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Soberanismo y constitucionalismo intentan movilizar a 700.000 abstencionistas
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así han llegado hasta las urnas

Soberanismo y constitucionalismo intentan movilizar a 700.000 abstencionistas

Cada candidato ha hecho un camino diferente. Desde Salvador Illa que se ha demostrado como un gran jugador en defensa hasta Carlos Carrizosa, que se despide de sus votantes

Foto: Los candidatos a las catalanas en el último debate en TV3. (EFE)
Los candidatos a las catalanas en el último debate en TV3. (EFE)
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Tanto el PSC como ERC y JxCAT han buscado lo mismo en esta campaña: movilizar a sus abstencionistas. El PSC busca que cerca de 300.000 votantes que les votan en todas las generales pero se quedan en casa en las catalanas, sí que participen este 12 de mayo. Del mismo modo, los de Pere Aragonès y los de Carles Puigdemont buscan movilizar a los 400.000 abstencionistas desencantados del independentismo que fijaron esta posición en los últimos comicios en Cataluña.

Así les ha ido a cada uno de los candidatos en esta campaña:

Salvador Illa, el motor diésel

Salvador Illa partía con mucha ventaja. Y no solo de las encuestas. ERC y JxCAT habían pactado con el PSOE, con lo que el PSC quedaba legitimado ante el independentismo. La posibilidad de que Illa pudiera ser president, de repente ya no era tan dramática. A partir de aquí Illa se dedicó a cometer pocos errores. Si lo más grave que le han podido recriminar sus rivales es que un día dijo Lérida en lugar de Lleida, es que ha mantenido el nivel muy alto. Ha dosificado los golpes de efecto, basado en apoyos del mundo independentista que ha mantenido su apuesta de votar con todos: los fichajes del major Josep Lluís Trapero, el exconseller Miquel Samper o incluso de Santi Vila le han dado transversalidad. Y el riesgo lo ha subcontratado en Pedro Sánchez, más implicado que nunca en unas elecciones catalanas que se han españolizado.

Carles Puigdemont, romerías al sur de Francia

Carles Puigdemont ha cambiado las pantallas por los autobuses. Su campaña ha sido un éxito. El esfuerzo de movilización de sus votantes ha sido muy grande. Toda la campaña ha pivotado alrededor de su regreso para el debate de investidura. Más de 10.000 personas han ido a Argelès a ver y fotografiarse con el expresident. Las encuestas ya le colocan por delante de ERC. Pero propuestas pocas. Volver a Cataluña y derribar los Presupuestos de Pedro Sánchez. Puigdemont vende "Liderazgo". Y buena parte de sus bases se lo han comprado, después de que JxCAT le entregase las llaves del partido. Puigdemont no ha dado entrevistas a medios que puedan ser hostiles. La política de acceso para los medios ha sido en resumen algo así como Vilaweb sí, El País no. Si no puede ser presidente, ha asegurado que dejará el escaño y la política. Su gran plan para presidir la Generalitat es bloquear la investidura de Illa y forzar una segunda vuelta en octubre que polarice aún más la votación entre Illa y Puigdemont.

Pere Aragonès, la gestión no suma

Pere Aragonès no ha logrado ser querido. Resulta del todo atípico que el presidente de la Generalitat vaya tercero en las encuestas. ERC, como Illa, ha dejado todo abierto sobre futuros pactos, excluyendo a la ultraderecha. Como Illa, Aragonès ha presentado propuestas y propuestas. En términos de programa, solo el PSC puede competir con ERC. Pero no queda claro que todo eso conecte con un votante independentista. ERC se ha volcado en cuidar a los trabajadores públicos y en buscar golpes de efecto dirigidos hacia el mundo convergente. El más sorprendente, el apoyo del exconseller de Economía de Artur Mas, Andreu Mas-Colell.

