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Las sorpresas de una campaña electoral que demuestran que el tablero catalán se mueve
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Las sorpresas de una campaña electoral que demuestran que el tablero catalán se mueve

El empresario Joan Gaspart, afín al PP de toda la vida, se pasa a Puigdemont, pero el cerebro económico de CiU se va con ERC

Foto: Pere Aragonès saluda a Jordi Pujol. (Europa Press)
Pere Aragonès saluda a Jordi Pujol. (Europa Press)
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Las elecciones del 12 de mayo llegan en un momento en que el mapa político catalán está en plena ebullición. Respecto a otras elecciones, en esta ha habido movimientos sobre el tablero político para resituar a activistas y dirigentes. La irrupción de la ultraderechista Aliança Catalana (AC), liderada por Sílvia Orriols, provocó fugas y trasvases desde todos los ámbitos políticos hacia la nueva formación. Pero hay otras sorpresas que también dejó esta campaña electoral.

Una de las más estridentes es la alineación del empresario Joan Gaspart con Carles Puigdemont y su candidatura. Fue la gran sorpresa de las elecciones. Gaspart, aparte de vicepresidente del Barça (y presidente durante un corto periodo de tiempo) estuvo a punto de ser el candidato de Alianza Popular (el antiguo nombre del PP) a la presidencia de Cataluña. Era el principal valor de los populares en la capital catalana y la figura empresarial hacia la cual se giraban todas las miradas de la derecha españolista. Él siempre reconoció sus simpatías por la derecha española y nunca ocultó su perfil ideológico. También es un hombre vinculado al Opus Dei y a la Prelatura de la Santa Cruz, que ahora cambió el vía crucis religioso por el peregrinaje hasta Waterloo para ver a su nuevo referente político.

"Pude saludarlo en la Casa de la República [el palacete de Waterloo]. Un día le dije que por qué nos ayudaba, si era pepero y dijo que si no nos ayudábamos entre catalanes estamos acabados como nación. Dio refugio a exiliados mientras otros hacían tuits de monedas de plata para ver si podían gobernar", desveló el rapero Valtònyc esta semana, tras conocerse que Gaspart votará a Puigdemont. Las monedas de plata, por su parte, hacen referencia a un tuit del republicano Gabriel Rufián, que haciendo alusión a la recompensa de Judas intentaba presionar a los de CiU para que apoyasen la proclamación de la independencia en octubre de 2017.

El asunto provocó un rifirrafe en determinados foros independentistas entre ERC y Junts, ya que los republicanos se tomaron el asunto a cachondeo (y más teniendo en cuenta que Gaspart tuvo, durante una época, fama de gafe), lo que sentó muy mal en las filas de los de Puigdemont.

Los regates de Mas y de Pujol

Los expresidentes de la Generalitat Jordi Pujol y Artur Mas dieron dos sorpresas, por partida doble. En un principio, fueron los grandes ausentes en el mitin de presentación de la candidatura de Carles Puigdemont en Elna el 21 de marzo. Ni uno ni otro estaban, lo que sorprendió por el simbolismo de ambos personajes. Pero en la recta final de la campaña, cuando Puigdemont ya había levantado vuelo y caminaba hacia las urnas a velocidad de crucero, ambos salieron del ostracismo y apostaron por el candidato de Junts tras estar semanas sin decir ni mu. Pujol lo hizo el 24 de abril en una reunión con la militancia de Junts. "Votaré a Puigdemont, sobre todo porque ha dado un apoyo muy fiel y generoso a la causa de Cataluña", dijo. Una semana más tarde, era Artur Mas quien anunciaba que votará a Junts. La campaña ya había comenzado hacía unos días y él había recibido presiones de la cúpula de JxCat para que se decantara públicamente.

Estos vaivenes dentro de Junts solo son comparables a la fuga del cerebro económico del independentismo hacia las filas del republicano Pere Aragonès: el que fuera consejero de Economía con Artur Mas, Andreu Mas-Colell, una autoridad mundial en su sector, pidió el voto para Aragonès, para poder gobernar con tranquilidad y con el pragmatismo que ha mostrado estos tres años. Ante el asombro de la cúpula posconvergente (que ordenó un silencio sepulcral sobre la fuga), Mas-Colell dijo que "en un momento político de Cataluña que es heredero de tiempos convulsos y se abre a perspectivas inciertas, es bueno que Pere Aragonès está llamado a tener un papel cabal en concretarla", dijo el viejo profesor.

La irrupción del exconsejero de Economía en campaña fue tan sorpresiva como la desaparición de escena del nuevo cerebro económico de Puigdemont, Anna Navarro, también conocida como Anna N. Schlegel, apellido de su marido. La ausencia de Navarro de los debates de campaña, incluso de los de corte industrial o económico, ha causado sorpresa y estupor en los ambientes económicos y empresariales de Cataluña. La pregunta que corre por los mentideros barceloneses sobre este asunto hace referencia a por qué esconden a la segunda de la lista si dicen que es la mujer más influyente del mundo en el sector de las tecnologías.

Los apoyos imprevistos

También produjo sorpresa una discreta maniobra de Pere Aragonès. El presidente republicano buscó avales debajo de la mesa. Tras un primer manifiesto de apoyo, en la recta final de la campaña preparó por sorpresa un último escrito de apoyo con gente que no era de ERC: así estaban Mireia Boya (CUP), Adam Majó (CUP), Gemma Ubasart (Podemos) o Joan Josep Nuet (EUiA). Cierto que no son de ERC, pero sí son altos cargos nombrados por Esquerra en el Govern. Son los estómagos agradecidos que apoyan sin reservas al líder de un partido con el que no habían tenido nada que ver hasta esta legislatura.

Su gran rival Carles Puigdemont, en cambio, pudo hacerse con los favores del escritor Julià de Jódar, un exdiputado de la CUP en busca de nuevas aventuras. De Jódar pasó de ser anticapitalista y antisistema a pegarse al líder de Junts, hasta el punto de haber firmado un escrito pidiendo el voto para el fugado. Claro que se comprende más la situación si se tiene en cuenta que es el escudero que Puigdemont ha previsto para que Lluís Llach asalte la presidencia de la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Con ese dato desvelado, se puede comprender mejor el apoyo del excupero al liberal-capitalista.

Sorpresa también ha sido el inesperado apoyo que el socialista Salvador Illa recibió de dos exconsellers de Junts: Santi Vila y Miquel Sàmper. El primero ya fue demonizado y vilipendiado por el independentismo: llegaron a pagar todas las fianzas menos la suya. Incluso tuvo que hipotecar su casa para depositar el dinero en un juzgado que le investiga por no haber devuelto, como consejero de Cultura, las obras de arte sustraídas al monasterio de Sijena por la Generalitat hace 30 años. En cambio, al otro conseller imputado, el fugado Lluís Puig, sí le cubrieron la fianza. La verdadera sorpresa, no obstante, fue la de Miquel Sàmper, consejero de Interior nombrado por Quim Torra en septiembre de 2020 y cesado por Pere Aragonès en mayo de 2021, tras tomar posesión el nuevo Govern.

Las elecciones del 12 de mayo llegan en un momento en que el mapa político catalán está en plena ebullición. Respecto a otras elecciones, en esta ha habido movimientos sobre el tablero político para resituar a activistas y dirigentes. La irrupción de la ultraderechista Aliança Catalana (AC), liderada por Sílvia Orriols, provocó fugas y trasvases desde todos los ámbitos políticos hacia la nueva formación. Pero hay otras sorpresas que también dejó esta campaña electoral.

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