La Junta de Seguridad de Cataluña se reúne en el Palau de la Generaliat. (EFE)

Eso sí, Torra arrancó la reunión recordando que no debería ser él quien presidiese la Junta de Seguridad sino que, en condiciones normales, esto habría recaído en su predecesor, Carles Puigdemont. Del mismo modo, también tuvo un recuerdo para el 'exconseller', ahora en prisión, Quim Forn. Todo en un tono muy correcto que no interfirió en el correcto desarrollo de la sesión de trabajo, según han explicado todas las fuentes consultadas.

Y eso frente a un hombre como Fernando Grande-Marlaska, nada sospechoso de veleidades con el nacionalismo. Por lo tanto, en este set, punto para el presidente Pedro Sánchez y su apuesta de no caer en provocaciones independentistas y seguir trabajando por el diálogo en Cataluña. Los Mossos han pedido dos nuevas promociones de 750 agentes cada una para reforzar efectivos ante los problemas de seguridad analizados. El Gobierno trasladará la petición al Ministerio de Hacienda. Es lo que tiene gobernar: la gestión es de una burocracia que aburre.

El Jano catalán

Como Jano, el dios griego de las dos caras, Torra igual ejerce de incendiario que de bombero. Ayer, en la junta, ni él ni el 'conseller' de Interior, Miquel Buch, sacaron temas espinosos, como el supuesto ataque de un policía nacional al periodista Jordi Borràs, fotógrafo colaborador en medios independentistas; o la acusación a otro agente de haber escupido a los diputados de ERC Josep Maria Jové y Jenn Díaz cuando pasaban por delante de la sede de este cuerpo de seguridad en Via Laietana. Por tanto, junta calmada y productiva para ambas partes, tal y como reconocieron a su finalización el propio Buch y el ministro en rueda de prensa conjunta.

La duda es qué perfil de Quim Torra se acabará imponiendo este otoño: el que se endurece cuando va a Bruselas o el más dialogante ya en Cataluña

¿Qué Torra se acabará imponiendo en este denominado 'otoño caliente'? ¿Dr. Jekyll o Mr. Hyde? ¿El que redacta un incendiario manifiesto para leer ante el TNC? ¿O quien luego corrige el texto para dejarlo en la vaga versión que trasladó en el teatro tras reunirse durante varios días con el vicepresidente catalán, el republicano Pere Aragonès? ¿El que pide diálogo a Madrid o el que elogiaba el pistolerismo a sueldo de Fomento del Trabajo de los años treinta en sus artículos?

Evitar las decisiones

Fuentes de la Generalitat apuestan por que Torra evitará tomar decisiones esta legislatura, como una manera de mantener lo más unido posible el muy desunido frente soberanista. Ni siquiera convocará elecciones sin consultarlo antes con el Parlament, en el caso, muy probable, de que la sentencia del Tribunal Supremo no resulte de su gusto, tal y como confesó en su alocución del martes.

En todo caso, parece difícil que Torra abra las prisiones por su cuenta y riesgo. Más que nada por su nula intención de arriesgarse a ir a la cárcel él mismo, que ha expresado a sus colaboradores más próximos. No es el único. Cuando a Joaquim Forn le comunicaron, durante una de las visitas que ha tenido en la cárcel, las peticiones para que la Generalitat le pusiese en libertad de forma unilateral, el 'exconseller' replicó: “Como lo hagan, yo no salgo”.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, es uno y lo contrario. Ayer en Bruselas, al lado de su valedor, Carles Puigdemont, Torra no descartaba abrir las cárceles en caso de que los políticos encausados por el intento de secesión del pasado mes de octubre fuesen condenados. Pero ha sido volver a Barcelona y su presidencia de la Junta de Seguridad, en presencia del ministro Fernando Grande-Marlaska, resultó beatífica, colaboradora y fructífera. Y eso que se habló, incluso, de la polémica de los lazos amarillos y de la neutralidad del espacio público, según han confirmado fuentes conocedoras del desarrollo de la sesión de trabajo ayer en la capital catalana.

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