Artadi reconoce ante el juez que Puigdemont le ordenó ir a la reunión secreta en Barcelona

La exportavoz del Govern y exlíder de JxCAT en el Ayuntamiento de Barcelona Elsa Artadi ha admitido este martes ante el magistrado Joaquín Aguirre, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, que el expresidente Carles Puigdemont le ordenó asistir a la reunión secreta realizada en el hotel Colón de Barcelona desvelada este fin de semana por El Confidencial. Artadi declaró como testigo ante el juez que investiga la operación Voloh y las relaciones de la Administración del Kremlin con destacados dirigentes independentistas y con el Gobierno catalán.

La reunión tuvo lugar el 27 de octubre de 2017, pocas semanas después del referéndum de independencia y el día en que el Parlamento aprobó una resolución para declarar la independencia de Cataluña. Artadi no pudo precisar la fecha del encuentro y lo situó entre el 21 y el 24 de octubre, algo que no pudo ser, puesto que fue posterior a otra celebrada en el propio Palau de la Generalitat el 26 de octubre. Además, señaló que duró algo más de 20 minutos, aunque testigos presenciales admitieron a este diario que su duración fue de alrededor de una hora.

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La exportavoz del Govern solo acertó a decir ante el juez que en el hotel estuvieron presentes “un ciudadano español que no conocía y un ciudadano ruso”, de los que no recordaba el nombre. Según fuentes cercanas al caso, en ese encuentro estaban presentes, además de la propia Artadi, el responsable de relaciones internacionales de Convergència, Víctor Terradellas; el intermediario Jordi Sardà, y un experto ruso que había estado a las órdenes de Mijaíl Gorbachov y de Vladímir Putin y experto en criptomonedas. Los ciudadanos a los que se refería Artadi eran Sardà (con quien había estado el día anterior en el Palau, en una reunión a la cual asistieron también Puigdemont y dos rusos, Nikolay Sadovnikov y Sergei Motin) y el ruso, cuyo nombre no ha trascendido, pero que se apodaba Nadjik o Tadjik.

Artadi intentó sacarse las sospechas de encima. Afirmó ante Aguirre que salió del hotel “sin enterarme de qué querían”, que lo hablado no era de su interés y que el interés de la Generalitat por las criptomonedas era nulo. Los rusos pedían una legislación específica sobre criptomonedas en una Cataluña independiente y que solo se limitase el número de monedas virtuales a cuatro.

Declaración de Alexander Dmitrenko

Por su parte, Alexander Dmitrenko, el intermediario con Moscú del jefe de la Oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, declaró también en relación con el papel que pudo tener en las relaciones entre altos dirigentes independentistas y la Administración rusa. Dmitrenko, que lleva residiendo en Barcelona desde los 17 años, fue nombrado embajador de la Cámara de Comercio de Barcelona en Moscú el verano de 2020. El propio Alay fue quien presionó al entonces presidente del ente, Joan Canadell (hoy, diputado de JxCAT), para ese nombramiento.

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Además, Alay siguió de cerca un negocio de intermediación para vender petróleo ruso a China. Para ello, una empresa controlada por el empresario ruso afincado en Barcelona, Hispaniapetrol, hizo de intermediaria entre la rusa Lukoil y la firma china Gulf Energy. El primer envío era de seis millones de euros, de los que los intermediarios tenían que cobrar una comisión. Los chinos, de hecho, llegaron a enviar 295.000 dólares como comisión del 5% a una intermediaria rusa, pero luego el negocio no se culminó y la operación fracasó.

Cuando se realizó ese pago, el 20 de julio de 2020, Alay felicitó a Dmitrenko en una conversación que quedó grabada en el teléfono. “Felicidades a todos nosotros. Primer gran paso hecho”, le dijo Dmitrenko. “Muy importante. Ya hablaré directamente con el 'president' del tema Cámara [su nombramiento como ‘embajador’] y energía. Mañana”, contestó Alay, que acababa de aterrizar en Bruselas para ir a ver a Carles Puigdemont. Durante meses, Alay mantuvo frecuentes comunicaciones con Dmitrenko interesándose específicamente por esa transacción, lo que hacía sospechar de un interés personal o económico por medio.

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Dmitrenko aseguró ante el juez que la operación comercial era particular y, si salía bien, ‘vendería’ el éxito como parte de su cometido como ‘embajador’ de la Cámara barcelonesa en Moscú. En realidad, según aseguró, la operación ascendía a 20 millones de euros, puesto que se debían de enviar varios barcos llenos de gas licuado del petróleo (GLP) a China desde Rusia.

Uno de los puntos más sospechosos era por qué una operación millonaria se dejó en manos de intermediarios sin experiencia en el negocio petrolero, pero Dmitrenko afirmó ante el magistrado que uno de sus socios, Xavier Roig, actual ‘embajador’ de la Cámara de Comercio en Qatar, fue quien le proporcionó la operación, ya que durante seis años Dmitrenko había intervenido en la liquidación de una compañía petrolera y, por lo tanto, conocía a grandes rasgos el mercado de este producto.