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Carles Puigdemont se llevará a su mujer e hijas a vivir a Bélgica a partir de septiembre
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Reunificación familiar en Waterloo

Carles Puigdemont se llevará a su mujer e hijas a vivir a Bélgica a partir de septiembre

El valor político de esta decisión aleja el horizonte de regreso del expresidente catalán, por mucho que su entorno, de manera periódica, siga agitando la imagen de su retorno

Foto: El 'expresident' Carles Puigdemont, en Waterloo. (EFE)
El 'expresident' Carles Puigdemont, en Waterloo. (EFE)
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Carles Puigdemont se llevará su familia a vivir a Bélgica a partir de este mes de septiembre, según explican fuentes del independentismo en Girona. Eso supone que la esposa de Puigdemont, Marcela Topor, y sus dos hijas pasarán a vivir en Waterloo, en la denominada Casa de la República. El valor político de esta decisión de carácter personal es muy importante porque aleja el horizonte de regreso del expresidente catalán, por mucho que su entorno, de manera periódica, siga agitando la imagen de su retorno como una baza partidista, en especial por el partido que preside, JxCAT.

Puigdemont lleva en Bélgica desde 2017, cuando huyó de España tras el fracaso de su intentona secesionista. Entonces, el independentismo se dividió entre los que como Oriol Junqueras decidieron hacer frente a sus responsabilidades legales y los que optaron por fugarse de la Justicia, como el 'expresident'. Este último ha estado organizando desde Waterloo toda la estructura del autodenominado 'exilio catalán', formalizada en lo político en el Consell per la República que preside el propio Puigdemont. Durante todo este tiempo, su familia ha seguido residiendo en Girona.

A partir de septiembre, la familia de Puigdemont se sumará a los residentes en la Casa de la República, la mansión de Waterloo. También se está buscando un colegio para las hijas del líder independentista, por eso el cambio coincide con el nuevo curso. Se ha preguntado a portavoces del Consell per la República por esta cuestión, pero no se ha obtenido respuesta.

Puigdemont afronta en Bélgica una complicada situación judicial. Tiene pendiente la cuestión prejudicial presentada por el juez Pablo Llarena ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y además ha perdido la inmunidad del Europarlamento tras la última decisión del Tribunal General de la Unión Europea (TUE). Eso le depara un complicado calendario que incluye los juzgados belgas como última frontera para frenar la euroorden y no ser extraditado a España.

De hecho, esta situación preocupa tanto a Puigdemont que este verano no habrá vacaciones de la familia en el sur de Francia, a diferencia del año pasado. No se fía de los franceses y de que puedan entregarlo a la Justicia española.

Al contrario que Toni Comín, que sí pasará unos días en la Catalunya Nord, el 'expresident' prefiere quedarse este verano en Bélgica por una cuestión de seguridad, una vez que ha perdido la inmunidad. Incluso los asistentes a la comida organizada este verano por Pilar Rahola en un lugar del sur del país vecino tuvieron la precaución de no subir ninguna foto a las redes sociales hasta varios días después de celebrarse el encuentro. Por la misma razón de seguridad, a esa reunión acudieron muchas más personas de las que se ve en la imagen que la periodista subió a Instagram. Marcela Topor, por cierto, aparece en la instantánea de la paella veraniega de Rahola por primera vez. Otro signo del cambio familiar.

Desánimo general

El desánimo en Waterloo es generalizado, según fuentes del entorno del expresidente catalán en Bélgica. Puigdemont considera que se está haciendo una política demasiado autonomista y que con ello su figura política cada vez se está desdibujando más. Incluso su delfín, Jordi Puigneró, vicepresidente de la Generalitat, es el adalid de la inversión en el aeropuerto de El Prat. El también consejero estuvo en la paella en el sur de Francia y en este momento es la persona del Ejecutivo catalán más cercana al líder independentista.

Sin embargo, el Consell per la República que preside Puigdemont vive un momento extraño. Este otoño se celebran las elecciones a la Asamblea de Cargos Electos que ha de legitimar su mandato, porque hasta ahora es una persona que se ha autoproclamado presidente de un organismo que se ha inventado él mismo.

El Consell per la República se mueve entre la opacidad y el desinterés general

Pero estas mismas elecciones a su particular Parlament paralelo han despertado muy poco interés en el mundo independentista. No se sabe si ERC participará, pero todo apunta a que no entrará en este juego. Con cada movimiento que hace Puigdemont, más aislado se va quedando en lo político. La Generalitat ya no responde a sus designios y la vida interna de JxCAT como partido le aburre, según explican fuentes de su entorno en Bélgica. Anteriormente, tampoco fue muy entusiasta de la actividad ni de CDC ni de Junts pel Sí.

Su puesto importante actual es el de eurodiputado, tanto por los ingresos que le genera como por la dimensión mediática que le otorga, mucho mayor que presidir el Consell per la República. Por eso mismo mantendrá la ciudadanía española, pese a que había estudiado solicitar la belga: sin embargo, esta opción se ha desestimado porque la continuidad política depende de que mantenga su DNI caducado. Esta nacionalidad es la que le permitirá volver a presentarse como candidato a la Eurocámara por JxCAT. En cambio, si decidiese cambiar, debería presentarse por uno de los partidos radicales del nacionalismo flamenco que todavía le apoyan. Pero esos respaldos también escasean en los últimos tiempos.

Confusión generalizada

Esta confusión se extiende a la propia actividad del Consell. El último acto que ha llevado a cabo ha sido abrir una delegación en España, pero no lo ha hecho en Cataluña, de donde son el grueso de los 98.000 socios que dice tener, sino en las Baleares. La decisión carece de lógica política. Y tampoco se ha justificado. La clave no es que no pueda estar en las islas, puesto que el Consell apuesta de manera firme por la idea de los Païssos Catalans. Pero que esté en el archipiélago y no en Cataluña carece de sentido de la proporción.

Carles Puigdemont se llevará su familia a vivir a Bélgica a partir de este mes de septiembre, según explican fuentes del independentismo en Girona. Eso supone que la esposa de Puigdemont, Marcela Topor, y sus dos hijas pasarán a vivir en Waterloo, en la denominada Casa de la República. El valor político de esta decisión de carácter personal es muy importante porque aleja el horizonte de regreso del expresidente catalán, por mucho que su entorno, de manera periódica, siga agitando la imagen de su retorno como una baza partidista, en especial por el partido que preside, JxCAT.

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