Es noticia
Jordi Turull: JxCAT y el Gobierno pierden al hombre puente en la negociación por la amnistía
  1. España
  2. Cataluña
SIN FECHA DE REGRESO

Jordi Turull: JxCAT y el Gobierno pierden al hombre puente en la negociación por la amnistía

El secretario general de la formación, intervenido por un infarto, es mucho más que un hombre en la sala de máquinas: ejerció entre las facciones del partido y ahora también hace de enlace con el Ejecutivo de Sánchez

Foto: Jordi Turull, con Míriam Nogueras, yendo a negociar la amnistía con Santos Cerdán. (EFE/Fernando Villar)
Jordi Turull, con Míriam Nogueras, yendo a negociar la amnistía con Santos Cerdán. (EFE/Fernando Villar)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El secretario general de JxCAT, Jordi Turull (57 años), había sido este año el hombre puente entre JxCAT y el Gobierno de Pedro Sánchez. Lo que ya hacía para su partido pasó a ejercerlo también en Madrid. Esta vez, para negociar la amnistía con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Por Turull ya se hubiese firmado, pero, como la trayectoria de sus últimos años, todo se basa en el pacto de los antiguos convergentes con Carles Puigdemont y su hiperliderazgo en el seno de la formación independentista. Santos Cerdán y él habían hablado casi a diario hasta que al secretario de Organización de los socialistas le estalló el caso Koldo. Y ahora, si Turull se coge una baja médica a causa de su infarto, alguien tendrá que asumir este rol para salvar la norma y la legislatura entera.

El escenario ahora es complejo. Turull, sometido a un cateterismo, se recupera en la UCI del infarto sufrido este lunes. Así, las conversaciones entre la formación independentista y el Ejecutivo socialista pierden a uno de sus puntales. Al menos de momento, sin una fecha estimada para su regreso y con la duda de quién asumirá este rol en el caso de que la situación se alargue.

Turull ha pasado por todos los pasos del vía crucis convergente. Es el estereotipo perfecto que resume todo lo que ha pasado en Cataluña en los últimos 25 años. En el pujolismo, formaba parte de lo que se denominaba el pinyol, el núcleo duro alrededor de Oriol Pujol Ferrusola en la época de Artur Mas. Después viró hacia el independentismo duro, formó parte de los organizadores del 1 de octubre, estuvo a punto de ser presidente de la Generalitat antes de Quim Torra, pasó por la cárcel, se benefició de los indultos y acabó negociando la amnistía con Santos Cerdán.

Su evolución es la de toda una clase social. Los que empezaron votando a Jordi Pujol, aunque eran independentistas, lograron arrastrar a buena parte de la sociedad catalana hasta sus posiciones y luego les tocó gestionar el fracaso de la declaración de independencia de 2017. La vida política de Jordi Turull es un modelo perfecto donde encaja la trayectoria de media Cataluña.

Licenciado en Derecho, salió del municipalismo. Fue el candidato convergente a la alcaldía de su población de origen, Parets del Vallès, aunque no llegó al poder. Luego entró a la Generalitat y desde allí se hizo fuerte en el aparato del partido.

Durante mucho tiempo fue rival de otro de los líderes que habían salido de la JNC, las juventudes convergentes: Josep Rull. Rull controlaba la red territorial y Turull, buena parte de los cuadros del partido con cargo en la Generalitat. Luego los dos estuvieron juntos en la cárcel tras el juicio del procés. Ambos fueron indultados y los dos aspiraban ahora a ser candidatos a la presidencia de la Generalitat en febrero de 2025. La rivalidad con Rull fue una parte muy importante de la fase preprocés de Turull.

En 2014, la Generalitat le envió al Congreso para solicitar un referéndum pactado para declarar la independencia. La iniciativa no prosperó, pero él ya se había significado. Jordi Turull ya se había apuntado a la independencia con armas y bagajes. Presentó la primera urna del 1 de octubre. Al contrario que otros consellers de su Ejecutivo, él no tuvo que cargar con el estigma de un fracaso, como el caso de Raül Romeva (Exteriores), con la falta reconocimiento internacional, o el vicepresidente de entonces, Oriol Junqueras, con las inexistentes estructuras de Estado. Turull era el portavoz de aquel Gobierno y conseller de la Presidencia. Y como tal, lo dio todo. Luego, como la mayoría de los miembros de la formación, decidió no quedarse con Carles Puigdemont en Bélgica.

Su trayecto fue un poco más doloroso cuando estuvo a punto de ser escogido por el Parlament como presidente de la Generalitat, en 2018, y eso que había pasado la primera votación. Estaba en libertad provisional, pero podía presentarse, aunque no como Puigdemont, huido a Bélgica, o Jordi Sànchez. Al día siguiente de esa primera votación en el Parlament, ingresó en prisión por orden del juez Pablo Llarena. De nuevo, el destino político le dejaba a las puertas.

Juzgado y condenado

Turull fue juzgado por el Tribunal Supremo y pasó más de tres años en la prisión de Lledoners. En paralelo, hacía todo el camino de cualquier convergente de la época. Rompió con CDC, pasó de manera breve por el PDeCAT, luego La Crida y al final JxCAT. Todo ese tortuoso trayecto reflejaba cómo la vieja Convergència pactaba con Puigdemont, el principal activo político de la formación. Turull marcó la manera de llevar a cabo todas estas transiciones, sin mirar atrás, sin nostalgia.

Jordi Turull ha aupado a estrellas del partido como Míriam Nogueras y ha evitado su ruptura

Todo lo que ha pasado en la formación no se entiende sin Jordi Turull. Por ejemplo, el auge de Míriam Nogueras como nueva musa del independentismo, una persona que él mismo aupó. O la caída de Laura Borràs. Turull es un hombre del aparato, de la sala de máquinas.

Salir de la cárcel

El Turull que salió de la cárcel era un hombre más amargo. Tras prometer la victoria del independentismo, había que gestionar la derrota. Turull se convirtió en el hombre puente. Primero con Puigdemont, con la preocupación de que no se rompiese JxCAT. Esto resultó especialmente arduo, porque Turull venía de un partido, pero JxCAT encaja más bien con la definición de un movimiento.

Primero tuvo que asumir que Borràs forzase la ruptura con ERC en el Ejecutivo catalán, algo a lo que él se oponía. Y luego fue minando poco a poco a los octubristas desde dentro. Y siempre intentando casar los intereses del partido con lo que marca Waterloo, para que la formación política no se fracture. Todo eso sirvió de entrenamiento para lo que vendría después: negociar con Santos Cerdán la amnistía. Y en ese punto se estaba cuando llegó el infarto. Como dijo John Lennon, "la vida es todo eso que te pasa mientras haces planes".

El secretario general de JxCAT, Jordi Turull (57 años), había sido este año el hombre puente entre JxCAT y el Gobierno de Pedro Sánchez. Lo que ya hacía para su partido pasó a ejercerlo también en Madrid. Esta vez, para negociar la amnistía con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Por Turull ya se hubiese firmado, pero, como la trayectoria de sus últimos años, todo se basa en el pacto de los antiguos convergentes con Carles Puigdemont y su hiperliderazgo en el seno de la formación independentista. Santos Cerdán y él habían hablado casi a diario hasta que al secretario de Organización de los socialistas le estalló el caso Koldo. Y ahora, si Turull se coge una baja médica a causa de su infarto, alguien tendrá que asumir este rol para salvar la norma y la legislatura entera.

Jordi Turull Junts per Catalunya Noticias de Cataluña
El redactor recomienda