Farol de ERC para salvar su congreso y dejar manos libres a Junqueras con la investidura
Oriol Junqueras puede convertir esta victoria judicial, indiscutible, en una victoria política, y facilitar la presidencia de Pedro Sánchez le serviría para liderar el espacio del soberanismo
ERC arrancó esta ronda de conversaciones con el PSOE con la promesa de Pere Aragonès de que nunca se levantarían de la mesa. Pues bien, ayer, los republicanos se levantaron a la espera de comprobar cómo el Gobierno y la Abogacía del Estado reaccionan ante la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) otorgando la inmunidad a Oriol Junqueras. En ERC, aseguran que van en serio, pero otras fuentes políticas conocedoras de los entresijos de las conversaciones, tanto independentistas como soberanistas, aseguran que solo es una maniobra para pasar el Rubicón del Congreso Nacional de este sábado y después que Junqueras quede con las manos libres para acordar la investidura de Pedro Sánchez.
Todos los medios en Cataluña están destacando la victoria judicial que ha supuesto para Oriol Junqueras que el tribunal de Luxemburgo haya reconocido que debería haber sido puesto en libertad cuando fue escogido eurodiputado o que, al menos, el Tribunal Supremo habría tenido que solicitar un suplicatorio al Parlamento Europeo.
Ahora, la principal oportunidad de Junqueras es convertir esta victoria judicial, indiscutible, en una victoria política. Algo que siempre resulta complicado. La manera más básica: conseguir un acuerdo para investir a Pedro Sánchez, reducir el dúo Torra-Puigdemont a la marginalidad, porque si precisan hablar algo con el Gobierno tienen que pasar por él, y marcar la pauta del nuevo marco político en Cataluña gracias a la mesa de negociación que se establecerá durante la legislatura.
El principal escollo es el Congreso Nacional de ERC de mañana. Los críticos, que también se oponen a la investidura de Pedro Sánchez, quieren colocar una enmienda a favor de la unilateralidad como vía para llegar a la independencia. Justo lo contrario a establecer una mesa de diálogo para buscar una salida negociada para Cataluña. Tras el logro de Junqueras en el TJUE, ahora no se espera que nadie ose desafiar al aparato del partido.
Pero una vez que pase el sábado, se prevé que ERC volverá a la mesa con los mismos parámetros, los que ya marcó Junqueras desde la cárcel cuando arrancaron las conversaciones previas. Llegar a un acuerdo y pactar la investidura para poder volver a hacer política, tanto en Cataluña como en Madrid.
La Abogacía como excusa
Así, por ejemplo, ERC ha aludido como condición a volver a sentarse con el PSOE lo que manifieste la Abogacía del Estado, una de las partes personadas en la causa. Pero diga lo que diga la Abogacía, será irrelevante. De hecho, en su día, 13 de junio de este año, la Abogacía del Estado ya defendió que Junqueras saliera para tomar posesión de su acta como europarlamentario. Es decir, la Abogacía ya dijo que sí entonces. Si ahora dijese que sí de nuevo, no supondría novedad alguna. Solo coherencia en su postura legal sobre esta cuestión. La Fiscalía, en su día, se opuso y ahora ha vuelto a decir que no. Por tanto, el énfasis sobre el modo en que se pronuncie el cuerpo de letrados públicos suena a excusa por parte de ERC más que a una verdadera razón de fondo.
Retirarse de la mesa de diálogo tiene más de gesticulación que otra cosa, igual que cuando se asegura que se mantiene la vía de la unilateralidad
Así que de nuevo estamos ante la especialidad de la política catalana: la gesticulación. En este caso, además, Junqueras está contando con secundarios de lujo. Carles Puigdemont compareció ante los medios desde Bruselas para asegurar que Junqueras estaba “secuestrado por España”.
Pero el pulso de fondo radica en quién consigue la ventaja. Si Junqueras no pacta con Pedro Sánchez, su victoria legal la traducirá en victoria política Carles Puigdemont, a pesar de que no fueron los abogados del residente en Waterloo los que vieron ese hueco legal.
Ventaja para Junqueras
El nuevo marco jurídico que se dibujó ayer otorga una escasa ventaja a Junqueras sobre Puigdemont para liderar en lo político el espacio soberanista. La sentencia del TJUE combinada con la inhabilitación de Quim Torra es el mejor escenario. Si el Tribunal Supremo convierte en firme la inhabilitación, Pere Aragonès, como vicepresidente, ocupará la presidencia. Si para evitarlo Puigdemont-Torra deciden avanzar elecciones, en JxCAT no tienen candidato. Torra, inhabilitado. Laura Borràs, imputada. Y Puigdemont, empantanado en intentar acceder a su acta de eurodiputado. Mientras JxCAT todavía está definiendo lo que denominan como “espacio posconvergente”, Junqueras ya tiene resuelta su sucesión en la persona de Pere Aragonès.
En cambio, con el pacto de investidura, Junqueras se asegura pilotar esta “nueva etapa de diálogo” por la que se aboga desde Moncloa, tal y como se afirmó en el comunicado del Gobierno sobre el fallo del TJUE. Así que, paradójicamente, tras el fallo del tribunal de Luxemburgo, Junqueras está más fuerte pero la investidura de Pedro Sánchez también se encuentra más cerca.
ERC arrancó esta ronda de conversaciones con el PSOE con la promesa de Pere Aragonès de que nunca se levantarían de la mesa. Pues bien, ayer, los republicanos se levantaron a la espera de comprobar cómo el Gobierno y la Abogacía del Estado reaccionan ante la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) otorgando la inmunidad a Oriol Junqueras. En ERC, aseguran que van en serio, pero otras fuentes políticas conocedoras de los entresijos de las conversaciones, tanto independentistas como soberanistas, aseguran que solo es una maniobra para pasar el Rubicón del Congreso Nacional de este sábado y después que Junqueras quede con las manos libres para acordar la investidura de Pedro Sánchez.
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