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Lluís Llach, elegido presidente de la ANC en una votación muy ajustada
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Crisis en el corazón del independentismo

Lluís Llach, elegido presidente de la ANC en una votación muy ajustada

Los críticos prestan votos al excantautor para evitar hacer otra vez el ridículo, pero plantarán batalla dentro de la organización

Foto: El cantautor Lluis Llach, en una imagen de archivo. (EFE/Enric Fontcuberta)
El cantautor Lluis Llach, en una imagen de archivo. (EFE/Enric Fontcuberta)

El excantautor Lluís Llach lo consiguió: desde este sábado es el nuevo presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), en sustitución de la funcionaria Dolors Feliu. Fue un nombramiento de compromiso: tuvo 48 votos de los secretarios nacionales de la entidad, los dos tercios justos que necesitaba para ser elegido. Llach y los suyos estuvieron negociando toda la semana la elección, después de que el fin de semana pasado los críticos bloqueasen la situación, por lo que Llach no lograba reunir los dos tercios necesarios para ser elegido. Este sábado, los críticos le prestaron los votos ara que tuviese el resultado justo, ni un voto más. Es una forma de decirle que está en sus manos y que les debe un favor.

El bochorno público de la organización fue un toque de atención. El miedo a que Llach actúe como un submarino de Carles Puigdemont es una crítica que se mantiene entre amplios sectores de la entidad independentista. El antiguo cantante se encuentra una entidad dividida, aunque muy saneada económicamente. Sin embargo, su elección despierta recelos en algunos sectores. Activistas a nivel individual han anunciado por las redes que dejan la militancia por ser precisamente Llach quien la presida, un hombre muy significado políticamente, acrítico respecto a Puigdemont y posicionado a favor del voto a Junts en las últimas elecciones, además de haber formado parte, durante años, de la cúpula del Consell de la República, el juguete del expresident fugado en Waterloo.

Además, le achacan ser prepotente. "Los hay que se llenan la boca de acuerdo y unidad independentista como Lluís Llach de cara al exterior e internamente, en la ANC, debido a su ego y su narcisismo, es incapaz de entender la diversidad y buscar un entendimiento. Yo, a esto le llamaría dictadura, en este caso, dictadura de Carles Puigdemont", lamentaba Núria Macià en un mensaje que fue publicitado también por el empresario Jordi Roset, propietario de Petrolis Independents, que había financiado al Consell de la República y que ahora se ha pasado con armas y bagaje al sector crítico. El propio Roset fue tajante al respecto: "Los que querían la muerte de la ANC no hubiesen imaginado que fuese Lluís Llach quien lo hubiese hecho. Descanse en paz". El epitafio resume el malestar de una parte del independentismo, que es el que había insuflado vida a la propia ANC.

Un carácter difícil

La elección del excantautor, pues, no arregla mucho la situación de división en que había sumido a la entidad el equipo de Dolors Feliu. Llach, en verdad, tiene muy poca mano izquierda y se caracteriza por bloquear en las redes sociales a quien le critique, lo que denota un talante poco dialogante.

El núcleo duro del sector crítico considera que lo que ha habido es un "pucherazo", dado que las bases de las elecciones establecían que solo podían ser elegidos los que estuviesen al corriente de pago a fecha de 17 de enero de 2024. Y Llach pagó juntos los últimos años el 16 de abril, fuera de plazo, por lo que no podía haber sido elegible. No se descarta que se impugne el nombramiento basándose en esta circunstancia, ya que uno de los perjudicados se encontró en la misma situación hace dos años. Y no se le permitió presentar su candidatura bajo el pretexto de que "no hay excepciones". La cuestión está en que la acumulación de tres trimestres sin pagar "sin que haya habido una exención por parte del Secretariado Nacional", el militante pierde su condición de afiliado y pasa a ser simpatizante. Llach, por tanto, no hubiera podido postularse como presidente, con las normas en la mano. "Me parece que todo esto hace una pinta de pucherazo que espanta", acusó el abogado Lluís Gibert, una de las voces críticas más escuchadas del independentismo. La polémica está servida.

Foto: La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu. (Europa Press/Lorena Sopêna)

Llach, no obstante, fue el candidato al secretariado general que más votos sacó en las elecciones que la ANC celebró entre el 14 y el 18 de mayo: 3.268 votos. En segundo lugar, quedó el exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, que obtuvo 3.105 votos. En tercer lugar, Julià de Jòdar, exdiputado de la CUP ahora alineado con Carles Puigdemont y la persona que hace tándem con Llach para controlar la organización. Luego, se encuentran Toni Strubell (que había sido diputado por Solidaritat Catalana per la Independència) y Josep Cruanyes, exvicepresidente de la ANC que había sido el guardián del dinero, es decir, el responsable de la Caja de Solidaridad del independentismo, la caja que pagaba las multas.

