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Ernest Maragall deja su cargo de concejal y finiquita 40 años de saga política en Cataluña
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El jefe de filas de ERC en Barcelona

Ernest Maragall deja su cargo de concejal y finiquita 40 años de saga política en Cataluña

El jefe de filas de ERC en la capital catalana oficializará su salida en el pleno del próximo 22 de diciembre, aunque en el pleno de este viernes ya anunció su salida ante el resto de ediles

Foto: El líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall. (EFE/Alejandro García)
El líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall. (EFE/Alejandro García)

Ernest Maragall, el exsocialista que se apuntó al procés y a ERC hace una década, se va. El Tete, apodo por el que también era conocoido, lo deja, a sus 80 años de edad. Hasta hace menos de un año, acumulaba cargos: concejal, diputado, miembro de comisiones parlamentarias “Puedo con todo”, espetaba a quien le insinuaba la curiosa correlación entre su avanzada edad y la frenética actividad política que llevaba. Pero le convencieron para que dejase su acta de diputado a principios de este año y preparase su candidatura a alcalde. En aquel momento, las encuestas le daban ganador y probable nuevo alcalde barcelonés. Pero irrumpió Xavier Trias y las encuestas se le volvieron en contra: el posconvergente ganó las elecciones. Sacó 11 ediles y Maragall pasó de 10 a 5 concejales.

El jefe de filas de ERC en la capital catalana oficializará su salida en el pleno del próximo 22 de diciembre, aunque en el pleno de este viernes ya anunció su salida ante el resto de ediles. Dijo que “es mi última intervención política en este plenario. Es una decisión que tomo a conciencia y voluntariamente, estrictamente personal”. La razón de fondo, aseguró, es “la única que no debería mover a todos los concejales de esta casa: Barcelona”.

En realidad, su renuncia estaba prevista para el próximo año o para 2025, con tiempo para que su sucesora pudiese marcar perfil y plantar cara en las municipales del 2027. Pero la presión le ha podido. El viejo político abandona la trinchera. Nieto del poeta Joan Maragall, políticamente creció a la sombra de su hermano Pasqual Maragall, mítico alcalde de Barcelona y luego presidente de la Generalitat entre 2003 y 2006. Ernest hubiera podido ser alcalde en 2019, cuando ganó las elecciones municipales. Pero la aritmética le jugó una mala pasada: los votos de los comunes de Ada Colau y del socialista Jaume Collboni (juntamente con la inestimable ayuda de Manuel Valls, que votó a Colau para que Barcelona no cayese en manos de un independentista) le birlaron la vara de primer munícipe.

Foto: Ernest Maragall pone rumbo al Senado tras el fracaso de su pacto con Trias. (EFE/Alejandro García)

Fue un duro golpe que nunca asimiló y juró venganza eterna contra sus antiguos compañeros del PSC. En ese momento, se fraguó un odio visceral entre el veterano político y el bloque socialista que continúa en la actualidad.

En los lejanos años 60, Ernest Maragall entró en el Ayuntamiento de Barcelona como funcionario. En la Transición, fue el cerebro económico del nuevo consistorio. Pasqual era el político de raza, el que movía masas y Ernest era el que sentaba las bases para poder llevar a cabo la política de su hermano. Muy posiblemente, sin Ernest Maragall a su lado, Pasqual no hubiera llegado donde llegó. Fue el hermano posibilista, el que ponía los pies en la tierra y movía los hilos para hacer realidad los sueños de Pasqual.

No dejaba meter baza

En tiempos del tripartito, Maragall fue, primero, secretario del Govern, es decir, la persona de confianza de Pasqual. Luego, asumió la consejería de Educación en el segundo tripartito. Una vez iniciado el procés, se posicionó como uno de los adalides de la vertiente independentista del PSC, hasta que abandonó la histórica formación para crear el Partit Català d’Europa, unas siglas que habían inscrito los hermanos Maragall a finales del siglo pasado. Pero, simultáneamente, creó Nova Esquerra Catalana (NEC) y dos años más tarde se trocó en Moviment d’Esquerres (MES), una formación que todavía colea, aunque sea de manera testimonial. Con Quim Torra como presidente, Maragall fue repescado como consejero de Exteriores, hasta que Junqueras le pidió ocupar el puesto de Alfred Bosch como jefe de filas republicano en el Ayuntamiento de Barcelona. Pese a los ataques internos y a las maniobras para desalojarlo del Ayuntamiento, Ernest Maragall se ha ido cuando ha querido. Ha, por así decirlo, muerto con las botas puestas. Ni la poderosa federación de ERC de Barcelona ni los círculos más históricos del partido le pudieron doblar el pulso.

Quienes le conocen, amigos y rivales, coinciden en admitir que Ernest Maragall era una de las cabezas mejor amueblada, económicamente hablando, del panorama político catalán. Hombre de firmes convicciones, también tenía un verbo afilado y era un estratega consumado. El último golpe electoral fue demasiado duro para él. Pasó de los 160.990 votos en las municipales de 2019 a sólo 74.720 en las de 2023, perdiendo 5 de los 10 concejales. Esa caída le dejó solo ante el peligro.

placeholder El expresidente de la Generalitat y exlíder del PSC, Pasqual Maragall, acompañado de su hermano Ernest en una foto de archivo. (EFE/Andreu Dalmau)
El expresidente de la Generalitat y exlíder del PSC, Pasqual Maragall, acompañado de su hermano Ernest en una foto de archivo. (EFE/Andreu Dalmau)

El sector histórico de ERC le había puesto en la diana porque fue el elegido por Oriol Junqueras para ser el alcaldable por Barcelona, pero jamás le perdonaron que fuese un hombre ajeno al partido (su nombre siempre estuvo vinculado al PSC) y, además, no dejó jamás meter baza a la federación republicana de Barcelona para imponer su lista: la lista electoral de ERC en las municipales de 2019 y de 2023 era la lista de Ernest, no la de Esquerra. Consiguieron que dejase el acta de diputado, pero no que renunciase a la candidatura a la alcaldía. De hecho, él ya había movido sus peones. Hace apenas una semana, su mano derecha, Elisenda Alamany, a la que él mismo había fichado para ser su segunda en el Ayuntamiento (era la jefa de filas de los comunes en el Parlament) ya anunció que estaba dispuesta a asumir el relevo de Maragall.

En ese momento, parecía que era un pulso a su jefe de filas, pero nada más lejos de la realidad: era el preludio del gran anuncio: Ernest Maragall se va y, con él, un linaje político que ha estado en primera línea de la política catalana durante más de 40 años. Los Maragall dejaron impronta en la sociedad. Transformaron Barcelona y transformaron Cataluña. Con casi 81 años (los cumple el próximo 5 de enero), Ernest Maragall, el señor de la voz ronca, del andar derrengado y de la amabilidad extrema tira la toalla.

Ernest Maragall, el exsocialista que se apuntó al procés y a ERC hace una década, se va. El Tete, apodo por el que también era conocoido, lo deja, a sus 80 años de edad. Hasta hace menos de un año, acumulaba cargos: concejal, diputado, miembro de comisiones parlamentarias “Puedo con todo”, espetaba a quien le insinuaba la curiosa correlación entre su avanzada edad y la frenética actividad política que llevaba. Pero le convencieron para que dejase su acta de diputado a principios de este año y preparase su candidatura a alcalde. En aquel momento, las encuestas le daban ganador y probable nuevo alcalde barcelonés. Pero irrumpió Xavier Trias y las encuestas se le volvieron en contra: el posconvergente ganó las elecciones. Sacó 11 ediles y Maragall pasó de 10 a 5 concejales.

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