Una denuncia por acoso en JxCAT abre una crisis en el Parlament con la presidenta en la diana

Una denuncia de acoso en el grupo parlamentario de JxCAT, presentada por la diputada Cristina Casol, le ha estallado a su compañera de partido y presidenta del Parlament, Anna Erra. La dirigente encargó un informe para determinar si la Cámara autonómica ha de modificar su protocolo antiacoso y que, mientras tanto, quedara en suspenso. Pero no cuenta con una mayoría para ello, ya que ERC, PSC y la CUP se oponen. Y al mismo tiempo, Aurora Madaula presentó este jueves la misma denuncia de acoso por “razón de género” ante la Mesa, según el diario Ara, lo que ha situado a Erra en el foco por su forma de actuar. Lo que empezó como un reflejo de la crisis interna en la formación independentista, con los partidarios de Laura Borràs al frente, ha derivado en un conflicto institucional.

La crisis se arrastra desde hace tres meses. Fuentes parlamentarias lamentan que Erra haya priorizado proteger a su partido, JxCAT, antes que actuar de manera institucional, de manera que ahora está intentando cambiar el protocolo antiacoso para salvar la cara. La situación de tensión es tal que los Comunes han solicitado a la presidenta del Parlament, Anna Erra, que convoque una Mesa ampliada de la cámara catalana para que dé explicaciones sobre su intención de suspender el protocolo de acoso de la cámara catalana para revisarlo.

Todo se remonta a noviembre del año pasado, cuando Cristina Casol, diputada de JxCAT, elevó una queja a la Mesa del Parlament denunciado actitudes de acoso por parte de la dirección de la formación en el grupo parlamentario. No era la primera vez. Madaula también había señalado “violencias silenciosas” después de haber sido desautorizada a cuenta de una resolución sobre el derecho al aborto en Andorra.

Para el grupo parlamentario, no eran más que discrepancias políticas que Madaula estaba sacando de madre. Tanto ella como Casol son diputadas del círculo más cercano a Laura Borràs, que se siente en minoría y maltratado tras la falta de apoyo tras su condena por corrupción.

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Antonio Fernández. Barcelona

Pero ese enfrentamiento fue a más. Madaula se cogió la baja médica. De hecho, sigue sin acudir al Parlament. El comité de garantías de JxCAT está a la espera para pronunciarse sobre su caso y que se reincorpore a la actividad normal. Pero eso no ha pasado. En lugar de eso, la diputada ha puesto la nueva denuncia y ha vuelto a activar el protocolo antiacoso, ese que ahora precisamente Erra quiere dejar en suspenso.

Mientras Madaula estaba de baja, Casol siguió la vía de su denuncia. Fuentes parlamentarias aseguran que Erra se equivocó. Que en clave institucional tenía que haber derivado la denuncia a la Fiscalía o al Juzgado de Violencia sobre la Mujer. Pero la presidenta del Parlament prefirió proteger a su partido en mitad de la guerra entre los partidarios de Borràs y el sector mayoritario dentro del grupo, contrario a la dirigente condenada por corrupción.

Se activa el protocolo

Finalmente, se activó el protocolo antiacoso del Parlament. La Oficina de Igualdad de la Cámara externalizó el problema. Contrató a una empresa ajena a la institución —el Institut de Treball Social i Serveis Socials (Intress)—, que concluyó que “no había hechos probados” en los hechos investigados durante la denuncia de Cristina Casol. Tras eso, la oficina archivó el caso. Pero muchos parlamentarios, incluyendo los seguidores de Laura Borràs, consideran que debería haber sido la Justicia la que se pronunciase sobre el caso.

Un total de 22 diputados de JxCAT pidieron la dimisión de Cristina Casol a Jordi Turull

Eso podría haber pacificado las cosas, pero el grupo parlamentario reaccionó de la peor manera posible. Esta semana, 20 de los 32 diputados de JxCAT enviaron una carta al secretario general de la formación, Jordi Turull, pidiendo la dimisión de Casol. La diputada aseguró que para nada iba a renunciar al escaño y que si era necesario continuaría en el año de legislatura que queda como no adscrita. La crisis era ya una herida abierta.

Riesgo de ruptura

Con la denuncia de Aurora Madaula, la situación se envenena aún más. Anna Erra sigue teniendo la patata caliente sobre la mesa que quería evitar a cualquier precio. Jordi Turull ha estado desde que llegó al cargo intentando evitar una escisión en el partido. Y por eso mantiene a Laura Borràs en la presidencia, pese a que cada vez manda menos desde el punto de vista orgánico. Pero JxCAT se rompe por el grupo parlamentario. Y lo que es peor: la segunda autoridad de Cataluña, la presidencia del Parlament, queda muy tocada después de esta actuación. Todo apunta ahora a que ha de ser el partido el que asuma la dirección de la crisis para salvar a la presidencia de la Cámara catalana.