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'Código 4' en las cárceles catalanas: dos batallas campales entre clanes disparan las alarmas en un momento crítico
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"EL SISTEMA ESTÁ EN LA UCI"

'Código 4' en las cárceles catalanas: dos batallas campales entre clanes disparan las alarmas en un momento crítico

La última algarada multitudinaria llegó al nivel de motín, con un preso apuñalado con unas tijeras y la tensión al límite. Los sindicatos avisan que la situación puede reproducirse en otras prisiones y que las plantillas están bajo mínimos

Foto: Las prisiones catalanas son un polvorín desde hace meses, cuando una funcionaria fue asesinada. (EFE/Alejandro García)
Las prisiones catalanas son un polvorín desde hace meses, cuando una funcionaria fue asesinada. (EFE/Alejandro García)
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El ambiente en las cárceles catalanas se vuelve a enrarecer. Después del asesinato de una cocinera en la prisión de Mas d’Enric (Tarragona) el pasado mes de diciembre, la tensión se ha disparado y los conflictos se han multiplicado. Los funcionarios de prisiones catalanes mantuvieron movilizaciones para reclamar medidas a las autoridades políticas, pero aunque cuatro sindicatos firmaron la paz con la Administración, la situación no ha cambiado.

El pasado fin de semana, una pelea entre clanes de presos en la cárcel de Lledoners volvió a arrojar negros nubarrones sobre la situación penitenciaria. El Módulo 6 de esta prisión vivió una situación límite, con una batalla campal en la que participaron la mayoría de sus más de 100 internos y que, al final, provocó que se dictase un Código 4, es decir, la alarma ante un motín o los instantes previos al mismo, el máximo nivel de alarma carcelario.

Fuentes internas de la prisión señalaron a El Confidencial que la pelea se produjo cuando un conflictivo preso colombiano que había llegado al Módulo 6 de Lledoners se metió con uno de los kíes de la comunidad gitana de la prisión. Los kíes son los internos que tienen un determinado peso, es decir, que tienen autoridad sobre los restantes presos, y que suelen ser jefes de grupos organizados de reclusos. "Se da la casualidad de que los gitanos tienen en este módulo a 3 kíes importantes , que son patriarcas tanto dentro como fuera de la cárcel. Hace poco, su comunidad aumentó con la llegada de nuevos reclusos. Y lo que comenzó como una riña personal acabó en una pelea de clanes y, al final, derivó en una auténtica batalla campal en la que salieron a relucir pinchos artesanales, palos de escoba puntiagudos y unas tijeras, con las que apuñalaron a un preso", explican las fuentes.

El preso colombiano causante del conflicto ya había protagonizado otro episodio similar hace dos meses, cuando desencadenó una batalla campal en el Módulo 3. Debido a ello, fue castigado con aislamiento y reintegrado más tarde a un módulo normal. De hecho, este recluso lleva tres años provocando peleas violentas y graves conflictos de convivencia en los módulos por los que pasa. "Cuando a un preso se le aísla por un suceso como ese, luego no puede volver a metérsele en el mismo módulo, por lo que los reclusos conflictivos van rodando por los distintos módulos y llevando con ellos la tensión y los conflictos —añaden las fuentes—. En este caso, se le llevó al Módulo 6, donde la ha vuelto a liar".

El conflicto puede extenderse

El conflicto se veía venir. Los funcionarios avisaron a sus superiores de que la situación podía ser explosiva en Lledoners. "No podemos decir que la culpa es de la dirección de la cárcel. Pedimos reforzar la vigilancia en este módulo, pero no hay personal suficiente. El director no puede sacar gente de donde no tiene. Ni siquiera puede decidir a qué módulo va un interno, si al de clasificación, al de violaciones, o a otro. La culpa es de la secretaría general, que prometió que habría más funcionarios, pero no han llegado. Estamos tirados en los patios".

El fin de semana, en el Módulo 6, se encontraban 3 funcionarios de guardia. Y uno de ellos se estrenaba en esa jornada: era su primer día de trabajo. Cuando la pelea estaba alcanzando su momento álgido, los funcionarios intentaron convencer a los internos de que depusiesen su actitud. Uno de los amotinados les enseñó el pincho: "Cómo se os ocurre venir, voy a por vosotros", les amenazó blandiendo el arma. Los trabajadores públicos no pudieron ser más que convidados de piedra ente el espectáculo. "¿Cómo van a meterse tres funcionarios, uno de ellos novato, en una pelea con 100 reclusos implicados? Es de locos. Lo que debemos pedir son más efectivos, porque la Conselleria sabía que podía haber problemas aquí y, aun así, no hizo nada por enviar refuerzos", subrayan las fuentes.