Llach abandonó su cargo de ministro del Consell de la República para asaltar la ANC. Fuentes independentistas señalaron a El Confidencial que la decisión de optar a estar en la cúpula de la entidad que maneja las movilizaciones en las calles fue consensuada con Puigdemont, que apostó desde el principio por el tándem Llac-De Jòdar para controlar la ANC y tener un punto de apoyo en las plataformas ciudadanas para su Consell de la República. En su última remodelación, el Consell pasó de 17 miembros a solo 11. Salieron de él, además de Lluís Llach, nombres como la expresidenta de la ANC Elisenda Paluzie, el cupero Guillem Fusté, el vicepresidente de Reagrupament Albert Aragonès, Jordi Pesarrodona, la catedrática Neus Torbisco, el dirigente de ERC Isaac Peraire o la alto cargo del Govern Carme García.

Escorado hacia el extremismo

Llach es uno de los activistas más escorados hacia los extremismos. Tras las últimas elecciones autonómicas fue uno de lo que difundieron la fake news de que hubo pucherazo en el voto exterior y por eso el independentismo perdió, puesto que el recuento de los votos estuvo en manos de "funcionarios judiciales españoles". De hecho, los votos rechazados del recuento exterior lo fueron por motivos objetivos y el responsable de Junts presente firmó las actas conforme todo se hizo con corrección. Cuando el independentismo sospechó que podía arañar un diputado con ese voto, comenzó una execrable campaña de desinformación sobre el supuesto pucherazo en las urnas, a la que Llach contribuyó.

También difundió la semana pasada la foto del juez Joaquín Aguirre, titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona (el que instruye, entre otras, las causas de Voloh y la injerencia rusa en el proceso independentista catalán). El independentismo le acusa ahora de exculpar "a unos agentes que vaciaron un ojo a una mujer" en las protestas por la libertad del rapero Pablo Hasél, pese a que se demostró que no hubo ningún disparo policial directo hacia ella.

Se sospecha que pudo ser un rebote el que le causó las heridas, aunque una parte del independentismo ha cargado las culpas en el juez que sentenció.

¿Un lapsus o mala fe?

Hace pocas semanas, Llach levantó cierta polémica porque achacó al PSUC y al PSC la muerte de Salvador Puig Antich, el último ajusticiado por el franquismo en Barcelona. Afirmó que esos dos partidos lo dejaron ejecutar. Dirigentes del PSUC de entonces le reprocharon al entonces cantautor que él tenía más instrumentos para evitar la muerte de Puig Antich, puesto que tenía mucha proyección pública e incluso se permitía actuar en la televisión franquista. Respecto al PSC, simplemente, no existía en aquel momento, puesto que ese partido fue creado varios años después de la muerte de Franco, por lo que la acusación de Llach era, simplemente, falsa. Ahora, el controvertido personaje rige los destinos de la entidad cívica de mayor peso del soberanismo.

Cuando se hicieron públicos los resultados de los nuevos secretarios de la ANC, uno de los primeros en felicitar a Llach fue su amigo Puigdemont: "Felicidades, Lluís, por los resultados y por la nueva etapa que se vislumbra en la ANC. Rehagamos unidades, reforcemos puentes, compartamos estrategias, por la independencia", le dijo.

Este sábado, uno de los primeros en felicitarle fue Antoni Castellà, portavoz del Consell de la República: "Enhorabuena a Lluís Llach y a todo el Secretariado Nacional. Recuperamos la iniciativa política. Reconstruimos el acuerdo entre la sociedad civil, los partidos y la ciudadanía por la independencia. ¡Haremos caer la estaca! ¡Contigo!". Además, Betona Comín, con voz y mando en el Consell y hermana del candidato de Junts en las europeas, Toni Comín, fue una de las más beligerantes a favor de Llach durante esta semana, publicitando su apoyo incondicional al antiguo miembro de su entidad e insinuando la deslegitimación del otro militante que presentó candidatura alternativa el sábado pasado, Josep Punga. Todo el puigdemontismo se volcó con Llach. Los críticos claudicaron para no desgastar más la entidad, que en los últimos años no ha dejado de sufrir una sangría de deserciones. La tarea de Llach ahora será taponar las heridas y evitar el desangramiento total de la organización.

El excantautor Lluís Llach lo consiguió: desde este sábado es el nuevo presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), en sustitución de la funcionaria Dolors Feliu. Fue un nombramiento de compromiso: tuvo 48 votos de los secretarios nacionales de la entidad, los dos tercios justos que necesitaba para ser elegido. Llach y los suyos estuvieron negociando toda la semana la elección, después de que el fin de semana pasado los críticos bloqueasen la situación, por lo que Llach no lograba reunir los dos tercios necesarios para ser elegido. Este sábado, los críticos le prestaron los votos ara que tuviese el resultado justo, ni un voto más. Es una forma de decirle que está en sus manos y que les debe un favor.

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