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La Generalitat ya se plantea prolongar las restricciones por covid si la curva sube
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Los contagios se disparan en Cataluña

La Generalitat ya se plantea prolongar las restricciones por covid si la curva sube

La Administración catalana está aplicando sus medidas con suficiente apoyo político. Aquí, la oposición no cuestiona las medidas y no existe el clima de bronca política que hay en Madrid

Foto: Varias mujeres hacen ejercicio en una plaza. (EFE)
Varias mujeres hacen ejercicio en una plaza. (EFE)

La Generalitat ya se plantea prolongar las restricciones por el coronavirus si la curva sigue subiendo, tal y como ha pasado este martes, cuando los contagios han subido a 2.897 positivos más que en el día anterior y 51 fallecidos, la cifra más alta de muertos de la segunda ola. Las medidas tenían que acabar el 30 de octubre, pero la curva no se doblega y, por el contrario, el índice del riesgo de contagio aumenta: el riesgo se sitúa en 466,4, 28 puntos más que el lunes. El fantasma de situarse en los niveles de Madrid, que fue lo que provocó el cierre de bares y restaurantes, sigue en el horizonte.

El propio responsable de Salut pública, Josep Maria Argimon, ha dado positivo, pero sigue al frente del operativo para frenar la pandemia. Es precisamente Argimon quien está a favor de prolongar los 15 días de medidas que, en muchos casos, como es el de la restauración, son más duras que el propio estado de alarma que se ha aplicado en Madrid. Argimon quiere una semana más de cerrojazo, como mínimo.

Desde la presidencia en funciones que encabeza Pere Aragonès, en cambio, se está pidiendo prudencia y se ha advertido a Salut de que no se tomará ninguna decisión hasta que se vea cómo evolucionen los contagios. Por ahora, las cifras son malas, en buena parte porque ahora se están recogiendo los excesos sociales del puente del 12 de octubre, según explican fuentes médicas de Cataluña.

Foto: Fernando Simón, director del CCAES, antes de la rueda de prensa de este lunes en el Ministerio de Sanidad. (EFE)

A las limitaciones en vigor se añadió ayer la de cerrar los establecimientos que comercialicen bebidas alcohólicas a las 22:00, lo que en la práctica dejará Cataluña sin tiendas 24 horas. La Generalitat va probando ajustes para ver si puede frenar la extensión del virus sin tener que pedir a Madrid que declare el estado de alarma para Cataluña. La ventaja: lo está haciendo con suficiente apoyo político. Aquí, la oposición no cuestiona las medidas y no existe el clima de bronca política que se ha creado en Madrid. Pero además de las tiendas, los bares y los restaurantes, las limitaciones alcanzan un abanico mucho más amplio: reducción del aforo del 30% en los comercios, suspensión de ferias y congresos, clausura de parques y jardines a las 20:00 y suspensión de las competiciones deportivas no profesionales.

La parte mala es que los rastreos no están funcionando en determinadas localidades, que la Atención Primaria está soportando el peso de la fase diagnóstica sin recursos suficientes y que la franja de edad entre 20 y 29 años está copando el grueso de los contagios, un colectivo donde la mayor parte de los positivos son asintomáticos pero acaban convirtiéndose en bombas de contagio.

Con 214 ingresos en UCI, los hospitales catalanes están lejos del colapso de esta primavera porque, además, se ha mejorado mucho en las terapias

Por ahora, los ingresos en UCI siguen siendo escasos, apenas 214. Y solo los hospitales comarcales están acercándose a los niveles de presión hospitalaria de marzo. Fuentes médicas explican que en el Hospital Vall d'Hebron ya están preparando de nuevo plantas para atender solo enfermos covid. Los cinco hospitales satélite que se anunciaron en verano no están listos: no los tienen en funcionamiento, pero con los pabellones de salud se pueden reconvertir fácilmente.

Zonas conflictivas

El porcentaje de positivos en Cataluña sigue superando el 8%. La cifra de muertos sumó 17 fallecidos más, hasta alcanzar ya los 13.619 catalanes que han perdido la vida. Más de 50.000 positivos son solo de la ciudad de Barcelona. Pero otras zonas como Vic o Manlleu siguen descontroladas. Fuentes de asuntos sociales de ambas ciudades explican que la elevada cifra de positivos se debe a una comunidad de marroquíes que ni se hacen las pruebas, ni guardan cuarentena ni entregan sus contactos. Pero el rastreo no solo se ha perdido en esas dos ciudades de la Cataluña central, ha pasado en Terres del Ebre o en Mollet, según explican fuentes de la Conselleria de Salut.

En Torre Baró, también hay datos muy altos pero con colectivos de sudamericanos, en ese barrio de Barcelona este fin de semana 75 personas acabaron denunciadas por un botellón masivo.

Pese a la 'pax catalana' que contrasta con el clima político en Madrid, la Generalitat adelanta muchas cosas que tardan demasiado para las necesidades de la pandemia. Por ejemplo, los test de antígenos se anunciaron hace tres semanas pero se pusieron en marcha ayer. La técnica del 'pulling' se anunció hace 15 días y no ha arrancado hasta hoy. El 'pulling' implica tomar una muestra a ocho personas que se traduce en una sola analítica. En caso de que el resultado sea negativo, se dan como negativas las ocho personas de la muestra. Si el resultado es positivo, se llevan a cabo analíticas individualizadas.

Mal en diagnóstico

Mientras la parte hospitalaria aguanta bien, la diagnóstica está reaccionando mal y tarde. La batalla contra el coronavirus se ha juntado con la vacuna de la gripe. Se han tenido que habilitar bibliotecas y centros cívicos para llevar a cabo las vacunaciones de la gripe. Y en algunos casos, no se da abasto y se están dando fechas para enero de 2021, lo que quiere decir que en esos casos se puede dar el riesgo de tener que discernir entre la gripe y el covid-19, lo que estresará todavía más los centros de Atención Primaria, que ahora son los que están parando el golpe.

La Generalitat ya se plantea prolongar las restricciones por el coronavirus si la curva sigue subiendo, tal y como ha pasado este martes, cuando los contagios han subido a 2.897 positivos más que en el día anterior y 51 fallecidos, la cifra más alta de muertos de la segunda ola. Las medidas tenían que acabar el 30 de octubre, pero la curva no se doblega y, por el contrario, el índice del riesgo de contagio aumenta: el riesgo se sitúa en 466,4, 28 puntos más que el lunes. El fantasma de situarse en los niveles de Madrid, que fue lo que provocó el cierre de bares y restaurantes, sigue en el horizonte.

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