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En dos meses, van dos situaciones límite en las cárceles, mientras la Administración niega herramientas a los funcionarios para luchar contra estas situaciones. "El sistema penitenciario catalán está en la UCI", señalan a El Confidencial fuentes del CSIF, uno de los sindicatos más batalladores. Cuatro centrales sindicales firmaron con la conselleria una pax romana que parece no haber servido de nada. Fueron UGT, CCII, IAC-CATAC y la Intersindical.

En esos acuerdos, se preveía aumentar plantillas, formación en defensa personal para todos los trabajadores, modificación del régimen cerrado, renovación de equipos y material, revisión de los protocolos de emergencia y ampliación de la bolsa de trabajo en un mínimo de 500 efectivos. Desde el CSIF, se critica que la Administración no se pronuncia ante la petición de que los funcionarios sean considerados agentes de autoridad. Tampoco accede a proporcionar aerosoles o pistolas táser, que utilizan en todas las prisiones de Europa o en cuerpos de seguridad. Y tampoco mejora las infraestructuras penitenciarias ni aumenta los recursos humanos… el sindicato ha comenzado una recogida de firmas esta semana para reclamar que se derogue el acuerdo firmado por las cuatro centrales citadas y que entró en vigor el pasado 30 de abril.

Riesgo de reproducirse

En cambio, CSIF denuncia que lo que ha ocurrido en Lledoners puede reproducirse cualquier día en Quatre Camins o en Brians 1. El sindicato apunta a los culpables: la consellera, Gemma Ubasart, el secretario de Prisiones, Amand Calderó, y a Iñaki Rivero, un profesor de la UB que es también director del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos humanos, una entidad que presiona a la Administración para que castigue a funcionarios y que ha animado tradicionalmente a presos a denunciar malos tratos y torturas.

Particularmente tensa es la situación en Quatre Camins, donde la semana pasada hubo una nueva agresión a 4 funcionarios que necesitaron asistencia médica y donde el pasado domingo un interno le cortó la oreja a otro. Según CSIF, la dirección de la cárcel "osa insinuar que las agresiones que sufren los funcionarios es porque no saben trabajar. Esa dirección que se inventa un vis a vis con un perro peligroso para un interno violento S3. Esa dirección que mantiene en el Módulo R-4 al interno G.G.B., uno de los instigadores del motín de 2004, donde casi asesinan al subdirector de régimen. Esa dirección que se dedica al postureo pintando las cancelas de color arco iris".

Foto: La cárcel Mas Enric de El Catllar (Tarragona). (EFE/Jaume Sellart)

Pocos días antes, una reclusa violenta de Brians 1, que ya había protagonizado varios conflictos, agredió también a otros cuatro funcionarios que fueron enviados al hospital. La presa los agredió mientras les amenazaba con matarlos a todos. Incluso el jefe de unidad del módulo recibió un corte de 4 centímetros en el brazo con unas pinzas que la reclusa blandía como arma. A la reclusa se la trasladó "al departamento especial, donde se le debe aplicar contención psiquiátrica debido al estado de alteración". Según el CSIF, las lesiones no se habrían producido "si los funcionarios dispusiésemos de un aerosol de acción adecuado, como marca el reglamento. Suponemos que, posiblemente, ahora no estaríamos hablando de cuatro funcionarios agredidos, sino más bien de la reducción de una interna y el control de la situación sin tener que lamentar lesión alguna".

Las cárceles catalanas son, cada día que pasa, un poco más polvorín. "Llegar a casa vivos sin ser agredidos empieza cada vez más a ser una utopía para los que trabajamos a diario en un centro penitenciario", se queja el sindicato

El ambiente en las cárceles catalanas se vuelve a enrarecer. Después del asesinato de una cocinera en la prisión de Mas d’Enric (Tarragona) el pasado mes de diciembre, la tensión se ha disparado y los conflictos se han multiplicado. Los funcionarios de prisiones catalanes mantuvieron movilizaciones para reclamar medidas a las autoridades políticas, pero aunque cuatro sindicatos firmaron la paz con la Administración, la situación no ha cambiado.

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