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Las peleas entre JxCAT y ERC tensionan la ANC y su presidenta les echa un pulso
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PALUZIE AMAGA CON DEJAR LA CÚPULA

Las peleas entre JxCAT y ERC tensionan la ANC y su presidenta les echa un pulso

La guerra sin cuartel entre JxCAT y ERC para dominar el segmento electoral independentista ha logrado hacer tambalear la propia ANC, que los últimos años había sido el timón del ‘procés’

Foto: La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Elisenda Paluzie. (EFE)
La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, Elisenda Paluzie. (EFE)

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) fue un buen instrumento de agitación de la calle mientras resultó útil a los políticos. En estos momentos, la entidad independentista por excelencia afronta una campaña electoral para elegir la nueva cúpula directiva, y su actual presidenta, Elisenda Paluzie, deshoja la margarita sobre su candidatura a repetir presidencia. La guerra sin cuartel abierta entre JxCAT y ERC para dominar el segmento electoral independentista ha logrado hacer tambalear la propia ANC, que los últimos años había sido el timón del ‘procés’. Pero la utilización partidista y desvergonzada de la entidad por parte de Carles Puigdemont ha puesto la organización y a su presidenta en una situación difícil. Las diferencias políticas de los partidos se han convertido en un auténtico virus interno y se han enquistado en la entidad separatista de referencia.

De hecho, esta semana, Paluzie dejó entrever que se pensará si vuelve a presentar su candidatura a las elecciones de la cúpula de la ANC, que tendrán lugar próximamente. Los comicios se realizarán telemáticamente entre el 10 y el 13 de junio. El plazo para presentar candidaturas termina el 24 de mayo, por lo que Paluzie tiene tiempo de sobra para decidir. De momento, repetirá en el Secretariado Nacional. Pero otra cosa es el máximo cargo de la organización, en el que, según algunas fuentes, “se ha quemado por las críticas internas”. ¿Hastío o jugada maquiavélica para desembarazarse del corsé de los partidos? Esa es la gran incógnita.

Foto: El presidente del Parlament, Roger Torrent (d), junto al vicepresidente, Josep Costa. (EFE)

El motivo de sus repentinas dudas parece ser la alta tensión que se vive dentro de la organización independentista con motivo del enfrentamiento entre diferentes sectores. En otras palabras: la guerra a muerte entre JxCAT y ERC. De hecho, uno de los puntos troncales de la ANC es lograr la unidad del independentismo y, en estos momentos, el mundo soberanista está más dividido que nunca, con los tres principales partidos (ERC, PDeCAT o JxCAT y CUP) enfrentados entre sí y lejos de un clima de diálogo que propicie una plataforma amplia de todas las fuerzas independentistas.

Fuentes oficialistas de la entidad, sin embargo, subrayan que “la ANC es una organización que funciona al margen de los partidos, que tiene vida propia y que no se rige por lo que digan unos u otros. Es más: en los momentos cruciales, es la ANC la que ha marcado la pauta y son los partidos los que la han seguido”. Pero el mal ambiente entre republicanos y posconvergentes ha terminado por viciar la atmósfera y cualquier decisión tomada es entendida en clave política, por lo que la crítica a la cúpula, ya sea de un bando o de otro, está asegurada.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

Otra fuente consultada por este diario, no obstante, señala que el pulso de Paluzie “es una jugada que tiene por objetivo forzar que le dejen las manos libres para elegir un equipo de absoluta confianza y poder luego plantar cara a los partidos con mayor comodidad y plantear una estrategia que llevará al independentismo más extremista a echarse a la calle por una ruptura unilateral”. O sea, una jugada estratégica y personal de la propia Paluzie.

El plan B de la presidenta

Lo cierto, no obstante, es que Paluzie tiene un plan B en el bolsillo para el caso de que esa jugada le salga mal. El pasado 10 de marzo, el BOE publicaba la resolución de 19 de febrero de 2020 de la Universidad de Barcelona por la que se nombraban catedráticos. Eran solo tres, pero la más conocida era Elisenda Paluzie Hernández, a quien se concedía la categoría de catedrática de Economía Aplicada. Así, la que había sido decana de la Facultad de Economía y Empresa entre 2009 y 2017 cumplía uno de sus viejos sueños: ascender de categoría y posicionarse para una batalla aún más importante, como es poder optar al rectorado.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont, durante una protesta independentista en Bruselas. (EFE)

Fuentes cercanas a Paluzie consultadas por El Confidencial dejan en el aire esa batalla, al menos momentáneamente. “Elisenda no tiene entre sus metas ser rectora”, subrayan estas fuentes. Pero lo cierto es que el desgaste sufrido los últimos meses al frente de la Asamblea Nacional Catalana ha supuesto un revulsivo en su carrera y su mirada está puesta ahora en el mundo académico. “Que no le quepa ninguna duda a nadie: su meta es ser rectora y convertir la universidad en otro fortín separatista”, afirma con rotundidad un dirigente político de la oposición que la conoce de cerca. Las elecciones para elegir rector tendrán lugar a finales de año.

El posicionamiento de Paluzie responde a dos cuestiones: la primera es personal y hace referencia a las aspiraciones personales de la líder de la ANC. De hecho, era la gran esperanza soberanista para dominar la Universidad de Barcelona (UB). La segunda es una cuestión política: el independentismo se ha fijado como meta copar todas las instituciones públicas. Y Paluzie reúne las características para intentar dominar una de las instituciones que todavía no entran dentro de la órbita del separatismo, que ya ha logrado metas que parecían imposibles, como Fira de Barcelona o la Cámara de Comercio de Barcelona.

