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"Una andrómina sin curso"

El Consell de la República, en llamas: Puigdemont salva la cara, los críticos piden su cabeza

Activistas y colectivos se desmarcan del dirigente fugado y califican su actuación de "absolutista": "El Consell de la República está tocado de muerte. DEP"

Foto: Carles Puigdemont interviene por videoconferencia en el consejo nacional de JXCAT que celebra el partido en Mataró el pasado sábado. (EFE/Marta Pérez)
Carles Puigdemont interviene por videoconferencia en el consejo nacional de JXCAT que celebra el partido en Mataró el pasado sábado. (EFE/Marta Pérez)

El fugado Carles Puigdemont recibió este martes el visto bueno de la militancia del Consell de la República para reestructurar este órgano y tener el control absoluto del mismo. En el futuro será el jefe máximo, con menos ataduras, menos control y más poder en el órgano áulico que creó a su conveniencia en Bélgica como si fuese un presidente exiliado. Quiso legitimar sus decisiones esta semana con una votación a medida, pero la baja participación en esa consulta a las bases ha dado más alas y razones a sus críticos: solo acudió a votar el 6,53% del censo del Consell.

“Después de esta ridícula participación, espero la dimisión del govern del Consell de la República. El resultado es lo de menos. Ahora, hoy, el Consell es una andrómina sin rumbo. Dejé de hacer aportaciones mensuales. Ahora estoy pensando en la baja definitiva. Vergüenza”, era uno de los mensajes emitidos por unos círculos independentistas que han dejado ya de idolatrar al fugado. El empresario Jordi Roset, propietario de Petrolis Independents, empresa cotizante del Consell (llegó a regalar a sus clientes suscripciones gratuitas al Consell), tampoco se muerde la lengua: “Vistos los resultados y la participación, lo que se tendría que hacer es cerrar todo el Consell de la República. Cuando algo no funciona, no merecen gastarse recursos económicos ni esfuerzos de activistas voluntarios”. Sublevación.

El tema es tan delicado que ni el propio Carles Puigdemont publicó el resultado de la consulta en sus redes sociales

Lo que debería haber sido un bálsamo para Puigdemont lleva camino de convertirse en una lluvia de polvos pica-pica que pueden amargar al expresident el futuro político, porque agranda la brecha entre el fugado y los círculos radicales que hasta ahora eran su principal apoyo. El tema es tan delicado que ni el propio Carles Puigdemont publicó el resultado de la consulta en su cuenta de Twitter, a través de la que suele comunicar habitualmente toda su actividad.

La historia comenzó con una decisión muy cuestionada por los sectores críticos, que la califican abiertamente de cacicada: el pasado 28 de agosto, publicó un decreto en el que disolvía inesperadamente la Asamblea de Representantes que él mismo había creado. Se trataba de una especie de Parlament, para cuya composición se hicieron unas elecciones y se eligieron 121 representantes. Antes de las vacaciones, un sector de la Asamblea de Representantes exigía conocer el estado de las cuentas del Consell y advertía a Puigdemont de que no tomase ninguna decisión sobre la investidura de cualquier presidente español sin haber tenido antes la luz verde de la propia asamblea.

Foto: Carles Puigdemont interviniendo en una acto de JxCAT. (EFE/Marta Pérez)

Con la disolución de ese falso Parlament, el fugado quedó liberado de las exigencias. Pero para legitimar su decisión, convocó para esta semana una votación sobre los cambios que pretendía hacer: dividir el falso Parlamento en dos órganos. El primero será una cámara de representación de los consejos locales, que debe deliberar sobre las acciones a realizar; el segundo será una cámara para elaborar leyes y normas de la república. La regulación interna ya no será, en adelante, responsabilidad de esas cámaras, sino del govern del Consell, que preside Puigdemont, por lo que el jefe máximo sale fortalecido de la reestructuración y no queda sujeto al control de nadie.

Una participación muy baja

La decisión de disolver por decreto la asamblea le acarreó a Puigdemont una rebelión del sector crítico, que tachó las intenciones y los modos de la cúpula del Consell de dictatoriales, autoritarios y antidemocráticos. Trece miembros de la Comisión de Acción Política Interior del Consell dirigieron una carta al expresident quejándose por la medida. Más tarde, 31 miembros de la Asamblea de Representantes (a los que luego se sumaron otros cuatro) confeccionaron un documento de protesta en el que arremetían contra Puigdemont y contra su mano derecha, el exconseller Toni Comín, también eurodiputado, por manejar el Consell a su conveniencia y con oscuros intereses personales.

