La fragmentación del Parlament hace que el primer debate de Aragonès acabe sin claro ganador

No ha habido un ganador claro del Debate de Política General del Parlament. No fue una trampa para Pere Aragonès, como podía deducirse de la mala relación entre los republicanos y JxCAT, pero cada grupo tanto en soberanistas como entre constitucionalistas tienen intereses divergentes y así es muy difícil dibujar políticas mínimamente coherentes. No es solo la autodeterminación. De la mesa de diálogo a la ampliación del aeropuerto de El Prat las propuestas obtuvieron apoyos muy diversos, rompiendo los bloques del eje nacional.

Que JxCAT presentase una propuesta conjunta con el PSC para defender la ampliación del aeropuerto, por ejemplo; o que ERC tuviese que presentar en solitario una propuesta para “impulsar el proceso de negociación a través de una mesa de diálogo”, que recibió el apoyo del PSC y de los Comunes demuestra que los socialistas pueden tener más cintura, y que hay más mayorías que la que llevó a Aragonès a la presidencia de la Generalitat.

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“Si algunos defienden que solo un referéndum acordado puede sustituir al referéndum del 1 de octubre… ¿Cómo piensan llegar a este referéndum acordado si no es negociando?” planteó la portavoz de ERC, Marta Vilalta, poniendo en evidencia las contradicciones que plantea JxCAT. Los “juntaires” acaban de argumentar justo eso para justificar su negativa a dar apoyo al plan de referéndum planteado por la CUP.

En la votación así se puso de manifiesto cuando los Comunes presentaron una propuesta para que la mesa de diálogo fuera “de gobierno a gobierno”. La propuesta fue aprobada con los votos de ERC y PSC, y JxCAT votó en contra. JxCAT que se autoexcluyó de la mesa para incluir a políticos indultados e inhabilitados por el Tribunal Supremo salió tocado de esta votación.

El PSC puso una propuesta de resolución para apoyar a los Mossos y restituir el principio de autoridad ante los desórdenes públicos

Hubo más contradicciones. El PSC puso una propuesta de resolución para apoyar a los Mossos y restituir el principio de autoridad ante los desórdenes públicos y los recientes botellones en Barcelona y otras ciudades catalanas. La propuesta fue derrotada, porque ERC, que controla Interior, votó en contra.

Las propuestas de resolución del Parlament tienen un carácter simbólico. Más del 90% no se llegan a concretar nunca en verdaderas medidas legislativas. Pero sirven de termómetro de un clima político general, en este caso el catalán con dos diagnósticos: el constitucionalismo no tiene una propuesta unitaria, en buena parte por el aislamiento en el que vive Vox; y el soberanismo se encuentra tan dividido que tampoco es capaz de fijar una ruta que resulte mínimamente coherente. Sí en algo hubo una mayoría clara fue aprobar la legalización de la marihuana, que presentaron los Comunes. Pero no parece ese que pueda ser el eje dinamizador de una legislatura.

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Vox merece un comentario aparte. Tienen once escaños en el Parlament, son la cuarta fuerza política de la cámara, pero no son capaces de tender puentes con nadie. Hasta Nacho Martín Blanco, de Cs, les recriminó desde la tribuna que su intervención “fomentasen discursos de odio” criminalizando de manera general a colectivos de inmigrantes. Vox no consiguió aprobar ninguna de sus propuestas. Hasta Cs obtuvo votaciones en positivo de algunas de sus propuestas.

Primera vez en años

Pero es la primera vez en año que acaba el debate de política general en Cataluña sin una propuesta de resolución que abogue por un referéndum unilateral. Aquí la CUP se ha quedado sola. En la práctica Aragonès sale reforzado. Y los anticapitalistas evitaron como gato el agua amenazar con tumbarle los Presupuestos de la Generalitat. Como han puesto de manifiesto la votación de las propuestas de resolución, hay otras mayorías al margen de la CUP. Según como jueguen sus cartas, los anticapitalistas pueden quedar aislados o seguir siendo determinantes.

Con los indultos, y presos como Oriol Junqueras dando largas entrevistas en la radio pública, el discurso de la represión pierde mucha fuerza. ERC consiguió sacar sus dos propuestas estrellas pactadas con JxCAT, pero muy justo solo con 65 votos a favor y con la abstención de la CUP. En cambio, el apoyo a Carles Puigdemont y su Consell per la República obtuvo un muy buen resultado.