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Sectores de Junts aplacan la euforia de Puigdemont: "Tiene vértigo ante el futuro político"
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RESACA ELECTORAL EN CATALUÑA

Sectores de Junts aplacan la euforia de Puigdemont: "Tiene vértigo ante el futuro político"

Dirigentes críticos señalan que solo se pudo atraer los votos del PDeCAT y el PNC, que ahora no se presentaban, pero prácticamente nada de la fuerte caída de ERC y de la CUP

Foto: Carles Puigdemont, en una rueda de prensa desde Perpiñán. (EFE/David Borrat)
Carles Puigdemont, en una rueda de prensa desde Perpiñán. (EFE/David Borrat)
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La cuenta atrás para la investidura del próximo presidente de la Generalitat pasará factura a todos los candidatos. Uno de los afectados será Carles Puigdemont, que ha anunciado que se presentará, aunque no tiene posibilidades de ser investido si el PSC vota en contra, como ya ha anunciado. Lo cierto es que la actitud del expresident, bloqueando la situación política, comienza a ser criticada tanto por sus rivales como por algunos sectores de su propio partido.

La estrategia del aspirante de Junts per Catalunya (JxCAT) pasa por plantar batalla y reclamar la legitimidad de ser proclamado president aunque no haya ganado las elecciones. Su teoría es que si el PSC se abstiene y ERC le da los votos para ser investido, tiene garantizado el sillón presidencial, ya que reuniría 55 votos a favor en segunda ronda. Pero los socialistas están aún por el no, porque consideran que su candidato, Salvador Illa, debe ser el nuevo president al haber ganado las elecciones tanto en votos como en escaños.

"Una cosa es abstenerse o votar a favor de un candidato que puede ser un potencial aliado tuyo, pero otra es votar en contra de tu propio candidato. Es como si el PSOE le dijera al PP que ha de votar a Pedro Sánchez. No es eso. Que cada candidato se busque sus eventuales apoyos y que vote según sus intereses. El PSC ganó claramente las elecciones y tiene derecho a intentar la investidura", explica una fuente socialista a El Confidencial.

Pero Puigdemont ha hecho de la coyuntura un acto de fe, lo que hace temer a sectores moderados de su propia formación que llegue a corromper la situación y que se banalice el papel de Junts. Un miembro de la formación independentista que había tenido cargo en Convergència señala que “el recurso que le queda para no desaparecer de la escena política, tal y como había prometido si no era investido, es aguantar hasta el final e intentar lo imposible". "Y si vamos a repetición de elecciones, tiene unos meses más de oxígeno, aunque habrá que ver cómo se sufragan esas elecciones y cómo darle, mientras tanto, un sueldo al candidato", añade.

Foto: Imagen de archivo de la cúpula de Junts. (Europa Press/Gloria Sánchez)

Otra fuente posconvergente considera que el expresident "hace demasiados aspavientos". "Sobreactúa demasiado. Tiene vértigo ante el futuro político y eso le lleva a posiciones maximalistas”, critica una fuente posconvergente crítica con la postura del fugado. El vértigo ante el futuro se debe a la incertidumbre a que se enfrenta el hasta ahora líder del independentismo. Si finalmente da un paso al lado, quedará a la intemperie, política y económicamente hablando.

Sin cobertura económica

Puigdemont no es una figura a retirar definitivamente de la política y Junts le buscará un puesto honorífico, ya sea en el sector público o en el privado. Aun así, está por ver si puede sobrevivir políticamente con una estructura tan precaria como el Consell de la República, que en estos momentos está en aprietos debido a las fugas masivas de los últimos meses y a la falta de fondos económicos para su mantenimiento.

Le quedará el paraguas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) si su protegido Lluís Llach consigue hacerse con la presidencia este mes, aunque la ANC solo pueda servir como instrumento para movilizar las calles y poco más. Pero, de todos modos, es poca estructura para mantenerse en el foco, ya que en pocos meses se le habrá acabado el sueldo de eurodiputado e incluso la protección que le brindaba la inmunidad parlamentaria.

Foto: Imagen de archivo de un encuentro entre Junqueras y Puigdemont en Waterloo. (EFE/Stephanie Lecocq)

Uno de los influencers políticos del universo independentista, hasta hace poco manejando los hilos de la plataforma CNI Catalunya y posicionado con el sector duro de Junts, da una voz de alerta con una lectura crítica de los resultados electorales: "Junts ha de dejar de querer ser el pal de paller porque su resultado no es bueno (…) ERC se ha de rehacer (…) La CUP debería volver a hablar de cosas que interesan a los jóvenes, no de si en el siglo XIX había negreros catalanes (…) Aliança Catalana lo han hecho bien y han entrado. ¿Qué han hecho bien? Que toda Europa está harta de inmigración descontrolada. No de la inmigración, sino de la inmigración descontrolada. Con esto han tenido suficiente".

En otras palabras, le baja los humos a Junts y lamina el entusiasmo de Puigdemont y de su partido, que presume de la gesta de quedar segunda fuerza política, poniendo en su sitio a cada uno. Pura y dura autocrítica que ninguna de las fuerzas independentistas ha hecho tras los comicios.

Los fríos números de la victoria

En círculos políticos cercanos a Puigdemont se hace también una reflexión que nunca se proyecta de puertas afuera y que deja al descubierto la cruda realidad de la situación en que queda Puigdemont y, por extensión, Junts. Es la lectura que jamás podrá hacer públicamente Puigdemont de los resultados porque supondría admitir que algo no ha funcionado en su candidatura. "Junts ganó 104.000 votos y tres diputados en estas elecciones, pero eso no es mejorar resultados. Al revés, se trata de unos resultados muy discretos", dice una de las fuentes consultadas.

"En primer lugar, Junts recogió los 77.000 votos del PDeCAT, que en estas elecciones no se presentaba, y los 4.500 del PNC. Por tanto, ya tenía más de 80.000 votos de partida. Pero la participación subió más de un 6 % y hubo unos 250.000 votos depositados más en las urnas en estas elecciones que en el 2021. A ellos hay que añadir otros 250.000 votos perdidos por ERC y la CUP. De ese medio millón de votos, ¿cuántos acabaron en las arcas de Junts? Unos 20.000 o 25.000 solo. Ni se sacó partido de la ausencia de PDeCAT y de PNC ni del bajón de Esquerra y la CUP. Eso no se puede vender como una victoria. No hemos sabido recuperar terreno frente a los socialistas, pese a la polarización de la campaña", añade esta fuente.

En opinión de un sector de su propio partido, Puigdemont ya hizo bastante por el independentismo. Es un líder que está prácticamente amortizado. Además, es un dirigente cada vez más encerrado en una cúpula de cristal en la que solo escucha a un círculo muy íntimo que solo dice lo que quiere escuchar. De cara a la galería, Puigdemont se presenta como el líder ganador del independentismo, pero la procesión va por dentro. Cuando todo comenzó, en 2012, el partido en el que militaba, CiU, tenía 62 diputados. Hoy considera que 35 representantes en el Parlament es un muy buen resultado. Todo depende del color del cristal con que se mire.

La cuenta atrás para la investidura del próximo presidente de la Generalitat pasará factura a todos los candidatos. Uno de los afectados será Carles Puigdemont, que ha anunciado que se presentará, aunque no tiene posibilidades de ser investido si el PSC vota en contra, como ya ha anunciado. Lo cierto es que la actitud del expresident, bloqueando la situación política, comienza a ser criticada tanto por sus rivales como por algunos sectores de su propio partido.

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