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Aliança Catalana: la revolución ultra del independentismo queda en tierra de nadie
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Aliança Catalana: la revolución ultra del independentismo queda en tierra de nadie

La formación soberanista y xenófoba generó grandes expectativas en la campaña e incluso amenazaba con alterar las mayorías, pero finalmente no fue para tanto. Entra con dos diputados en el Parlament, pero sin influencia

Foto: Silvia Orriols, durante un acto de Aliança Catalana. (EFE/Andreu Dalmau)
Silvia Orriols, durante un acto de Aliança Catalana. (EFE/Andreu Dalmau)
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La revolución ultra de Aliança Catalana quedó a medio camino y en tierra de nadie. La formación independentista y xenófoba liderada por Silvia Orriols, que había generado una enorme expectación por su aparente capacidad de movilización a izquierda y derecha, entrará por primera vez en el Parlament con dos diputados y casi el 4% de los votos, pero sin capacidad de influencia, al 99,5% escrutado. No hubo sorpresa.

Aliança fue, por momentos, el elefante en la habitación de la campaña en Cataluña. Orriols, con un discurso que combinaba grandes dosis de populismo contra la inmigración con la mayor radicalidad independentista, incomodó hasta el extremo a las fuerzas soberanistas. Junts, en teoría el gran perjudicado por su irrupción, y ERC lo situaron como el rival a batir. Hubo hasta boicot. Los republicanos y otras fuerzas a la izquierda del arco parlamentario autonómico estaban convencidos de su capacidad de penetración en diferentes electorados e incluso plantearon un cordón sanitario en los mismos términos que a Vox. Daban por seguro que su papel en la formación de la Generalitat sería decisivo.

La propia Orriols, también alcaldesa de Ripoll, asumió el papel de candidata sorpresa y cada crítica o comentario infló las velas del partido antes de las elecciones, hasta el punto de que vieron factible que podrían ser la llave para un hipotético gobierno liderado por Carles Puigdemont.

La inseguridad creciente en Cataluña y los sucesos relacionados con inmigrantes terminaron por situar al partido en todas las quinielas, incluso en torno a los cinco escaños. Pero nada más lejos de la realidad. Será una formación más en el Parlament en el sentido más estricto de la expresión, sin posibilidad de decantar la balanza en ninguna dirección.

La formación, sin embargo, está exultante. Aliança Catalana obtuvo un 3,8% de los votos y dos diputados, uno en Girona (9%) y otro en Lleida (7,7%), situándose como octava fuerza en el Parlament, en sustitución de Ciudadanos. Y la realidad es que las cifras, más allá de las expectativas, significan una victoria para Sílvia Orriols en términos absolutos. Incluso pudo entrar en Barcelona, pero quedó a las puertas del 3%, el mínimo para obtener representación, con el 2,87% de los apoyos.

La alcaldesa de Ripoll pasa de liderar un pequeño partido local a uno de alcance autonómico con fuerza sobre todo en la Cataluña interior. "Intentaremos presionar y condicionar al máximo. Estamos convencidos de que a corto y largo plazo seremos capaces de cautivar al conjunto de la ciudadanía para alcanzar un modelo que garantice el bienestar de nuestros hijos", dijo Orriols, que no entró a valorar las expectativas y situó su entrada en el Parlament como un nuevo altavoz mediático.

Foto: Silvia Orriols, líder de Aliança Catalana y alcaldesa de Ripoll. (EFE/David Borrat)

Su presencia trasciende ya de los ayuntamientos de Ripoll, Manlleu y Ribera de Ondara, donde logró representación en las municipales del pasado 28 de mayo, con miles de votos en su cesta. La formación cosechó cerca de 118.000 sufragios este domingo, una cifra exponencialmente superior a los 1.806 de los comicios locales. En Ripoll, donde gobierna, es la primera opción con una de cada tres papeletas por encima de Junts y el PSC. También en Lloses y Camdevànol, ambos de Girona.

Programa radical

El programa de Aliança incluía algunas de las medidas más sorprendentes, a caballo entre la radicalidad extrema y la extravagancia. El partido, como informó El Confidencial, planteaba otra declaración unilateral de independencia (DUI) como primera iniciativa y la creación de un nuevo Estado: el Principado de Cataluña. Este, según su imaginario, contaría con un ejército propio y una mayor vigilancia policial en las calles.

Este extremo tiene que ver con su programa para combatir la inseguridad, asociada a la inmigración ilegal. Así, entre sus postulados destacaba la prohibición del burka en la vía pública y la expulsión de los delincuentes extranjeros. En ningún caso podrá exigirlo como moneda de cambio tras la noche electoral. El independentismo no suma y el PSC está en condiciones de gobernar con el apoyo de ERC y Comuns Sumar con una mayoría de 68 diputados, aunque sin determinar si será en coalición.

Aliança Catalana tampoco consiguió ninguna competencia con respecto a Vox, con quien en teoría comparte buena parte de su argumentario en lo relativo a la inmigración ilegal. La formación liderada por Ignacio Garriga, que ya relativizaba el impacto de Orriols, se mantiene estable con 11 diputados en el Parlament, al tiempo que celebra que uno de sus principales ejes discursivos ha entrado con fuerza en el debate público.

La revolución ultra de Aliança Catalana quedó a medio camino y en tierra de nadie. La formación independentista y xenófoba liderada por Silvia Orriols, que había generado una enorme expectación por su aparente capacidad de movilización a izquierda y derecha, entrará por primera vez en el Parlament con dos diputados y casi el 4% de los votos, pero sin capacidad de influencia, al 99,5% escrutado. No hubo sorpresa.

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