Foto: Carles Puigdemont, en un acto en Bélgica. (EFE/Olivier Matthys)

La votación sobre los cambios pergeñados por Puigdemont fue catastrófica: de los 90.481 activistas que forman el censo del Consell, votaron solo 5.908, lo que representa el 6,53% de dicho censo. De ellos, 4.529 militantes apoyaron la iniciativa de Puigdemont de disolver la Asamblea de Representantes y remodelar la cúpula del Consell, lo que representa el 76,5% de los votos emitidos. Un total de 1.152 militantes (el 19,5%) se posicionaron en contra de la medida y un 4% (236 activistas) optó por votar en blanco.

La escasa participación en la votación que ratifica las decisiones de Puigdemont de disolver la Asamblea de Representantes es combustible para los críticos. Los medios y el aparato de propaganda afín a Puigdemont trataron de disimular los resultados: “Las bases del Consell avalan la propuesta de Puigdemont con un 76,5% de los votos”, se ufanaban. Pero los críticos cargaban sus cañones, porque estas cifras se han vuelto en contra de Puigdemont. El expresident quiso legitimar el golpe de mano de agosto con esta votación y el tiro le salió por la culata. Sus detractores aprovechan la escasa participación para ajustar cuentas y lanzarle puñales. Paralelamente, las deserciones de las filas puigdemontistas llevan camino de ser épicas. El colectivo Cadci, con gran predicamento en círculos de funcionarios de la Generalitat, ya ha tomado posición. “Control absoluto. Puigdemont erradica la democracia en el Consell de Waterloo y se envuelve de su corte de fieles para poder investir a Sánchez. Sin réplica. Absolutismo”, advirtió la entidad.

"Erradica la democracia"

Josep Guia, uno de los principales gurús independentistas del ala más extremista, firmante de la denuncia de los críticos, abona la teoría de que Puigdemont “erradica la democracia en el seno del Consell” y “se envuelve de una corte de fieles (algunos de muy dudoso independentismo)”. Pero desliga la votación de la investidura, porque son cosas distintas que no tienen nada que ver. Lo mismo hace el líder de Mossos per la Independència, Albert Donaire, hasta hace poco inquebrantable defensor de Puigdemont. Este último afirma que, “ahora, el Consell de la República se convertirá definitivamente en una entidad títere más de la política, controlada por políticos, por afines a los políticos y sin posibilidad de pluralidad ni representación del ciudadano. Unos ya se cargaron el Tsunami, ahora los otros se cargan el Consell. Todo esto con una reforma aprobada con la espectacular cifra de poco más del 6% de participación. ¡¡Brutal!!”.

Foto: Puigdemont, en una rueda de prensa del Consell. (EFE/Olivier Hoslet)

Nada más conocerse el resultado, las redes sociales y los foros de activistas independentistas comenzaron a hervir. “Cualquier entidad política seria no seguiría adelante con los cambios con una legitimidad tan baja”, advertía Manel. Jordi Alsina, miembro electo de la Asamblea de Representantes y uno de firmantes del documento de los 31, tiró de ironía para digerir los resultados: “Gracias, gobierno del Consell de la República, por malbaratar con esta propuesta energías, ilusiones y un potencial humano incalculable. Cuando queráis volver a las trincheras, seréis bienvenidos, os estamos esperando”.

En las redes, había más críticas que enhorabuenas. “No tenéis vergüenza”, espetaba un activista escondido tras el alias de El Senglar Negre. Y Albert Casanellas reflexionaba: “¿Qué pasaría si la participación en las elecciones autonómicas no llegase al 10%? ¿Por qué nadie se pregunta por qué el Consell de la República lleva años representando al 5% de los votantes del 1 de octubre (100.000 socios ante dos millones de votantes)? ¿Seguro que todo va bien?”. Algunos críticos tiran contra el pianista: “¿Qué demuestra? Que ya os habéis encargado de que la gente pierda el interés en votar y que la mayoría de los que tenemos ya esté contenta de que el gobierno del Consell de la República pueda decidir como un cacique. Dad la enhorabuena a Toni Comín, él sí que ha salido ganando”. Algunos son más drásticos que otros. Marga X Repúblic, un colectivo con más de 10.000 miembros, pone la guinda de un día en el que comienza una nueva etapa para Puigdemont: “El Consell de la República está tocado de muerte. DEP”.

El fugado Carles Puigdemont recibió este martes el visto bueno de la militancia del Consell de la República para reestructurar este órgano y tener el control absoluto del mismo. En el futuro será el jefe máximo, con menos ataduras, menos control y más poder en el órgano áulico que creó a su conveniencia en Bélgica como si fuese un presidente exiliado. Quiso legitimar sus decisiones esta semana con una votación a medida, pero la baja participación en esa consulta a las bases ha dado más alas y razones a sus críticos: solo acudió a votar el 6,53% del censo del Consell.

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