Alejandro Fernández, la remontada del PP

El PP empezó la campaña con buenos augurios. Alejandro Fernández logró que Génova le aceptase como cabeza de lista, no sin tener que lucharlo. El planteamiento de la campaña ha sido frontal contra el independentismo. Con la idea básica de que una gran victoria del PP pone la primera piedra del fin del sanchismo, Alejandro Fernández fue tirando en un mercado donde crecía la competencia de Vox, pero también de Aliança Catalana. Cuando las encuestas se fueron torciendo —13 diputados— el discurso se fue radicalizando, aunque el encargado de hacerlo fue Alberto Núñez Feijóo, poniendo el acento en cuestiones como la inmigración, que al principio de campaña no eran determinantes.

Ignacio Garriga, sin novedad en el Alcázar

Vox hizo el camino del PP, pero al revés. Fue de menos a más. Al principio los sondeos eran muy contrarios y al final todo apunta a que repetirán el resultado. Ignacio Garriga ha centrado su campaña en la confrontación, incluso física en aquellos actos en los que activistas de ultraizquierda los han intentado reventar. Santiago Abascal ha estado muy activo en la campaña. Las ideas han sido muy primitivas: por ejemplo, vincular la inmigración al aumento de las violaciones.

Jèssica Albiach, la izquierda más centrada

Jèssica Albiach ha hecho quizás una de las mejores campañas de este 12-M. Comuns Sumar ha estado muy centrada en ideas fuerza y con la vivienda como tema primordial, con lo que ha conectado con los problemas reales de la calle. Las encuestas son pesimistas, pero tal vez depende más del voto útil que concentre Illa. Su política de pactos también ha quedado muy clara: línea roja pactar con Puigdemont por considerarlo el heredero político de Jordi Pujol y acabar con el Hard Rock Café en caso de que se llegue a un acuerdo con Illa. Cuando arrancó la campaña, la candidata se puso unas Converse Vintage de color rojo porque le daban suerte. Las ha llevado todo el tiempo.

Laia Estrada, especie en peligro de extinción

La CUP ha seguido con sus campañas de ideas curiosas y actos a los que va cada vez menos gente. Eso sí, no ha sido tan exótica como la de las municipales de Barcelona. La ultraizquierda prefiere movilizarse para sabotear actos de Vox que para acudir a ver su candidata. En algunas encuestas se apunta que pueden perder la mitad de los diputados que tiene ahora en el Parlament, nueve. El mejor resumen fue un momento del debate en TVE, cuando Laia Estrada se encaró con Josep Rull y este solo tuvo que replicarle: "¿Y usted me dice esto a mí, a mí?". Estrada quedó fuera de juego porque los tres años de cárcel que se había comido un político que venía de la vieja Convergència hablaban por sí solos en comparación con el nulo precio que ha pagado la CUP por la aventura de 2017.

Carlos Carrizosa, el largo adiós

"Hasta la vista, amigo. No le digo adiós. Se lo dije cuando tenía algún significado. Se lo dije cuando era triste, solitario y final". Así acaba El largo adiós, tal vez la mejor novela de Raymond Chandler. Y es el mejor resumen de la campaña de Carlos Carrizosa, un candidato que ya sabe que no saldrá escogido y que el mundo que vio los días de gloria de su formación han pasado. El voto constitucionalista se inclina más por la tranquilidad sin sobresaltos de Illa que a los planteamientos de Cs. El partido naranja lo fía todo a una segunda vuelta, en las europeas, para las que confía en el tirón de Jordi Cañas.

Tanto el PSC como ERC y JxCAT han buscado lo mismo en esta campaña: movilizar a sus abstencionistas. El PSC busca que cerca de 300.000 votantes que les votan en todas las generales pero se quedan en casa en las catalanas, sí que participen este 12 de mayo. Del mismo modo, los de Pere Aragonès y los de Carles Puigdemont buscan movilizar a los 400.000 abstencionistas desencantados del independentismo que fijaron esta posición en los últimos comicios en Cataluña.

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