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Amenazas de comisarios y la intervención por decreto frustraron la purga en Mossos
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UN GUARDIA CIVIL PODRÍA HACERSE CARGO

Amenazas de comisarios y la intervención por decreto frustraron la purga en Mossos

Torra ha seguido una estrategia peligrosa. Quiso neutralizar a la policía autonómica y dar cuerda a los grupos violentos que toman las calles

Foto: Cargas de los Mossos durante la manifestación de los CDR en Barcelona. (EFE)
Cargas de los Mossos durante la manifestación de los CDR en Barcelona. (EFE)

No habrá purga política en los Mossos d’Esquadra. Al menos, por el momento. Mientras el presidente catalán, Quim Torra, un fiel ultracatólico, se recluía 48 horas en la montaña de Montserrat para ayunar en solidaridad con los políticos presos, el consejero de Interior, Miquel Buch, se enfrentaba a los comisarios de los Mossos en una tensa reunión tras anunciar que iba a haber purgas por haber cargado contra los CDR violentos.

Torra decide si purga a los Mossos

Un influyente agente de los Mossos, cuyo alias es ‘Rayo McQueen’, ya les avisaba muy claramente a través de las redes sociales: “Señor Quim Torra, señor Miquel Buch. El Cuerpo de los Mossos d’Esquadra se basa en la confianza de los buenos mandos. Toquen a ‘Dragó 1’ y verán cómo cae el resto del Cuerpo. No todos sirven para todo, pero es que ustedes no sirven para nada. 12-D, tic-tac, tic-tac”.

Era todo un aviso: ‘Dragó 1’ es, en la jerga interna, el jefe de la Brigada Móvil, o sea, los antidisturbios, el mando policial cuya cabeza iba a rodar este lunes. Su nombre lo había situado en el centro de la diana el propio Torra. Rayo asistió a la reunión con el consejero Buch este lunes, mientras el ‘president’ ayunaba. Y repitió el aviso: el 12 de diciembre hay una huelga general del personal de la Generalitat, harto de que les tomen el pelo. Son 250.000 funcionarios a los que regatean las pagas extra que les quitaron en 2013 y 2014. No hay dinero para los trabajadores, pero sí para el ‘procés’. Y ese día comenzará una carrera sin retorno.

Torra ha seguido una estrategia peligrosa. Quiso neutralizar a la policía autonómica y dar cuerda a los grupos violentos que toman las calles. Si en eso influye que uno de sus hijos milite en una organización extremista es aún una incógnita. Pero parece que la verdadera policía de Torra son los CDR. Y ahora tiene una unidad de asalto, que son los grupos autónomos de acción directa (GAAR), creados el día 4 de diciembre y puestos en marcha este sábado.

Foto: Pedro Sánchez, con el primer ministro marroquí, Saadeddine Othmani, este 10 de diciembre en Marrakech. (EFE)

Y el día 21, cuando se celebra el Consejo de Ministros en Barcelona, cuando los CDR y GAAR quieren montar un ‘mambo’ monumental en las calles catalanas, los agentes y los mandos pueden ponerse enfermos de repente. “Si nos tocan a ‘Dragó 1’, nos tocan a todos”, parafrasea un mando policial el lema de la CUP, que repite hasta la saciedad esa consigna cuando un juzgado imputa por desobediencia a uno de los suyos. Pues los Mossos no son menos: si Buch y Torra van a depurar el Cuerpo políticamente, se encontrarán con que la señalada fecha del 21 de diciembre no podrán garantizar la seguridad pública. Y eso es lo que, veladamente, le pusieron sobre la mesa al consejero.

El peligro de la intervención

Pero en el Govern existe otro temor más profundo: que el Gobierno español decida, por decreto ley, que los Mossos pasen a depender del Ministerio del Interior. Lo cierto es que Miquel Buch tenía pensado acometer la purga política en los Mossos hasta este lunes por la mañana. Y cuando supo que el Gobierno central tiene intención de aprobar el decreto esta semana, dio marcha atrás. Y no es cosa menor: en esta ocasión, los Mossos no pasarían a estar bajo el mando de un teniente coronel como el año pasado, sino bajo las órdenes directas de un general de la Guardia Civil. Esta certeza fue la que provocó que se desechase, al final, la posibilidad de purgar políticamente a la policía autonómica.

El razonamiento de la cúpula de la Generalitat es que, sin el control de los Mossos, el movimiento (independentista) será fácilmente controlable por los cuerpos de seguridad. Si se acaba el oxígeno que Torra insufla a los violentos, se acabaron las revueltas en las calles.

Foto: Un grupo de los CDR levanta las barreras en la salida de la AP-7 en Girona Sud. (EFE)

Por eso, la reunión fue por derroteros que nadie esperaba. Buch escuchó atentamente y pidió disculpas a los comisarios de los Mossos por las palabras de Torra y las suyas propias, que anunciaban hace solo tres días que iba a haber purga. En realidad, según fuentes que asistieron a la cumbre, Buch hizo autocrítica y se disculpó por el malestar y la confusión que generaron sus declaraciones, adelantando que iba a haber ceses. De momento, no los habrá. Y, en todo caso, si hay algún cambio, “será una decisión interna que ha de responder a necesidades estructurales y atendiendo a criterios profesionales y objetivos”.

Contrariamente a lo que dijo Torra (e incluso él mismo), el consejero valoró los dispositivos que se enfrentaron a los CDR el pasado jueves en Girona y Terrassa como “globalmente correctos, con la información de que se dispone”. En realidad, el 'conseller' había hablado de cosas que había visto y que no le gustaban, porque no eran signo de una policía democrática. Pero eso debió de ser un calentón momentáneo, porque este lunes se desdecía de todo, mirando a los ojos a los comisarios. Solo les trasladó la necesidad de que “como siempre, realicen la necesaria reevaluación y tomen las medidas necesarias en caso de detectar o constatar actuaciones que no se ajusten a la praxis policial”. En otras palabras, una reculada en toda regla.

Buch afirmó a los mandos de los Mossos que su prioridad será defender el Cuerpo de cualquier debate partidista y que se trabaje para el “aislamiento político de las minorías violentas”. Y ahí se acabó la ‘purga política’. El consejero tuvo que tragarse las bravuconadas del ‘president’ y las suyas propias de la semana pasada en solitario, porque Torra tiene como prioridad el ayuno en estos momentos. Y es que, cuando Cataluña y la sociedad catalana van por un lado, él ya viene por otro.

No habrá purga política en los Mossos d’Esquadra. Al menos, por el momento. Mientras el presidente catalán, Quim Torra, un fiel ultracatólico, se recluía 48 horas en la montaña de Montserrat para ayunar en solidaridad con los políticos presos, el consejero de Interior, Miquel Buch, se enfrentaba a los comisarios de los Mossos en una tensa reunión tras anunciar que iba a haber purgas por haber cargado contra los CDR violentos.

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