Diferentes dirigentes independentistas ya han apostado en público por la conquista de instituciones. Montse Soler, de la cúpula de la Cámara de Comercio, reconocía en un encuentro con activistas que el independentismo tenía que tomar todos los clubes deportivos. “Y después de los clubes deportivos, las universidades e instituciones equivalentes. Nuestras universidades también están gobernadas, en su mayoría, por equipos no independentistas, por decirlo de alguna manera”. De ahí que pedía a todos que impulsasen candidaturas soberanistas, porque si todos votaban en clave independentista, “ya sabéis que tenéis muchas posibilidades de ganar”.

Foto: La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. (EFE)

En la hoja de ruta de la ANC aprobada el pasado 22 de marzo, se destaca el trabajo de la entidad en campañas como la de Eines de País, con la conquista de la Cámara de Comercio de Barcelona (ese es el nombre que llevaba la candidatura ganadora en esa institución). “Pero queda todavía mucho trabajo por hacer para lograr espacios de poder en tantos sectores sociales y profesionales como sea posible. Así, hemos de seguir desarrollando la implantación de un sindicato nacional comprometido con la independencia (…) La ANC también apoyará los proyectos ilusionantes, institucionales o no, que tengan como objetivo la creación o implementación efectiva de estructuras de Estado”, dice el texto de la hoja de ruta.

El pasado domingo, en una comunicación telemática de Paluzie con su militancia, la presidenta de la ANC criticaba al Estado por la gestión de la crisis del coronavirus y recalcaba: “Hemos de volver a poner el centro en nuestro objetivo, que es hacer efectiva la independencia”. Iba más allá y relataba que dentro de España no se podía seguir “en una autonomía donde se nos rebaja a lo mínimo y donde no tenemos posibilidades de luchar por el más mínimo bienestar y por la vida misma de nuestros ciudadanos”.

Pulso en un momento crucial

Y apostaba por la unilateralidad y el extremismo para cumplir con su hoja de ruta: “Creemos que si en las próximas elecciones al Parlament se supera el 50% más uno de los votos, hay un mandato claro y exigiremos que hagan efectiva la independencia y que lleven adelante el proyecto por la vía unilateral”. También abogaba por poner a trabajar “todos los activos de la sociedad civil” para lograr la separación de España. Ello significa poder hacer ver que el independentismo es “una herramienta útil y que está al lado de la gente cuando esta padece… Se ha de visualizar como una cosa grande”.

El pulso de Paluzie, no obstante, llega en un momento crucial: justamente cuando se está organizando la campaña electoral para elegir la nueva cúpula de la ANC, lo que podría crear una crisis sin precedentes en la organización. De ahí la teoría de que el amago de abandono es una táctica puramente individual de la presidenta de la ANC.

En las elecciones de junio, se elegirá a 77 miembros de esa cúpula, que conformarán lo que es el Secretariado Nacional. Las votaciones son nominales, ya que no se permiten listas cerradas y está vetado a los candidatos ocupar cargos orgánicos o puestos de responsabilidad en cualquier partido. Tampoco podrán tenerlos una vez elegidos para el secretariado ni percibirán remuneración alguna, ni pueden tener ningún proceso penal en marcha “por causas no relacionadas con la conquista de los objetivos de la asociación”. Cualquier militante que opte a ser miembro del secretariado tendrá que presentar su candidatura avalada con la mayoría simple de, al menos, dos asambleas de base (que tengan un mínimo de cinco militantes cada una) y una asamblea territorial.

Los programas de los candidatos, además, no podrán ser contradictorios con la hoja de ruta de la ANC, que fue aprobada el pasado 22 de marzo. Esta hoja de ruta fue propuesta por Paluzie a la militancia de la organización y aprobada casi por unanimidad. Los objetivos estratégicos se condensan en alcanzar la independencia “a través de la ruptura democrática”. En este sentido, la ANC especifica: “La ruptura se prepara y se hace efectiva. La ANC apuesta claramente por prepararla y hacerla efectiva”. Señala, además, que esta organización ha de ocupar “el espacio central del debate político por la independencia” y recalca que sin ella no hubiese habido referéndum del 1 de octubre y también que “es evidente que sin la ANC, después de la brutal represión del Estado español y la falta de responsabilidad de los partidos políticos independentistas, el independentismo habría sido vencido”.

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) fue un buen instrumento de agitación de la calle mientras resultó útil a los políticos. En estos momentos, la entidad independentista por excelencia afronta una campaña electoral para elegir la nueva cúpula directiva, y su actual presidenta, Elisenda Paluzie, deshoja la margarita sobre su candidatura a repetir presidencia. La guerra sin cuartel abierta entre JxCAT y ERC para dominar el segmento electoral independentista ha logrado hacer tambalear la propia ANC, que los últimos años había sido el timón del ‘procés’. Pero la utilización partidista y desvergonzada de la entidad por parte de Carles Puigdemont ha puesto la organización y a su presidenta en una situación difícil. Las diferencias políticas de los partidos se han convertido en un auténtico virus interno y se han enquistado en la entidad separatista de referencia.

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