Puigdemont busca confrontar su "lista de país" a la lista de partido de ERC

Carles Puigdemont busca confrontar su lista de país, una lista en la que JxCAT renuncia a la visibilidad de sus siglas y que estará salpicada de independientes que den una imagen global de Cataluña, a la de partido de ERC. Eso y su figura, la restitución del presidente depuesto por el 155 que consigue “arrastrar al Estado español a las posiciones que siempre hemos defendido”, según sus propias palabras, son sus bazas para intentar ser reelegido. Solo reconoce que volverá a Cataluña si una mayoría del Parlament le propone como president. Nada de golpes de efecto en medio de la campaña.

Los asistentes al acto de Elna, en el sur de Francia, salieron muy entusiasmados. Ahora hace falta que ese entusiasmo se contagie a una bases del independentismo que el propio Puigdemont ha reconocido castigadas por “el desánimo y la desmovilización”.

Puigdemont se presenta como el candidato del independentismo plural frente al independentismo de aparato de partido de ERC. Junts es la formación que se sacrifica por una causa superior. Y, sobre todo, JxCAT es la fuerza que doblega al Gobierno español y que le ha dado la vuelta a una situación de “represión sistemática y de caza del hombre”.

ERC no tardó ni media hora en rechazar la lista única. Puigdemont tampoco esperaba el sí de los de la calle Calabria. Así que ahora a JxCAT le queda la responsabilidad de asumir este reto y de atraer a figuras de independientes con suficiente gancho para trufar su lista electoral para el 12 de mayo. “Es la marca de la casa”, se justificó el líder independentista para justificar que repite su estrategia electoral de 2017, cuando perdió ante Ciudadanos.

Su posible vuelta a Cataluña queda en manos de dos condicionantes: que JxCAT quede por delante de ERC, cosa que no consiguió en 2021 cuando también fue cabeza de lista, situación que se cuidó mucho de mencionar en su discurso triunfal de ayer, y que el independentismo pueda sumar para que el líder del PSC Salvador Illa no sea investido presidente de la Generalitat, algo que no está claro con las actuales encuestas.

“Si soy candidato a la investidura, dejaré el exilio definitivamente para asistir al pleno del Parlament y pedir la confianza de la cámara. Se supone que los jueces habrán aplicado las disposiciones previstas en la ley de amnistía, pero si adoptan una actitud de rebeldía e insumisión y se niegan a cumplir la ley, asistiré igualmente al pleno del Parlament, si tengo la mayoría para ser investido”, garantizó el 'expresident'.

Críticas a Madrid

Ninguna propuesta de gestión. Excepto que esta “será buena” y que tumbarán los presupuestos generales del Estado a menos que consigan grandes flujos de fondos para Cataluña. Algo que no pinta bien para el futuro de la legislatura de Pedro Sánchez. “El bla, bla, bla del modelo de financiación caducado desde hace 10 años no les hace ni cosquillas, quejarnos sin tomar ninguna decisión no sirve de nada. Quizá por eso el Gobierno español se ha visto incapaz de presentar presupuestos para este año, porque sabía que nosotros no íbamos a aceptar unas cuentas que perpetuaran este expolio y no empezaran a revertir el gravísimo desequilibrio que sufrimos”, manifestó Puigdemont.

Las ideas eje del discurso han sido tres: el valor simbólico de su persona como el único capaz de doblegar a España en contraposición “al idilio” de ERC con el PSOE, la persistencia preeminencia económica de Madrid gracias a los fondos detraídos de Cataluña por el expolio fiscal —con todo el respeto, no hemos venido a competir con La Rioja, llegó a apuntar el expresident— y la necesidad de rearmar de nuevo una mayoría independentista que se pueda expresar en un referéndum de autodeterminación.

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EFE

“Me presento para terminar el trabajo”, repitió varias veces Puigdemont durante su intervención desde Elna, obviando la cuestión clave de por qué lo dejó a medias en 2017 o por qué motivo lo inició si no iba a poder acabarlo.

La movilización pendiente

“Por eso necesitaremos mucha movilización, empezando por la movilización en las urnas. No dejemos ninguna papeleta en casa, tratamos de concentrar las fuerzas y reunir una mayoría política y social que, como en las mejores ocasiones de nuestra historia, sean capaces de darle la vuelta a las previsiones y sorprender a los ilusos enterradores”, marcó Puigdemont como principal reto para su formación.

Puigdemont no renuncia a la vía unilateral, pero la ha diluido bastante al reconocer que “si la vía de la negociación no da frutos y se alarga estérilmente, nosotros no podemos renunciar, en modo alguno, a alcanzar la plena independencia si esta es la voluntad de los catalanes”. Una voluntad que se expresará en las urnas el próximo 12 de mayo.